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viernes, 13 de enero de 2017

La gran ventaja por @garciasim


Por Simón García


La bandera fundamental de la oposición es la defensa de la Constitución y la lucha para que el régimen la respete. Sólo sobre esa base es posible aspirar a la unificación del país, rescatar el derecho al voto, lograr que los poderes públicos recuperen su institucionalidad y empeñarnos juntos en el colosal desafío de rehacer un país que ha sido sometido a la destrucción.

La Constitución es lo que permanece en su texto, después de cotejar sus interpretaciones interesadas. No es la imposición del deseo de una parcialidad sino la aceptación de unas reglas que todos convenimos en aceptar. Es la forma y contenido de un pacto hecho para que ni siquiera el poder pueda violarlo con impunidad, como ocurre donde existe democracia.

La gran ventaja de las fuerzas de cambio es tener la razón constitucional y desarrollar la clara determinación de expresarla en una estrategia constitucional y en consecuencia democrática, pacífica y electoral. La extravagancia de la situación venezolana es que tenemos una dictadura que usa al TSJ para, desacatando su propia Ley, declarar en desacato a la Asamblea Nacional o invertir la función del CNE para que se ocupe de que ninguna elección sea realizada. A la vista de todos y con el apoyo de sus instrumentos coactivos, amenaza y aplica selectivamente el ejercicio monopólico de la violencia. Una dictadura.

A la luz del fortalecimiento de esta ventaja es cómo debe examinarse la declaratoria de abandono del cargo por parte del Presidente de la República. Dejando entre paréntesis las argumentaciones sobre la fundamentación constitucional de la medida, ahora hay que encarar el hecho de que pasamos a una situación en la cual la Asamblea desconoce a Maduro como Presidente y el Ejecutivo, apoyándose en sentencias de la Sala Constitucional, desconocerá y anulará el funcionamiento del poder legislativo. Algo más cercano al caos y al desmantelamiento de la democracia que el régimen se ha propuesto, siguiendo el modelo cubano.


No hay que confundir el desconocimiento mutuo con un empate. El episodio se ha producido simultáneamente con una radicalización en la integración del gobierno, una repolarización de las posiciones, un aumento de las calamidades para subsistir y un panorama de agravamiento de todas las crisis. ¿Qué efectos interesa generar hacia adelante?

Me sentí identificado con los razonamientos de Henry Falcón y de Avanzada Progresista, quienes ejerciendo un derecho similar al que tuvo Voluntad Popular para no sumarse al diálogo, no votaron por el abandono del cargo. Una muestra de disidencia que debe ser respetada, en vez de rodearla de griteríos de traición, especialmente si se mantiene la tendencia a un crecimiento de los indecisos y de la influencia de Falcón en ellos. Una señal sobre la que hay que detenerse.

El éxito de Julio Borges y de la Asamblea Nacional es un requisito indispensable para el avance de las fuerzas de cambio. Pero hay que abandonar la idea de que prosigue un poder paralelo, la transformación por vía de hechos de la Asamblea en poder Constituyente o la explosión social, con unos partidos todavía con débiles desempeños y sin la suficiente conexión con el descontento diverso y plural que está brotando por todos lados.

Las crisis están haciendo su trabajo, vamos a sumarnos a la lucha por un desenlace pacífico y democrático o ¿vamos a introducir muritos y sustituir la política real que hay que asumir, por nuestros deseos? Esperemos que los partidos de la MUD se unan en la respuesta. Así la tengan que consultar con el público o llamar a sus amigos.

12-01-17




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