Por Jesús Alexis González, 09/01/2017
La selección de este tema, fue parcialmente inducido
por un cortés comentario que sobre nuestro último artículo: Venezuela 2017 ¿más tiranía socialista y
menos Sociedad Civil? (02/01/17) nos formuló una prestigiosa colega miembro
de la Academia Nacional de Ciencias Económicas: “Comparto contigo que la
presencia activa de la sociedad civil es indispensable en estos momentos en el
país. El punto entonces es como darle direccionamiento a lo que de por sí es
amorfo y difícil de asir. La sociedad es muchas cosas menos un conglomerado
dirigible. Es la comprensión y convicción de todos sus actores lo que en algún
momento podría hacerlos confluir”. A tenor de ello, construimos esta reflexión más vinculada a lo posible que a
lo deseado.
El voto es
la concreción de un anhelo personal que
contribuye en la formación de la voluntad
colectiva, muy especialmente en la designación
de sus representantes habida cuenta que el pueblo delibera y gobierna por medio de ellos, a quienes delega vía
el sufragio el poder de
representación en ejercicio de la soberanía
nacional asumida como el poder en
manos del pueblo quien la ejerce a través de los órganos contemplados en la
Carta Magna. En tal contexto,
resultan imprescindibles para el desenvolvimiento
democrático la presencia activa tanto de los grupos de interés organizados por estratos en la sociedad civil, como de los partidos políticos, actuando bajo un
escenario de aguda dificultad en razón, como bien señaló J.J. Rousseau, a que cada
individuo enfrenta a la dualidad de actuar como soberano pero también como súbdito
(persona sujeta a la autoridad de otro al que tiene la obligación de
obedecer) de manera simultánea”; dualidad
que para el caso de la Venezuela actual debe fundirse en una radicalización de la ¡¡UNIDAD NACIONAL!! en
aras de derrotar la intención del
“proceso revolucionario” (¿?) de destruir la institucionalidad democrática
para luego sobre sus escombros levantar una dictadura comunista; lo cual quedó evidenciado en el reciente “cambio
ministerial” (¿?) anunciado por N. Maduro (04/01/17) donde incorporó el ala radical del trasnochado y fracasado
“pensamiento socialista criollo” (¿?) a efectos de extremar sus posturas políticas, incluido particularmente el
malvado propósito, se infiere, de ¡no celebrar eventos electorales! (¿y la
presidencial 2018?).
Grupo de interés, en su acepción más amplia hace referencia a una
entidad que busca representar ante el Estado
(conjunto de actores administrativos y políticos) el acervo (conjunto de bienes o valores morales o culturales que
pertenecen a un grupo) de un sector
específico de la sociedad a la luz de un enfoque pluralista de la acción colectiva; defendiendo causas sin ánimo de lucro al punto de ejercer presión sobre quienes detentan
posiciones de poder burocrático-políticas y sobre inapropiados postulados de escaso basamento ideológico como el
denominado socialismo del siglo XXI,
accediendo como actores reconocidos.
Los partidos políticos,
como expresión de la libertad política y del derecho a manifestar opiniones,
son asociaciones de individuos con ideales
comunes cuyo objetivo principal es ejercer
el poder o participar en dicho ejercicio, con la legítima aspiración de asumir el control del Estado en función
de gobernar para instrumentar políticas públicas como
voceros de los ciudadanos mediante proyectos concretos perfilados en un marco programático en procura del bienestar nacional; siendo necesario
que estos representantes del pueblo
reciban el apoyo de los ciudadanos a través
del voto en transparentes eventos electorales.
No admite duda en contrario, la influencia que hoy en
día tienen las redes sociales (RS) en
el desenvolvimiento de la población al haberse convertido en un instrumento de difusión masiva de información, más allá de un medio para
interactuar con familiares y amigos, sino un espacio de la vida cotidiana donde
se estructuran relaciones al tiempo
de configurar una alternativa válida para comprender
e interpretar el país y para inducir cambios en el sistema político, hasta
configurar una vía ideal para involucrarse y manifestarse en procesos comunitarios y electorales (piedra
angular de la democracia); a la luz de constituir una herramienta para la difusión de mensajes y propuestas ¡bidireccionales!
y para la interacción con los grupos
de interés (inclusive desde una simple red
de chat) habida cuenta de facilitar su organización y
movilización.
Se estima que cerca
de la mitad de la población mundial tiene
acceso a Internet, al punto que para inicios del 2016 existían unos 3.345.832.772
usuarios y más de 1.000 millones de
sitios web en un contexto donde el segmento de mayor y rápido crecimiento
ha sido la cantidad de usuarios de redes
sociales móviles. En Venezuela, el acceso
frecuente a los servicios de Internet se ubicó en unos 16.728.894 usuarios/día (62% de la población) siendo que el 83% de las conexiones se efectúa
mediante plan de datos móviles con
prevalencia de unos 13 millones de
teléfonos celulares; al extremo que los venezolanos nos hemos vuelto adictos a la comunicación hasta
posicionarnos como los más activos en
redes sociales a nivel latinoamericano, orientando su uso para la información por encima del
entretenimiento con el añadido que nos
gusta expresar opinión por esta vía; donde un 90% de la población tiene cuenta en Facebook, un 85% visita Youtube, un 75% es usuario de Twitter,
y un 60% son visitantes de Instagram. Este bondadoso escenario
facilita, a nuestro parecer, la configuración de una RED DE UNIDOS POR LA DEMOCRACIA (RUD) bajo la modalidad de un servicio de comunicación instantánea en
redes sociales diferenciando tres tramos generacionales con miras a la
potencial comunicación: (i) generación Milenio,
nacidos entre 1980 y 1999 caracterizados por haber nacido en un mundo interconectado y por una marcada
adhesión al mundo digital; (ii)
generación X, nacidos entre 1965 y 1985 con apego a las noticias y
servicios (ambas generaciones en su mayoría no siente simpatía ni tienen
ataduras partidistas); y (iii) el resto,
integrado por un universo heterogéneo.
Reflexión
final: La clase política venezolana, está obligada a elevar su conocimiento
básico en materia de las plataformas
tecnológicas con el propósito de colocarse en capacidad de fomentar estrategias digitales que le faciliten
comunicarse con los grupos de interés y
con la población electoral como un todo utilizando las redes sociales,
mediante actividades concretas ajustadas a cada tipo de plataforma y generación
poblacional, tales como mandar mensajería instantánea, subir imágenes y videos,
publicar mensajes con contenidos, compartir actas de reuniones, promover
consultas públicas, y un largo etcétera. Es de obviedad manifiesta, que el
éxito de RUD dependerá de la honestidad ycalidad del mensaje, así como
del grado de ¡¡eficacia en su cumplimiento!!
Economista Jesús Alexis González
@JesusAlexisgo10
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