Por Fernando
Facchin B., 12/06/2015
“No sé si
esto obedecerá al principio de Peters,
ya saben que
cuanto más alto es el cargo de una
persona tanto
mayor es su nivel de incompetencia.”
Antonio López del Moral
El circo abierto
instalaciones oficiales, utilizadas en claro peculado de uso, para transmitir
mensajes totalitarios, abusos de poder, intromisión de un poder sobre otro,
obediencia ciega y fiel a las muecas de los domadores destinados a ordenar a
latigazos los aplausos y los vítores, un circo mediático para el enanismo
político, donde los fantoches presentaban una ridícula actuación mientras la
carpa del circo se expande como si fuera inflada desde adentro y muestra sus
rasgaduras e inmensas goteras producto de la ineficiencia, la ineptitud, la
intolerancia, la corrupción y el narcotráfico, las cuales, ya no admiten más
parches de promesas futuras y compras de conciencia. El régimen tiene la
necesidad de crear ambientes de acatamiento servil y respaldo irrestricto, el
circo mediático cumple el papel de adormecedor de la opinión pública, de
desinformador y maquillador de la realidad, así fue el tratamiento
descalificatorio a Felipe González.
En una orgía
mediática vemos una claque de bufones, enanos mentales, malabaristas y
enfurecidas fieras hambrientas de poder, ante una gestión plagada de acciones
efectistas que repiten las viejas consejas del populismo, potenciando el abuso
indiscriminado de los medios de comunicación, ineficientes para resolver los
ingentes problemas del país pero eficientes para acentuar la mentira y la
violencia, lo que ha incrementado los niveles de delincuencia. Es la generación
bonsay.
Dentro de una
malversación de fondos públicos y peculado doloso, el “madurismo”, bajo una
mugrienta y raída carpa de circo, repleta de parches y manchas que huelen a
podredumbre, donde toda la pantomima transcurre sin orden lógico, el escaso
público aplaude como reflejo instintivo de sumisión auto–protectora ante una
tropa de payasos y fantoches palaciegos.
De entre los raídos
telones al fondo de la pista apareció el presentador del circo para hacer
partícipes de su increíble charlatanería a ese escaso y aletargado público que
se aburre ante la putrefacción mediática, el señor del circo ofrece más
promesas y dispendio de dinero inexistente para comprar conciencias, amenaza a
la oposición, exalta la violencia, invoca la muerte y la
guerra, sencillamente utilización de instrumentos clásicos de circo político
barato e incivilizado.
Venezuela no tiene
razón alguna para soportar el bochornoso circo donde se encuentra atrapada por
una satrapía innoble de hombres y mujeres apátridas que conforman la Generación
Bonsay, colocando al país en el hazmerreír nacional e internacional.
La agonía es larga
pero la muerte es segura, mientras, la carpa del circo se continúa
deteriorando, ya los parches y remiendos populistas no resuelven nada, el
presentador del circo insiste en su depredación, sabe que su proyecto político
se derrumbó, le importa muy poco el alto riesgo que significa mantenerse bajo
esa deteriorada carpa pensando que las consecuencias de la catástrofe no le
serían adversas, pues con la venta de las entradas ya tienen, él y sus
mediocres y bonsay fantoches, sus arcas particulares llenas de dinero mal
habido, producto de malversación y peculado, los venezolanos tendremos la
valentía de reformar las instituciones y reclamar ante jueces honestos el daño
causado al país.
En este Siglo XXI
todavía quedan personas que consideran válida la vieja fórmula de los más
corruptos emperadores del Imperio Romano, consideran que basta un poco de pan y
mucho circo, mucho espectáculo mediático, cuanto más degradante mejor, para
contener a la sociedad y que no se amotine, pero, el Imperio Romano cayó por
causas propias de sus emperadores, tales como: la acumulación de riquezas en
las pocas manos de los íntimos, abusos y explotación de los pobres; crecimiento
de la pobreza crítica; crisis moral y decadencia de los cuadros
gubernamentales; pérdida del espíritu cívico y del amor patrio, proliferación
del lumpen (enanos políticos, delincuentes, mendigos, prostitutas, vagos y
maleantes), grave inestabilidad económica y política, corrupción, narcotráfico
y excesos cometidos para pretender concentrar todo el poder.
Prohibido olvidar
que el gobierno ha sumido al país en una involución gravísima de la que
tardaremos mucho en recuperarnos. El final del Gran Circo se acerca, ese será
el gran acto de cuerda floja para el maromero de turno, a quien le espera una
caída al vacío sin red debajo. Música de despedida maestro.
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