Por Fernando Facchin B., 11/09/2015
Era más que previsible el escándalo jurídico-institucional la sentencia
dictada a L. López, en vísperas de elecciones parlamentarias de peligroso
resultado para el régimen fascista que nos oprime, lo que demuestra una
politización clara y determinante de la justicia penal.
Están en puerta otros “apuros” judiciales para coartar el derecho a las
elecciones parlamentarias, vienen inhabilitaciones y cárcel para algunos de los
oficiantes políticos opositores, todo dentro de la más grande perversión
político/judicial vivida en el país, perversión de la lógica, de la moral, de
la sensibilidad humana, del respeto a los DDHH.
La desesperación del régimen y su entorno judicial los empuja por el
barranco de los errores políticos y judiciales que lo llevan al máximo de la
corrupción y su aniquilamiento. Dijo Emil Zolá ante el proceso de Dreyfus: “Una
vez que la justicia deja de ser ciega, no hay garantías para nadie.”
Una vez que se politiza la Justicia, se cambia su objetivo. Ya no
estará para defender a los ciudadanos de la violación de sus derechos por el
Estado, sino que estará para lo contrario: para defender al Estado contra las
pretensiones de los ciudadanos. No estará para tratar a todos los ciudadanos
por igual, sino para privilegiar a quienes compartan la ideología de los jueces
políticos.”
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