Por Fernando Facchin B., 05/09/2015
Siempre se plantea la necesidad de construir la unidad y concretamente
se empezó a construir esta herramienta con agrupaciones distintas, con las que
no se acordaba en todo, que no piensan igual, caso contrario, todos seríamos
parte de una misma organización. Incluso se generaron debates que enriquecieron
colectivamente a la MUD y que permitieron sacar una conclusión de consenso de
distintas posturas y trabajos concretos.
En ese sentido vemos fundamental la unidad, no la unidad por la unidad
en sí misma, sino por este escenario que se viene, más allá de las elecciones,
post 2015, es necesaria la unidad mucho más que antes, y si se puede expresar
en lo electoral en 2015 y puede ser base para apoyar después las luchas
sociales, que van a venir, de elementos represivos mucho más complicados,
bienvenida sea.
Ahora hoy, la MUD parece hallarse en un impasse con algunos
advenedizos, ambiciosos y oportunistas de la política quienes pretenden
“trancar el juego” y, para desatascar la situación, pretenden imponer recurrentemente
una idea de su falsa idea de unidad que tiende más a la uniformidad y no es
solución que permitirá alcanzar un nivel de coordinación necesario para plantar
cara y derrotar al régimen. Sin embargo, por el momento no parece que las
iniciativas puestas en marcha inspiradas en estas ideas estén suponiendo una
mejora significativa en la capacidad organizativa de la Mesa. La hipótesis es
que estas formas clásicas de organización política tienen graves límites que
tenemos que revisar urgentemente, afortunadamente frente la dirección de la MUD
está un hombre con mucho recorrido político, estratega y cohesionador como lo
es Rubén Pérez Silva.
Es necesario entender que las estructuras centralizadas se hacen
presente cuando se está en crisis, en declive, en debilidad y se requiere unir
los esfuerzos para poder superar los escollos que el régimen nos plantea día a
día con su ventajismo político, sin entendemos estos es porque tampoco queremos
entender la realidad del país, los intereses personalistas de carácter
crematístico en la mayoría de los casos cierran los caminos del triunfo.
Si se actúa coherentemente, en un espacio de unidad coyuntural, con una
mente colectiva en cuyo objetivo sólo exista Venezuela, se podrá desmantelar
las instituciones del régimen y dejarlas gravemente heridas para su
defenestración total en corto plazo. Se debe permitir que la sociedad se
organice sin bloqueos impertinentes, no es fácil, pero tampoco es imposible sin
logramos un poco de sindéresis política, no es abandonando la unidad que
lograremos salir de este oprobioso régimen.
Estamos construyendo una unidad sin uniformidad, una unidad efectiva y
no afectiva, que no se quede atrapada en una organización pasiva sino que se
transforma constantemente para avanzar hacia el triunfo electoral. Venezuela
vive un momento histórico y se dan los pasos firmes y necesarios en la MUD,
para construir una mentalidad colectiva, masiva para triunfar en las
parlamentarias y abrir las puertas al futuro del país con perspectivas
optimistas. El régimen está política, social y económicamente congestionado,
desesperado por múltiples razones y es la última oportunidad para una salida
pacífica y constitucional que nos conduzca a un cambio de gobierno con voluntad
venezolanista.
En política hay tiempo para todo, inclusive para pelear, pero hoy no es
tiempo para las diatribas innecesarias, infundadas, ambiciosas u oportunistas. Si
la unidad se puede expresar en lo electoral, puede ser base para apoyar el
cambio que el país requiere.
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