Por Saúl Jiménez Beiza
La energía, vigor y frescura
que contienen los jóvenes los lleva a ser la vanguardia de cualquier
emprendimiento, por muy difícil que sea, porque también encierra el sentido de
pertenencia cuando asumen una causa. Frecuentemente los movimientos juveniles asumen
formas contraculturales y revolucionarias en aspectos morales, sociales e
incluso políticos.
Es allí que los jóvenes que
inician emprendimientos económicos desarrollan mucho más rápido la iniciativa
con la ventaja de si consideran que no va por buen camino inmediatamente
realizan un proceso de reingeniería para cambiar de actividades y continuar un
rumbo que les permita consolidarse económicamente hasta lograrlo, es difícil
conseguir jóvenes que abandonen el barco fácilmente.
Realizo toda esta narrativa
para hablar de la Venezuela actual donde un gran número de jóvenes con
militancia partidista algunos pero la gran mayoría sin ninguna experiencia en
partido político y que, producto de la situación del país, decidieron salir a
la calle porque consideran las protestas públicas como un derecho que
debe ser respetado dentro del sistema democrático.
Mucho se ha dicho desde el
sector oficial sobre la manipulación de que están siendo objeto los jóvenes
para lanzarlos a la calle como “carne de cañón” no queriendo reconocer el
derecho que tienen ellos de reclamar la situación tan crítica que se está
viviendo en el país donde, quizás más que los adultos, sufren las consecuencias
de todo lo que acontece por cuanto no tienen garantizado su futuro.
Un país donde las escuelas
básicas y liceos no funcionan con regularidad por las carencias que tienen en
infraestructura, de personal, sobre todo en secundaria, donde no hay profesores
para las materias de ciencia como son matemática, biología, física y química,
la alimentación escolar llega en forma irregular, las canchas y campos
deportivos abandonados y sin dotación deportiva, donde no hay materias
complementarias como informática, arte y demás áreas.
Si vamos a las universidades
públicas conseguimos que el presupuesto aprobado para un año sólo alcanza para
un trimestre y el resto del año lo tienen que pasar solicitando créditos
adicionales que generalmente no llegan y que significa que las universidades no
puedan contar con una vigilancia adecuada y conlleva a vivir a los estudiantes
con la inseguridad donde son atracados en las mismas aulas o en las salida,
donde los comedores estudiantiles trabajan a media máquina y que muchos
estudiantes de bajos recursos opten por abandonar los estudios por el hambre
que pasan.
Aún con todas esas limitantes
los jóvenes culminan sus carreras profesionales y se encuentran con la gran
desgracia de no lograr puestos de trabajo seguro porque la recesión económica y
la inseguridad jurídica ha conllevado a muchas empresas de capital nacional, mixto
o externo a bajar la Santamaría por lo tanto las pocas plazas disponibles en
las empresas privadas, públicas y la administración pública no son suficientes
para absorber a los jóvenes.
Por otro lado los jóvenes no
pueden llevar una vida normal porque la inseguridad en las calles no les
permite salir a divertirse como le agrada a cualquier joven, además de no
contar con la seguridad necesaria como es la situación de los médicos que son
asaltados al salir de los hospitales u obligados a atender a un herido con una
pistola apuntándolo, la de periodistas que son detenidos por ejercer su
profesión. Aquí los viejos están enterrando a los jóvenes.
Toda esa vivencia ha empujado
que los jóvenes venezolanos opten por salir del país a correr aventuras en
otros países para lograr ejercen su profesión o trabajar en cualquier otra área
mientras logran conseguir cargo en su profesión, eso lo hacen incluso viviendo
en forma ilegal en esos países, aun así se sienten más seguros que aquí.
Por todas estas razones hoy
los jóvenes venezolanos de las diferentes ciudades están en la calle en una
actitud de REBELDIA ante tantas injusticias y buscando la forma de
llamar la atención de las autoridades para que enderecen el rumbo, llamen a
elecciones las que están vencidas, se respete el derecho a protestar
pacíficamente y llevar una vida sana, ¿no tienen razones para protestar? A mi
entender les sobran.
sajidb47@yahoo.com.ar
09-06-17
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