Edgar Rivero
Hoy quiero hacer referencia al Evangelio
según san Mateo 10, 16-23, en el cual Jesús dice: “Yo los envío como a ovejas
en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como
palomas. Este pasaje bíblico, viene muy bien en los actuales momentos, cuando
debemos enfrentar los peligros y las amenazas, a las que estamos expuestos los
venezolanos, día a día; cuando estamos de cara a un proceso eleccionario; pero
más aún lo quiero enfocar hacia nuestros jóvenes, esos que nacieron
postdemocracia, que no han conocido otra Venezuela que la del siglo XXI y que
forma parte importante de nuestro baluarte y nuestra ofensiva a la vez. Por
eso, casi podemos escuchar la voz del Todopoderoso diciéndonos: al diablo le
encantan mis hijos.
He aquí, lo interesante de esta
reflexión. Un abreboca para abordar una vez más el rol que jugará la juventud
en el venidero proceso eleccionario de las parlamentarias. A sabiendas que en
estos tiempos los jóvenes tienen mucho más acceso al acontecer nacional; hoy
están mucho más activos, despiertos a la verdad y claros en lo que quieren y lo
que no quieren en su vida, su futuro y el de su país. La presencia juvenil
viene creciendo de manera notoria y decisiva, con la fuerza y la energía
propias de su edad, firmes, en sus convicciones y contundentes en acciones,
como en cada oportunidad que les ha tocado en nuestra historia. Por eso,
seguros estamos que los jóvenes jugarán un papel muy importante en esta
contienda, del 6D.
Es muy evidente, notorio e inevitable
que nuestros jóvenes vinculados a los partidos políticos son protagonistas en
el ámbito sociopolítico. Ellos amplifican y fortalecen la conciencia
cívico–política de sus contemporáneos, a fin de que la participación no se
quede en la mera expresión de opiniones de descontento, sino que les impulse a
otras acciones dentro de la campaña electoral. Desde la entrega de un volante o
la colocación de un pendón, hasta ser agente multiplicador en todos los ámbitos
donde se mueven. Nuestra realidad política está impregnada de esa energía,
fuerza y audacia juvenil, que transformará positivamente nuestra realidad.
Ellos irradian emotividad, para sumar voluntades y mejor aún, nos demuestran su
astucia para prosperar en su camino indetenible, por el triunfo de la
democracia y no permitirán que nadie les robe lo que les pertenece, que nadie
los engañe, porque están claros en dónde está la verdad y la salida.
Ellos se manifiestan en sus actividades
con sencillez y entrega, lo cual no se debe confundir con “falsa humildad” o
debilidad. Jesús estaba lleno del poder del Espíritu Santo y eso le permitió
aceptar su misión y resistir al mal. Hoy ese mismo Espíritu Santo nos da fuerza
y le da fuerza a nuestros jóvenes en esta batalla espiritual que libra
Venezuela. La sencillez de Jesús atraía a mucha gente, entre ella a muchos
jóvenes. Hoy incluso, continúa atrayendo a la juventud, llenándolos de
fortaleza, fe y esperanza, contra las adversidades, pero también voluntad
inquebrantable, para enfrentar al enemigo, que provoca detenciones,
inhabilitaciones, escasez, colas, corrupción, violencia, inseguridad y malos
servicios.
En este instante, cuando el país
requiere de la fuerza joven, para librar cada una de las batallas, que debemos
enfrentar, ahí está este sector de la sociedad. Los jóvenes en diversos
momentos de nuestra historia han marcado la pauta, cuando de salir adelante y
rescatar la democracia y las libertades se trata. Hoy Venezuela requiere una
vez más de esa voluntad participativa, que se incorpora de forma decisiva a las
tareas de este proceso.
Vemos con alegría y entusiasmo cómo se
acercan cada vez más jóvenes dispuestos a jugarse el pellejo, pues para ellos
el miedo no existe. Ellos estarán en los centros de votación, en las mesas
electorales y la movilización de los electores estimulando a sus amigos y
“panas”, porque saben que su participación política directa a favor de la
Unidad y Cambio es decisiva. Son nuestros jóvenes quienes superan una vez más a
sus maestros, en especial en lo que respecta a aportar y defender sus votos.
Nuestros jóvenes son hoy los impulsores
de la Venezuela que queremos, esa Venezuela libre y soberana, como lo afirma el
Dr. José Zambrano, en su libro: “Reflexiones por una Venezuela que funcione”:
Esperanza contra corrupción, verdad contra mentira, educación contra
ignorancia, riqueza contra pobreza, bien contra el mal.
Finalmente, para nuestra juventud, estoy
seguro que el mejor candidato es Venezuela, es la Unidad, es el cambio, es el
futuro y son las oportunidades. Eso se traduce en una sola cosa: apostar al
triunfo. Por eso puedo decir con absoluta seguridad que la juventud sencilla,
pero atrevida, noble pero astuta y sobretodo valiente y entregada son el tesoro
invaluable que tenemos y a quienes le debemos nuestra lucha, nuestra
experiencia, nuestro apoyo y nuestra confianza. ¡Viva la juventud! Viva
Venezuela! Viva Portuguesa..!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico