Por Daniel Fermín
El régimen pretende imponer
una constituyente “a juro”. Para ello, se sirve de la subordinación del
Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral, que han avalado
esta iniciativa tan claramente inconstitucional que hasta los libros escolares
de primaria de la Colección Bicentenario los dejan en evidencia. Dice el
presidente que con la Constituyente se solucionarán los problemas del país.
Miente. También dice que la Constituyente permitirá alcanzar la paz. También
miente.
La Constituyente no resolverá
nada. Si el régimen quisiera resolver los problemas del país tiene cómo hacerlo
sin necesidad de desechar la Constitución. Hoy, no hay comida y la que hay
pocos la pueden pagar, no hay insumos en los hospitales, las morgues siguen
acumulando víctimas de la delincuencia y la violencia. No hace falta una
constituyente para resolver esos problemas. Lo que sí hace falta es un nuevo
gobierno, que dedique los recursos del país, no a la compra de armamento de
guerra para emplearlo contra el pueblo ni al derroche clientelar con el que
asumen cada campaña electoral, sino a atender las necesidades más urgentes de
la población y a reactivar la economía que hoy es profundamente disfuncional.
Lo que hay que cambiar no es la Constitución sino a un gobierno inepto.
El deber de todos los
venezolanos es impedir esta constituyente fraudulenta. Lejos de traer paz,
escalará el conflicto. La constituyente es gasolina para la candela. Los
venezolanos, que cumplen más de sesenta días resistiendo la más terrible
arremetida oficial y paramilitar, no regresarán a sus casas ante la pretensión
del régimen de eternizarse en el poder, evadir el juicio popular y desarticular
la República para lograr la dominación total de la sociedad.
Para impedir la constituyente,
urge darle mayor conducción política al conflicto. También es fundamental
condenar la violencia y evitar que desvirtúe los objetivos de la protesta y
cohesione al régimen. La organización es clave en la tarea de lograr, en cada
calle, en cada comunidad, la acción concertada de la inmensa mayoría de los
venezolanos que defienden la democracia y la Constitución. Vecinos, partidos
políticos, estudiantes, trabajadores, empresarios. En esta hora aciaga para la
Patria, todos somos necesarios.
La soberanía reside
intransferiblemente en el pueblo. Es hora de ejercerla en defensa de los
ideales más preciados de la venezolanidad.
Publicado en PolítiKa UCAB el 2 de junio de 2017.
02-06-17
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