MAXIM ROSS jueves 23 de enero de 2014
A la hora de publicar este artículo la
discusión principal del país se centra en el tema de los escasos dólares que
nos ha dejado esta administración errática, por lo que parece conveniente
evaluar hasta dónde su reparto ha sido o no equitativo ante tantas acusaciones.
Por más que se insista en el tamaño de la "inversión social"
realizada, en el número de becas otorgadas, en cuanta misión inventen, en los
subsidios a Mercal, Pdval, red Bicentenario, etc., en aumentos salariales;
jamás, repito, jamás compensarán el deterioro del poder adquisitivo del
venezolano que, para 2013, llegó a casi un 60%. Ahora me quiero focalizar en
cómo ha sido inequitativo el reparto del dólar.
Una primera inequidad
Cuando el balance de Pdvsa registra una cuenta a cobrar a los países que forman Petrocaribe del orden de los US$ 26 mil millones, se produce un primer sesgo contrario al interés de los venezolanos, porque financiar a largo plazo y con bajas tasas de interés las ventas de petróleo y sus productos a esos países merma, en la misma proporción, los ingresos en divisas de la empresa y, por consecuencia, la magnitud de recursos que deberían ingresar al BCV y fortalecer las reservas internacionales.
Al no hacerlo se está provocando, deliberadamente, una depreciación del bolívar y un deterioro del poder adquisitivo del venezolano. En otras palabras: los beneficios de ser un país petrolero lo reciben los amigos políticos del Gobierno en detrimento de las condiciones de vida de los venezolanos.
Una segunda inequidad
A esa conducta se le agrega que, al menos en los últimos años, Pdvsa le ha entregado al BCV un promedio del orden de 55 a 57% de sus ingresos totales, lo que en términos absolutos significa que de los US$ 90.000 millones que factura la industria, unos 40 a 45.000 millones han ido a las arcas del BCV, esto es al resto del país para que importe, viaje, envíe las remesas al exterior y cancele las obligaciones que un Estado serio debería cumplir con las empresas internacionales como pauta la legislación venezolana.
Las restricciones que se han mantenido en el mercado que va al resto de Venezuela, se explican por una supuesta equidad que parte de los recursos que el BCV y Pdvsa le han entregado al Fonden, cuyo destino es absolutamente desconocido y alcanza a la monstruosa suma de US$ 105.000 millones, de cuya equidad social darán cuenta algún día.
¿Cuán inequitativo es?
Habría que evaluar, además, el impacto tremendamente inequitativo que tiene, socialmente hablando, haber sacrificado inversiones indispensables para aumentar la capacidad de producción de Pdvsa, a cuenta de un supuesto plan "siembra petrolera" cuyos beneficiarios se desconocen. Ahora estamos pagando bien caro ese tipo de decisiones, supuestamente basadas en el bienestar del pueblo, porque si Pdvsa hubiese realizado esas inversiones no estaría disminuyendo la producción y no tendríamos la grave y crítica escasez de divisas que ha obligado al Gobierno a tomar las medidas de extrema restricción, control y racionamiento.
El colmo de la inequidad
Resulta ser que, después de ese "brillante" ejercicio distributivo, socialmente hablando, el circuito se cierra con el reparto de las divisas ejecutado en los últimos años y donde las entregas al sector público igualan las de los privados en magnitudes absolutas, pero no en términos relativos como veremos. Si se entiende a este último en la versión restringida de que son solo los empresarios quienes reciben dólares baratos y venden caro, entonces la progresión inequitativa aumenta porque el punto es que lo privado es mucho más que eso. Es, en realidad, el resto de Venezuela.
De ese criterio "distributivo" resulta que, entre 2009 y 2013, el sector público y el privado recibieron en promedio unos 18.416 y 21.860 millones de dólares, respectivamente. Hasta aquí pareciera "justo" el reparto pues el público habría recibido algo menos, pero si ponderamos estos números por lo que representa cada uno para la economía, por ejemplo, por su PIB o empleo relativos, encontramos una gran inequidad.
El sector público recibe 1,6 o 3,4 veces más que el privado por empleo o producto generado, pero como todos sabemos esas divisas que recibe el sector público (el Gobierno) tiene un alto componente de opacidad, de ineficiencias operativas y de clientelismo, lo cual lo hace genuinamente menos equitativo.
Si sumamos los cuatro niveles de inequidad distributiva que tienen nuestros dólares petroleros se comprenderá claramente porqué estamos donde estamos, y cómo esa pretendida equidad que tanto defiende el Gobierno se le revierte al examinar cómo se ha distribuido el dólar petrolero.
Tomado de:http://www.eluniversal.com/opinion/140123/dolar-e-inequidad-social
Una primera inequidad
Cuando el balance de Pdvsa registra una cuenta a cobrar a los países que forman Petrocaribe del orden de los US$ 26 mil millones, se produce un primer sesgo contrario al interés de los venezolanos, porque financiar a largo plazo y con bajas tasas de interés las ventas de petróleo y sus productos a esos países merma, en la misma proporción, los ingresos en divisas de la empresa y, por consecuencia, la magnitud de recursos que deberían ingresar al BCV y fortalecer las reservas internacionales.
Al no hacerlo se está provocando, deliberadamente, una depreciación del bolívar y un deterioro del poder adquisitivo del venezolano. En otras palabras: los beneficios de ser un país petrolero lo reciben los amigos políticos del Gobierno en detrimento de las condiciones de vida de los venezolanos.
Una segunda inequidad
A esa conducta se le agrega que, al menos en los últimos años, Pdvsa le ha entregado al BCV un promedio del orden de 55 a 57% de sus ingresos totales, lo que en términos absolutos significa que de los US$ 90.000 millones que factura la industria, unos 40 a 45.000 millones han ido a las arcas del BCV, esto es al resto del país para que importe, viaje, envíe las remesas al exterior y cancele las obligaciones que un Estado serio debería cumplir con las empresas internacionales como pauta la legislación venezolana.
Las restricciones que se han mantenido en el mercado que va al resto de Venezuela, se explican por una supuesta equidad que parte de los recursos que el BCV y Pdvsa le han entregado al Fonden, cuyo destino es absolutamente desconocido y alcanza a la monstruosa suma de US$ 105.000 millones, de cuya equidad social darán cuenta algún día.
¿Cuán inequitativo es?
Habría que evaluar, además, el impacto tremendamente inequitativo que tiene, socialmente hablando, haber sacrificado inversiones indispensables para aumentar la capacidad de producción de Pdvsa, a cuenta de un supuesto plan "siembra petrolera" cuyos beneficiarios se desconocen. Ahora estamos pagando bien caro ese tipo de decisiones, supuestamente basadas en el bienestar del pueblo, porque si Pdvsa hubiese realizado esas inversiones no estaría disminuyendo la producción y no tendríamos la grave y crítica escasez de divisas que ha obligado al Gobierno a tomar las medidas de extrema restricción, control y racionamiento.
El colmo de la inequidad
Resulta ser que, después de ese "brillante" ejercicio distributivo, socialmente hablando, el circuito se cierra con el reparto de las divisas ejecutado en los últimos años y donde las entregas al sector público igualan las de los privados en magnitudes absolutas, pero no en términos relativos como veremos. Si se entiende a este último en la versión restringida de que son solo los empresarios quienes reciben dólares baratos y venden caro, entonces la progresión inequitativa aumenta porque el punto es que lo privado es mucho más que eso. Es, en realidad, el resto de Venezuela.
De ese criterio "distributivo" resulta que, entre 2009 y 2013, el sector público y el privado recibieron en promedio unos 18.416 y 21.860 millones de dólares, respectivamente. Hasta aquí pareciera "justo" el reparto pues el público habría recibido algo menos, pero si ponderamos estos números por lo que representa cada uno para la economía, por ejemplo, por su PIB o empleo relativos, encontramos una gran inequidad.
El sector público recibe 1,6 o 3,4 veces más que el privado por empleo o producto generado, pero como todos sabemos esas divisas que recibe el sector público (el Gobierno) tiene un alto componente de opacidad, de ineficiencias operativas y de clientelismo, lo cual lo hace genuinamente menos equitativo.
Si sumamos los cuatro niveles de inequidad distributiva que tienen nuestros dólares petroleros se comprenderá claramente porqué estamos donde estamos, y cómo esa pretendida equidad que tanto defiende el Gobierno se le revierte al examinar cómo se ha distribuido el dólar petrolero.
Tomado de:http://www.eluniversal.com/opinion/140123/dolar-e-inequidad-social
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