Miguel Méndez Rodolfo 04 de enero de 2018
A
mediados de 2017 el bitcoin mostraba signos de falta de innovación; es por ello
que se creó el bitcoin cash, que surgió de una escisión de la criptomoneda
original. La aceptación mundial del bitcoin y el incremento inusitado de sus
complejas transacciones hizo que su tecnología se hiciera lenta para el
procesamiento de la data; en efecto, el límite de 1 MB cada 10 minutos
determinó que hubiese que esperar horas y hasta días para completar una
transacción. Esto motivó que desarrolladores de códigos crearan una nueva
tecnología (y nueva moneda virtual) que llamaron bitcoin cash, capaz de
procesar 8 MB cada diez minutos. No obstante este desprendimiento y tropiezo en
su ruta, el bitcoin continuó su tendencia ascendente, sobre todo por la
creación de la técnica de fondeo conocida como ICO. Ésta es una forma novedosa
de levantar capitales para financiar startups (empresas innovadoras que están
en fase de arranque, ligadas a la era digital).
Normalmente
las startup deben acudir a los fondos de inversión de riesgos, ya que la banca
las considera inversiones muy riesgosas; estos fondos son órganos que
diversifican mucho su capital y que se especializan en financiar ideas
innovadoras; sin embargo este mecanismo ha sido complementado (y está cada vez
más en uso) por una especie de crowdfunding (financiamiento de la gente) donde
las startup generan su propia criptomoneda que compra el público internauta,
con la salvedad que el inversor no recibe acciones de la empresa en ciernes,
sino que guarda las monedas en su portafolio virtual en la espera de que la
compañía crezca, produzca ganancias y puedan cambiarlas por dinero real. Este
mecanismo ha permitido a ciertas empresas levantar más de US$ 100 MM en pocas
horas, lo cual es altísimamente inusual en el mundo de los negocios. Como
decíamos la aplicación generalizada de las ICO (Initial Coin Offer) oferta
pública inicial de monedas, ha creado las condiciones para la “exuberancia
irracional” –en palabras de Greenspan- del bitcoin. Avispados inversores corren
la voz en la red de algunas de estas emisiones y su impacto en el bitcoin,
creando una expectativa de subida de la criptomoneda, ya que las startup no
reciben de los inversores dinero real sino criptomonedas (luego las empresas
las cambian por dólares, euros, yuanes, etc.). Toda esta agitación, muchas
veces manipulada, esta complicada ingeniería financiera, así como la compleja
tecnología de blockchain y una ambición desmedida, obran el milagro de la
subida meteórica del bitcoin.
Por
supuesto, tal situación configura una perfecta burbuja, presta a estallar en
cualquier momento, como históricamente ha ocurrido con todas las burbujas,
hayan sido tulipanes, financieras, .com, inmobiliarias, etc. El Banco de China
ha prohibido recientemente las ICO porque “perturban seriamente el equilibrio
económico y financiero”, debido a la creciente ola de denuncias de fraude. El
Departamento del Tesoro de Estados Unidos advirtió a los inversores sobre las
falsas ICO que se fundamentan en noticias y rumores inventados para inflar sus
precios. En Singapur, Hong Kong y Canadá, las autoridades también advirtieron a
los inversionistas del alto riesgo que asumen.
Con
todo, hay startups que siguen financiándose con las ICO e inversionistas
dispuestos a correr riesgos a la espera de grandes retornos en un terreno que
aún no ha sido regulado por las entidades financieras. Ether, una criptomoneda
ligada a la plataforma Ethereum que sólo puede ser utilizada dentro de ella y
que usa la tecnología blockchain, tiene ventajas sobre el bitcoin en términos
de manejo en las ICO. La reciente incorporación del bitcoin a la bolsa de
Chicago, para competir en el mercado de futuros, estabilizó su valor y lo
ajustó a la baja. Esto evitó un riesgo sistémico pero no la burbuja.
Miguel
Méndez Rodulfo
Caracas
04 de enero de 2018
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