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viernes, 5 de enero de 2018

Bitcoin II, por Miguel Méndez Rodolfo



Miguel Méndez Rodolfo 04 de enero de 2018

A mediados de 2017 el bitcoin mostraba signos de falta de innovación; es por ello que se creó el bitcoin cash, que surgió de una escisión de la criptomoneda original. La aceptación mundial del bitcoin y el incremento inusitado de sus complejas transacciones hizo que su tecnología se hiciera lenta para el procesamiento de la data; en efecto, el límite de 1 MB cada 10 minutos determinó que hubiese que esperar horas y hasta días para completar una transacción. Esto motivó que desarrolladores de códigos crearan una nueva tecnología (y nueva moneda virtual) que llamaron bitcoin cash, capaz de procesar 8 MB cada diez minutos. No obstante este desprendimiento y tropiezo en su ruta, el bitcoin continuó su tendencia ascendente, sobre todo por la creación de la técnica de fondeo conocida como ICO. Ésta es una forma novedosa de levantar capitales para financiar startups (empresas innovadoras que están en fase de arranque, ligadas a la era digital).

Normalmente las startup deben acudir a los fondos de inversión de riesgos, ya que la banca las considera inversiones muy riesgosas; estos fondos son órganos que diversifican mucho su capital y que se especializan en financiar ideas innovadoras; sin embargo este mecanismo ha sido complementado (y está cada vez más en uso) por una especie de crowdfunding (financiamiento de la gente) donde las startup generan su propia criptomoneda que compra el público internauta, con la salvedad que el inversor no recibe acciones de la empresa en ciernes, sino que guarda las monedas en su portafolio virtual en la espera de que la compañía crezca, produzca ganancias y puedan cambiarlas por dinero real. Este mecanismo ha permitido a ciertas empresas levantar más de US$ 100 MM en pocas horas, lo cual es altísimamente inusual en el mundo de los negocios. Como decíamos la aplicación generalizada de las ICO (Initial Coin Offer) oferta pública inicial de monedas, ha creado las condiciones para la “exuberancia irracional” –en palabras de Greenspan- del bitcoin. Avispados inversores corren la voz en la red de algunas de estas emisiones y su impacto en el bitcoin, creando una expectativa de subida de la criptomoneda, ya que las startup no reciben de los inversores dinero real sino criptomonedas (luego las empresas las cambian por dólares, euros, yuanes, etc.). Toda esta agitación, muchas veces manipulada, esta complicada ingeniería financiera, así como la compleja tecnología de blockchain y una ambición desmedida, obran el milagro de la subida meteórica del bitcoin.

Por supuesto, tal situación configura una perfecta burbuja, presta a estallar en cualquier momento, como históricamente ha ocurrido con todas las burbujas, hayan sido tulipanes, financieras, .com, inmobiliarias, etc. El Banco de China ha prohibido recientemente las ICO porque “perturban seriamente el equilibrio económico y financiero”, debido a la creciente ola de denuncias de fraude. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos advirtió a los inversores sobre las falsas ICO que se fundamentan en noticias y rumores inventados para inflar sus precios. En Singapur, Hong Kong y Canadá, las autoridades también advirtieron a los inversionistas del alto riesgo que asumen.

Con todo, hay startups que siguen financiándose con las ICO e inversionistas dispuestos a correr riesgos a la espera de grandes retornos en un terreno que aún no ha sido regulado por las entidades financieras. Ether, una criptomoneda ligada a la plataforma Ethereum que sólo puede ser utilizada dentro de ella y que usa la tecnología blockchain, tiene ventajas sobre el bitcoin en términos de manejo en las ICO. La reciente incorporación del bitcoin a la bolsa de Chicago, para competir en el mercado de futuros, estabilizó su valor y lo ajustó a la baja. Esto evitó un riesgo sistémico pero no la burbuja.

Miguel Méndez Rodulfo
Caracas 04 de enero de 2018

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