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sábado, 13 de junio de 2015

El Gran Circo de la generación bonsay, @ffacchinb


Por Fernando Facchin B., 12/06/2015

“No sé si esto obedecerá al principio de Peters,
ya saben que cuanto más alto es el cargo de una
persona tanto mayor es su nivel de incompetencia.”
Antonio López del Moral

El circo abierto instalaciones oficiales, utilizadas en claro peculado de uso, para transmitir mensajes totalitarios, abusos de poder, intromisión de un poder sobre otro, obediencia ciega y fiel a las muecas de los domadores destinados a ordenar a latigazos los aplausos y los vítores, un circo mediático para el enanismo político, donde los fantoches presentaban una ridícula actuación mientras la carpa del circo se expande como si fuera inflada desde adentro y muestra sus rasgaduras e inmensas goteras producto de la ineficiencia, la ineptitud, la intolerancia, la corrupción y el narcotráfico, las cuales, ya no admiten más parches de promesas futuras y compras de conciencia. El régimen tiene la necesidad de crear ambientes de acatamiento servil y respaldo irrestricto, el circo mediático cumple el papel de adormecedor de la opinión pública, de desinformador y maquillador de la realidad, así fue el tratamiento descalificatorio a Felipe González.

En una orgía mediática vemos una claque de bufones, enanos mentales, malabaristas y enfurecidas fieras hambrientas de poder, ante una gestión plagada de acciones efectistas que repiten las viejas consejas del populismo, potenciando el abuso indiscriminado de los medios de comunicación, ineficientes para resolver los ingentes problemas del país pero eficientes para acentuar la mentira y la violencia, lo que ha incrementado los niveles de delincuencia. Es la generación bonsay.

Dentro de una malversación de fondos públicos y peculado doloso, el “madurismo”, bajo una mugrienta y raída carpa de circo, repleta de parches y manchas que huelen a podredumbre, donde toda la pantomima transcurre sin orden lógico, el escaso público aplaude como reflejo instintivo de sumisión auto–protectora ante una tropa de payasos y fantoches palaciegos.

De entre los raídos telones al fondo de la pista apareció el presentador del circo para hacer partícipes de su increíble charlatanería a ese escaso y aletargado público que se aburre ante la putrefacción mediática, el señor del circo ofrece más promesas y dispendio de dinero inexistente para comprar conciencias, amenaza a la oposición,   exalta la violencia, invoca la muerte y la guerra, sencillamente utilización de instrumentos clásicos de circo político barato e incivilizado.

Venezuela no tiene razón alguna para soportar el bochornoso circo donde se encuentra atrapada por una satrapía innoble de hombres y mujeres apátridas que conforman la Generación Bonsay, colocando al país en el hazmerreír nacional e internacional.

La agonía es larga pero la muerte es segura, mientras, la carpa del circo se continúa deteriorando, ya los parches y remiendos populistas no resuelven nada, el presentador del circo insiste en su depredación, sabe que su proyecto político se derrumbó, le importa muy poco el alto riesgo que significa mantenerse bajo esa deteriorada carpa pensando que las consecuencias de la catástrofe no le serían adversas, pues con la venta de las entradas ya tienen, él y sus mediocres y bonsay fantoches, sus arcas particulares llenas de dinero mal habido, producto de malversación y peculado, los venezolanos tendremos la valentía de reformar las instituciones y reclamar ante jueces honestos el daño causado al país.

En este Siglo XXI todavía quedan personas que consideran válida la vieja fórmula de los más corruptos emperadores del Imperio Romano, consideran que basta un poco de pan y mucho circo, mucho espectáculo mediático, cuanto más degradante mejor, para contener a la sociedad y que no se amotine, pero, el Imperio Romano cayó por causas propias de sus emperadores, tales como: la acumulación de riquezas en las pocas manos de los íntimos, abusos y explotación de los pobres; crecimiento de la pobreza crítica; crisis moral y decadencia de los cuadros gubernamentales; pérdida del espíritu cívico y del amor patrio, proliferación del lumpen (enanos políticos, delincuentes, mendigos, prostitutas, vagos y maleantes), grave inestabilidad económica y política, corrupción, narcotráfico y excesos cometidos para pretender concentrar todo el poder.

Prohibido olvidar que el gobierno ha sumido al país en una involución gravísima de la que tardaremos mucho en recuperarnos. El final del Gran Circo se acerca, ese será el gran acto de cuerda floja para el maromero de turno, a quien le espera una caída al vacío sin red debajo. Música de despedida maestro.


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