Mons. FERNANDO CASTRO AGUAYO
Somos amados de Dios,
todos podemos ¡siempre! ser artífices de la paz
Fraternidad, camino para la paz.
Francisco es un maestro: estas palabras titulan el mensaje con motivo de la
Jornada Mundial de la Paz 2014. Tema importante fundamentado en que todos los
hombres, creados por Dios, tenemos un mismo Padre, Dios.
Caín y Abel son hijos de la primera
familia humana, de un hombre y de una mujer. Caín rechaza la fraternidad y mata
a su hermano. Su egoísmo rechaza a Dios que le ha dicho: “el pecado acecha a tu
puerta” (Gen 4,7). Muchas veces entre hermanos no saben reconocerse, y dejan
que el mal, los egoísmos de todo tipo, dominen sus vidas. ¿Dónde está tu
hermano? (Gen 4,9), le pregunta Dios a Caín. El rostro de un preso, de un
indigente, de un enfermo terminal, de un niño, cada rostro es el de Cristo:
cada uno es un llamado a la fraternidad.
Esta es una dimensión esencial del hombre.
Ser para los demás, porque los demás son mis hermanos. Y los creyentes en
Cristo, orientamos muchas veces nuestra vida al servicio del prójimo: en la
convivencia ordinaria, en el trabajo, en la familia y también cuando
organizadamente acudimos a los más necesitados, a las periferias de las que
habla Francisco.
Y fomentamos actitudes que favorecen
la inclusión: reconozco al que no piensa como yo; respeto la libertad de
expresión; amo la verdad y huyo de la falsedad; fomento el trabajo que
dignifica a la persona; respeto el orden social. Todo esto ayuda a la
fraternidad. Son solo ejemplos de comportamientos fraternos.
El don de la paz es un regalo de Dios.
Los ángeles en Belén le dijeron a los pastores: “Gloria a Dios en el cielo y
paz a los hombres que ama el Señor”. Somos amados de Dios, todos podemos
¡siempre! ser artífices de la paz: en mi corazón, en mi familia, en mi barrio,
en mi ciudad, en mi patria. Francisco nos orienta para recorrer en el año 2014.
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