COMUNICADO MUD 21 de enero de 2014
La realidad es que para los
venezolanos el 2013 fue el año de los anaqueles vacíos; el año cuando tuvimos
que buscar como nunca antes y hacer colas para adquirir productos básicos para
la dieta diaria como leche (fresca y en polvo), harina de maíz, harina de
trigo, azúcar, mantequilla, aceite, café, carne, pollo y otros productos
alimenticios. Según el boletín de noviembre del Banco Central de Venezuela (en
diciembre el BCV no publicó el indicador de escasez), se registró un
desabastecimiento superior al 23%.
Esta situación de carestía en lugar de
ser pasajera tiende a hacerse permanente; ya forma parte de nuestro día a día y
se prolongará durante el 2014 al no producir el gobierno cambios significativos
en las políticas públicas que avizoren una mejoría de la situación que viven
las familias: buscar alimentos y comprar lo que se encuentra, y más de lo
necesario, ante el riesgo de no saber cuándo volveremos a encontrarlos. Después
de negar la escasez el ministro Osorio acusa a la gente del “acaparamiento
doméstico” como una causa del desabastecimiento.
Aunado a la escasez y el
desabastecimiento, los venezolanos tuvimos durante 2013 una muy alta inflación,
56,4%, la más alta de América Latina y una de las más altas del mundo. En
cuanto a los alimentos, pese a estar, en su mayor parte con precios
controlados, la inflación alcanzó al 80%, afectando sobre todo a la población
de bajos recursos, que utiliza la mayor parte de sus ingresos en la adquisición
de alimentos.
El balance agroalimentario 2013 de
Venezuela se puede resumir en: la producción nacional estancada o en descenso;
incremento del déficit (producción vs demanda), desaparición de las
exportaciones agropecuarias y mayor dependencia de los alimentos importados. El
resultado de la actividad agrícola durante el 2013 fue un déficit de alrededor
30% en cereales; 33% en frutales, café, plátano y caña de azúcar y en ganadería
de carne y leche, un desabastecimiento del 55%, aproximadamente.
¿Cuáles son las causas de esta
precariedad agropecuaria no antes vivida por los venezolanos? Hay razones que
ocasionan el desabastecimiento y la inflación: una expansión desproporcionada y
sin respaldo del gasto público y de la cantidad de dinero que circula en la
economía que presiona los aumentos de precios y complica el abastecimiento, el
estancamiento o la baja de la producción nacional mientras que la población
aumenta, y dificultades para importar por la escasez de divisas. Estamos importando
alimentos de todo el mundo por casi US$ 9.000 millones; incluso productos que
toda la vida Venezuela exportaba, como es el caso del café.
¿Por qué la producción nacional se
encuentra estancada o ha decrecido? Debido, principalmente, a las rígidas
políticas de controles de precios (existe un rezago de más de 14 meses en los
ajustes de los precios controlados de los principales alimentos) que causan
pérdidas y reducen los incentivos para producir; las expropiaciones y el
hostigamiento a los productores del campo; el fracaso del Estado productor
cuyas plantas no operan o trabajan por debajo de su capacidad y el déficit de
divisas que limita la importación de insumos, equipos, máquinas y repuestos.
El gobierno se ufana de aumentos de la
producción de algunos rubros en 2013. El problema del sector no es si repuntó o
no en un 5% o 10% con respecto al 2012 sino, cómo se ha desenvuelto el sector
en los últimos 10 años; donde se observa que la producción por habitante, se ha
mantenido constante o ha disminuido, dependiendo del producto; generando un
aumento del déficit de productos agrícolas nacionales, que no garantiza la
Soberanía Alimentaria. Se pudiere entender que se logra la Soberanía
Alimentaria (no la autosuficiencia completa que es imposible) cuando el país
alcanza a ser exportador neto de alimentos; estadio que se logra cuando el
valor de las exportaciones de aquellos productos que se siembran y elaboran en
el país, como café, cacao, maíz, arroz, frutas, carne de bovino, entre otros,
supera al valor de las importaciones de aquellos productos que el país no
produce, como el trigo, la cebada y algunas oleaginosas.
El sector agrícola venezolano está en
crisis. No existe una verdadera política sustentable, concertada a nivel
nacional con los productores, que garantice en el tiempo, el logro de la
anhelada Soberanía Alimentaria. Es fundamental que el propio Estado a través de
los ministerios de Agricultura y Tierras y el de Alimentación empiecen a
trabajar de manera concertada; mientras el primero ha definido como prioridad
cambiar la relación de la propiedad de la tierra, el segundo busca asegurar la
oferta de alimentos, importando los alimentos desde todas partes del mundo sin
tomar en cuenta el impacto de ellas sobre la producción nacional.
El gran reto del gobierno es
reorientar el modelo aplicado a la actividad agropecuaria para rescatar la
Soberanía Agroalimentaria, dejando atrás paradigmas ideológicos fracasados para
hacer lo que verdaderamente debe hacerse. Urge en primer lugar, realizar los
ajustes de precios de los productos agropecuarios con precios rezagados, y más
si se realizaran cambios en la tasa de cambio que se les aplicará al pasar de
6,30 a la tasa del SICAD; una devaluación de más 75%. Igualmente urge una
acción pública donde hay profundas carencias, como son: el financiamiento
oportuno, la asesoría técnica, el suministro de semillas, insumos y equipos, la
investigación agrícola, el desarrollo y la conservación de la vialidad rural,
garantizar la infraestructura de servicios y abastecimiento de agua, ampliar el
sistema de salud y educativo de las zonas rurales. Por último se trata de que
el gobierno deje al sector privado producir, que es lo que sí sabe hacer en
forma eficiente y competitiva.
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