Nota del grupo editor:
Luego de los anuncios en materia económica del régimen es bueno recordar las advertencias hechas hace un par
de meses por quien con su obra: “Socialismo del Siglo XXI”, le daría en 1996 un
horizonte ideológico a la Revolución chavista.
“La nueva clase política que ha
generado el proceso de Chávez, hoy día ya es el hermano gemelo de la de la 4ta
República.”
1.- La autosuficiencia de Maduro
y del círculo gobernante
Si Maduro y Cabello quieren salvar el
proceso tienen una solución inmediata: llamen a Rafael Correa, único Presidente
latinoamericano que tiene una comprensión profunda (científica) de la economía
de mercado. Tráiganlo discretamente una tarde con su equipo económico, denle
las estadísticas reales de la crisis para estudiarlas en la noche y pídanle
para la tarde siguiente un plan de rescate. Así evitarán el colapso.
¿Quiere decir esto que Correa es un
genio o que en Venezuela no hay buenos economistas? Claro que no. Entonces,
¿por qué traerlo? Porque cambiar el rumbo y salvar al Titanic no es un problema
de conocimiento, sino de poder. Todo economista venezolano bueno –keynesiano,
neoliberal o marxista– sabe que hay sólo dos o tres opciones posibles. Pero, la
autosuficiencia del círculo gobernante es tal que no escucha razones
científicas ni de sentido común. Sólo un peso pesado como Correa o Fidel Castro
pueden romper tal locura.
2. Fin de parches económicos:
necesidad de reconfiguración total
Hugo Chávez realizó durante su
gobierno cinco ajustes al sistema cambiario, incluso devaluaciones. Ninguno de
esos ajustes ha sido suficiente para impedir el desastre actual. Esta vez se
necesita una reconfiguración a fondo de todo el sistema económico-político, que
abarque los aspectos monetario, fiscal, económico, social, discursivo,
jurídico-penal y político. En una palabra, se necesita un nuevo paradigma de la
Revolución.
3. Ganar con las ciencias militares y
económicas
Para que la ofensiva estratégica de
salvación –la reconfiguración– triunfe tiene que cumplir con tres requisitos.
Dos de la ciencia militar y uno de la ciencia económica: a) toda ofensiva
exitosa requiere sorpresa, objetivos claros y poder de fuego (surprise,
objective, mass); b) el centro de gravitación tiene que estar definido en
términos de lugar, momento y concentración de fuerzas de la batalla decisiva,
para quebrar al adversario; c) toda reconfiguración tiene que partir del valor
real del Bolívar frente al dólar.
4. Chávez y los precios del destino:
petróleo y dólar
El destino de la economía venezolana
se rige por dos precios: el del petróleo y el del dólar. El primero lo
determina el mercado mundial. El segundo lo determina exclusivamente el
gobierno venezolano. Controlar estatalmente el tipo de cambio y los volúmenes
de entrega interna del dólar, fue una sugerencia que Fidel le hizo a Hugo
Chávez, en el 2003. Después de tres intentos de golpe de Estado de la
oligarquía/Washington, la medida fue necesaria y correcta para impedir que la
oligarquía colapsara el proceso mediante la fuga de capitales. Fue funcional a
corto plazo para evitar una hemorragia económica inducida, pero a mediano plazo
no podía funcionar en una economía de mercado abierta. La drástica devaluación
del Bolívar que hizo Hugo Chávez en 2010, demostró esa verdad previsible.
5. Chávez compra la paz interna con
los petrodólares
Si este desenlace era previsible, ¿por
qué el Comandante mantuvo el sistema cambiario hasta que se convirtió en la
bomba de tiempo que hoy amenaza a destruir el Bolivarianismo? La respuesta es
obvia. El mecanismo había pasado de ser un mecanismo de control de la burguesía
y convertido en un mecanismo de su cooptación: un mecanismo de cooperación de
clase. Por eso, cuando Vielma Mora y Samán interfieren con esta alianza
estratégica de clase, tomando en serio los discursos “socialistas” del
Presidente, tienen que irse.
Fue el mismo Presidente que, apenas
instalado los controles del dólar (2003), permitió que no se aplicara con rigor
operativo el modelo. Su estratagema de comprar la paz interna a la burguesía
fue un éxito político; pero se realizó al precio de corromper el Estado en la
entrega fraudulenta de divisas, de despilfarrar parcialmente el plusvalor
económico petrolero en la pacificación de la burguesía, y de no sanar
estructuralmente a la economía, porque la burguesía venezolana nunca tuvo
interés alguno en desarrollar el país. La única alternativa a esta operación de
compra-venta de los “mantuanos” –una clase dominante antagónica– consistía en
destruirla. Inmediatamente después del golpe fallido y, probablemente durante
los años 2004-8, había condiciones para hacerlo. Pero, por las razones que
fuesen, el Comandante optó por no hacerlo.
Las mismas estadísticas del Estado
demuestran irrefutablemente esa política desarrollista de colaboración
estratégica de clases supuestamente antagónicas: la vieja clase dominante y la
nueva clase política “bolivariana”. Lamentablemente, esa alianza fue escondida
ante las masas mediante un fantasioso discurso de “socialismo cristiano y
bolivariano” y una gigantesca máquina estatal de propaganda que marginaba a
toda persona que pretendía revelar la verdad de lo que sucedía.
6. La burguesía cancela el contrato de
compraventa
Fallecido el Comandante, la burguesía,
encabezada por Henrique Capriles y Henri Falcón, decidió cancelar ese “contrato
social” peculiar. Ante la débil política “New Age” de Maduro y Cabello,
completo con karma y pajaritos reencarnados, no se contenta ya con una fracción
de la plus valía petrolera: quiere el 100%, aún a precio de un trueque… con la
sangre del pueblo.
7. La batalla decisiva: el control del
dólar
El precio del dólar es el pilar de las
distorsiones sistémicas de precios y flujos reales de la economía venezolana.
Por lo tanto, es el centro de gravitación de la ofensiva-reconfiguración.
Quitarle a la burguesía su parasitario ingreso en dólares tiene la consecuencia
de volver a la situación pregolpista de antes del 2003.
8. Operación Rescate
Teniendo en cuenta las
especificaciones del punto “3”, se debe flotar el dólar libremente para
liquidar de tajo el mercado negro y la especulación. Para sustentar el valor de
la moneda recuperada, todos los convenios de petróleo y minerales deben
realizarse en bolívares. Paralelamente, es imperativo quebrar los monopolios
privados y disolver los cuellos de botella del Estado que sólo sirven para el
enriquecimiento de sectores corrompidos y privilegiados. La libre importación
de mercancías es fundamental para acabar con el desabastecimiento y las
corruptelas permanentes. Tales medidas generarán a corto plazo un aumento de
determinados precios que el Estado tiene que compensar con subsidios directos a
los consumidores y a pequeñas y medianas empresas, no con subsidios generales a
la burguesía, como sucede ahora. La ventaja de estas medidas es que el sistema
de precios volverá a cumplir su función cibernética de transparentar los
precios relativos reales de la economía y orientar los flujos de trabajo,
capital y mercancías y, al mismo tiempo, deja de servir para expoliar
especulativamente a los ciudadanos.
Una vez transparentada la estructura
real de precios en el país se puede establecer un régimen de flotación sucia,
de cambio fijo o un sistema del tipo que usaron Taiwán y Corea del Sur en su
fase de industrialización. Para que funcione tal sistema hay que regular a los
capitalistas y penalizar la fuga de capitales drásticamente, tal como hizo
Corea del Sur en su momento: diez años de cárcel e incluso, la pena capital.
Como éticamente no es justificable la pena de muerte, sería el equivalente de
una penalización de 30 años. Iniciar una política fiscal rigurosa contra la
burguesía y los funcionarios corruptos es fundamental. Y diseñar un discurso
que explique a la población que la sanación de la economía pasa por esta
reconfiguración y que el equipo que lo ejecute es el único garante de la paz
interna y del futuro, es vital.
9. ¿Quién salva el Titanic
“bolivariano”?
Escuchar al Ministro de Planificación
(sic), Jorge Giordani, que se acuesta y se levanta con Gramsci y la “hegemonía
revolucionaria”, plantear, que “El regalado se acabó, sea la gasolina, la
electricidad y la vivienda bien dotada”, o cuando se ve a Maduro hablar de
pájaros-reencarnación de Chávez, se asoma la duda de que esa conducción
“bolivariana” haya entendido el dilema en que se encuentra y las formas de
superarlo.
Más allá de la injusticia, la idea de
Giordani, de servirle durante una década a la oligarquía con la cuchara grande
y plantear ahora hacerle pagar al pueblo la nefasta y costosa alianza con la
clase dominante, sería suicida políticamente tocar esos servicios básicos y las
Misiones Sociales. El hecho de que Giordani piense en semejante “solución”,
demuestra que está totalmente desconectado de la realidad, al igual que sus
colegas.
La nueva clase política que ha
generado el proceso de Chávez, hoy día ya es el hermano gemelo de la de la 4ta
República. Si dentro de ella puede surgir una dirección colegiada y
vanguardista para evitar el colapso, es dudoso. En la dicción mística de la nueva
clase: ¿Cuál es el karma del Bolivarianismo? O, en buen romance: ¿Habrá un
nuevo Chávez que pacíficamente termine con esta tragicomedia? Mientras
esperamos respuestas a esta pregunta vital, debemos construir entre todos el
modelo económico de salvación que necesitamos.
*Titulo original “La autosuficiencia
de Maduro y del círculo gobernante, destruye el proceso”
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