ALFREDO MICHELENA 10 de febrero de 2017
“La
edad de piedra no se acabó porque se acabaron la piedras”. La cita célebre del
Jeque saudita Yamani tiene ahora más vigencia que nunca para Venezuela, donde
casi un siglo de nuestra vida ha girado alrededor de la renta del “excremento
del diablo” (Pérez Alfonzo, dixit) .
Pero
también hay logros. Con el petróleo la
democracia prosperó, el país se modernizó y los venezolanos se educaron, las
enfermedades endémicas se abatieron y la cultura floreció. Tanto que nos
creímos a un paso del primer mundo. Nos industrializamos y se construyó una
infraestructura, envidia en la región. El petróleo estuvo en manos extranjeras
hasta 1976, cuando Carlos Andrés Pérez lo nacionalizó y se creó PDVSA. Ahora no
solo el Estado venezolano recibía las regalías e impuestos (50/50) sino que todo lo que se producía era
de Venezuela.
Se
intentó “sembrar el petróleo”. Y se logró que la dependencia del mismo pasará a
ser 68,8% del valor de lo exportado en 1998. Pero ya para 2012 se había
revertido a 95,7%. Con el chavismo tuvimos el mayor ingreso petrolero de
nuestra historia, oficialmente $1,2 billones, o 2 billones extraoficialmente, y
terminamos arruinados.
El
régimen ha apostado al aumento de los precios del petróleo para su
supervivencia y han aumentado casi un 100%. Lo que apenas hará la caída menos
rápida puede ser la puntilla letal al negocio petróleo venezolano. Pues el
aumento acrecentará la producción del petróleo de esquisto y la oferta, lo que
a su vez controlará los precios -cerca de $60- según los expertos.
Además,
Trump buscará la autosuficiencia petrolera, desregulará la producción doméstica
y expandirá la exportación. Aprobó el oleoducto desde Canadá y Dakota, que
llevará petróleo más barato al Golfo de México. Con lo que nuestro mercado
natural se nos cerrará aún más. Ahora EE.UU. recibe el 20% de lo que
exportamos. Los mercados “ideológicos” de China e India reciben 40% y 20%,
respectivamente. Solo que el tramo chino es para pagar deudas.
Cuando
EE.UU. logre una mayor autosuficiencia energética no solo ese 20% se esfumará
sino que las importaciones que recibe desde de los países del Golfo (75%)
también y entonces ese petróleo comenzará a derivar con mejores precios y
cercanías hacia China e India.
Se han
dejado de producir casi un millón de barriles diarios desde que llegó Chávez al
poder y su recuperación en lucha por los nuevos mercados será difícil. Para
cuando se rescate la economía nacional con un cambio del régimen el mercado
petrolero será muy diferente. Nuestro comprador natural habrá desaparecido y
nuestro petróleo tendrá que competir en mercados lejanos, con mejores crudos y
productores más eficientes que nosotros. Eso para no hablar de las nuevas
fuentes de energía que se están desarrollando muy rápidamente. Quizás la
maldición del “excremento del diablo” haya terminado. Y Venezuela de haber sido
“el más importante productor petrolero del mundo occidental”, hace años 70
años, pase a ser uno más.
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