Por Leonardo Morales P.
Los acontecimientos
políticos emergen permanentemente y, quizá, el término permanente sea
inadecuado, y resulte apropiado sustituirlo por el de fluir. La política
siempre está fluyendo, nunca está estática siempre aparece alguna fuerza que
posibilita su activación. Está siempre en movimiento continuo; lo que en algún
momento pareció haber desaparecido, simplemente estaba en una suerte de extraño
reposo mientras, otras razones o ideas, aparecían para darles vida y
movimiento.
El mundo vive en un
constante movimiento. Los cambios ocurridos con el fin de la Unión Soviética y
la Caída del Muro de Berlín supusieron para Fukuyama el fin de una era
sostenida en lo ideológico, para dar ingreso definitivo al dominio de la
democracia liberal en todo el planeta. Pero el conservador estadounidense,
aunque de origen japonés, no se paseó por el hecho de que las ideas no siempre
mueren, tal vez nunca lo hagan, y simplemente están en estado de latencia.
Something sounds
Las recientes elecciones en
Europa dan muestras de un significativo cambio en las preferencias de los
electores que parecen no decantarse por los efectos exclusivos del marketing
electoral sino por los problemas y aspiraciones de la ciudadanía de cada país.
En Holanda hubo un avance importante de la derecha nacionalista, también
señalada como populismo xenófobo y euroescéptico, además de racista. Cierto que
las expectativas no se concretaron, pero en todo caso obtuvieron un 13% que en
modo alguno debe ignorarse.
Más recientemente, en
Alemania se libró una nueva batalla donde la Canciller Merkel deberá hacer
nuevas alianzas para este nuevo período, toda vez que sus antiguos aliados de
la socialdemocracia han optado por no participar en una coalición con el bloque
conservador, quienes, como lo señalara el líder socialdemócrata, buscarán abrir
su espacio ideológico extraviado en la coalición con los conservadores. El dato
relevante, en el caso alemán, ha sido el 13% de los sufragios obtenidos por la
ultraderecha, muchos de ellos asociados al neofascismo.
Los resultados en Alemania,
además de los de Holanda, evidencian cambios significativos en las aspiraciones
ciudadanas y, en cierta medida, las agendas de gobierno sufrirán un viraje
relevante por las nuevas exigencias, poniendo en dificultades el compromiso
europeísta.
Algunos analistas estiman
que la derecha que emerge que cierto ímpetu en estos tiempos en Europa puede
posicionarse en un 20% de los electores, pero aun cuando no se perciba como una
amenaza habría que advertir que existen condiciones para que potencialmente
colocará en dificultades el liderazgo tradicional, en particular, porque
importantes exigencias sociales siguen sin ser satisfechas y todo pareciera
indicar que el entorno europeo continuará exacerbando los reclamos presentes:
las políticas migratorias, los temas religiosos con impacto en la seguridad, un
nacionalismo extremo cargado de racismo y, además, las convicciones de que la
experiencia en la Unión Europea no fue lo suficientemente satisfactoria, son
parte del menú que se deberán enfrentar en lo sucesivo.
A todo el panorama europeo
descrito, hay que añadir que en Polonia se impuso el sector ultraconservador;
antes en Bulgaria un conservadurismo populista y aún queda por observar los
resultados que pueden presentarse en Italia, donde desde ya se observa reales
posibilidades de llegar mucho más lejos que los anteriores. En fin, parece
estar sumamente claro que ese nacionalismo de ultraderecha y populismo xenófobo
tiene un espacio electoral claro y que cada vez más se amplia.
En el marco de este panorama
la política europea tendrá un importante cambio porque independientemente de
que estos sectores accedan a posiciones de gobierno su potencial aumenta y con
ello sus posibilidades de imponer una agenda que en otras circunstancias no
pasarían de ser meros gritos en el desierto.
30-09-17
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