Jesús Rafael González 31 de julio de 2018
El
modelo de negociación de Harvard se ha convertido en una herramienta práctica
para llevar procesos de negociación, y es que tienen para una situación de
conflicto un decálogo de buenas prácticas, las ideas están muy bien plasmadas
en 7 puntos en el libro “Getting a Yes” (Obtenga el sí) de Roger Fisher,
William Ury y Bruce Patton, convirtiéndose en un referente del estudio de la
negociación.
Hay
que decir que el método de negociación Harvard no es fijo o
estático, los contextos y realidades en situaciones conflictivas son
distintas. Por eso hay que entender que los procesos son complejos y parten de
la desconfianza entre los actores y las posiciones preexistentes que motivan el
conflicto. Por eso una de las primeras recomendaciones que se hacen es establecer
un conjunto de normas que formalicen la relación.
En una
democracia esas normas de los procesos de negociación son las leyes que
constituyen la base fundamental para el establecimiento de las instituciones,
sin ellas los procesos normales de resolución de conflictos de intereses
llevarían a un desorden permanente; estado de naturaleza para
Hobbes ampliamente desarrollado en el “Leviatán” pieza fundamental
para el desarrollo de los distintos métodos de la negociación hoy comentados.
La
negociación basada en intereses parte de la idea de que se pueden satisfacer
los intereses de todas las partes de modo que todos salgan ganando. Aquí
está el truco se encuentra en tratar de encontrar salidas que
posibiliten una ganancia mutua. Este resultado sólo puede darse cuando las
partes colaboran y dejan de verse como adversarios.
Por
eso cuando se plantean desde distintas instancias las recetas para retomar
caminos de entendimiento dentro de la oposición venezolana, hay que repetirlas
1000 veces, como cuando buscas en Google ¿Cuál es la mejor torta de chocolate?,
todas las recetas son las mismas.
La
receta
Por
eso vale decir, que en una situación problema como la que tenemos en
Venezuela, es recomendable acudir a las experiencias que en otras situaciones
de conflictos se han dado y cuestionarnos ¿Qué han hecho para salir del
conflicto?
En
prácticamente todos los autores nos presentaban las buenas prácticas para
procesos de negociación exitosos de manera muy similares, son entonces el punto
de partida, en el cual los actores políticos deben considerar para mejorar su
funcionamiento y esto que pudiera ser considerado en Venezuela y en cualquier
conflicto para retomar los espacios de diálogo y negociación, la literatura
sobre el tema es amplia pero son desarrollados punto a punto en un extenso
trabajo de Gideon Doron y Itai Sened llamando “Negociación Política:
teoría, prácticas y procesos”.
En el
texto encontramos la recta, que parte del establecimiento de reglas del proceso
de negociación, la conformación de objetivos concretos y realizables,
estructura mínima que dé organización a la negociación, metodología para las
comunicaciones, facilitadores dependiendo de la complejidad del proceso,
acuerdos legitimados, proceso de inclusión progresivo de actores y, por último,
el seguimiento.
La
oposición venezolana está en su peor momento, precisamente por el
incumplimiento de las normas mínimas a lo interno del bloque, privaron los
intereses particulares sobre la visión colectiva, se rompieron los acuerdos
Por
eso cuando se plantea una nueva oportunidad para el encuentro como el que se
realizó la semana pasada entre Capriles, Leopoldo, Henry Ramos, Henri Falcón y
Julio Borges, es oportuno retomar los puntos anteriores, pues con el peor
gobierno de la historia del país es incompresible esta fragmentación de la
oposición, es necesario retomar el camino de la sensatez. Repetir la receta una
y otra vez hasta que quede perfecta. No se trata de decir lo obvio que ya se
presenta en los esquemas, se trata de hacerlo y aquí radica el problema.
¿Cómo
meter a 5 elefantes en un Volkswagen?
La
respuesta absurda sería, 2 adelante y 3 atrás. Por
más ridícula e ilógica que parezca la solución, ésta puede hoy ilustrar las
salidas creativas que parte del bloque opositor hace a la grave situación a la
que nos enfrentamos.
Por
eso cuando escucho que hay que nombrar un gobierno en el exilio, nuevos poderes
públicos, establecer una transición, llamar a elecciones sin este CNE, no se
negocia con la dictadura; y en la lista no se evalúa las fuerzas del
contrincante, no puedo dejar de pensar en la caricatura ridícula de los
elefantes en el pequeño carro.
Cuanto
más se intente evadir la realidad, más se dificulta un cambio. Por eso antes que
un decálogo de deseos se debe comprender ¿dónde estamos?, ¿Por qué llegamos
aquí? y darle respuesta a la pregunta ¿qué tenemos que hacer?, ¿Cómo lo vamos a
hacer?, es mucho más complicados de lo que parece pues supone una negociación
en varios niveles.
Negociación
de primer nivel, a lo interno de los actores políticos de la oposición: pues no
solamente hay desconfianza mutua entre los actores, el problema es mayor, se
despilfarró en 3 años la voluntad mayoritaria de cambio manifestada en la
Asamblea Nacional, con acciones difusas y expectativas de cambio irreales y sin
fuerza real el bloque se ganó la desconfianza de los adversarios al Gobierno.
La receta pasa por recobrar la confianza a lo interno del bloque, del bloque
con los ciudadanos.
Negociación
de segundo nivel, entre los distintos actores sociales: El Frente Amplio,
Concertación por El Cambio, Fedecámaras, los sindicatos, ONG´s, etc. Por si
solos son incapaces de garantizar un cambio, por eso hay que entender que desde
la heterogeneidad de intereses es preciso construir unos intereses superiores,
esto pasa por ampliar las normas y reglas de juego a un segundo nivel, que
garanticen una ruta compartida y acuerdos mínimos que deben ser cumplidos por
los actores y den la suficiente estabilidad para que ese cambio comience a ser
posible.
Negociación
de tercer nivel, entre el Gobierno y las fuerzas del cambio: pareciera
incompresible cómo un Gobierno mayoritariamente repudiado logra fortalecer su
posición en medio de la peor crisis social y económica. Si bien la respuesta es
compleja, una aproximación viene de la dispersión de esas fuerzas, cada actor
está moviendo por sus intereses unas direccionadas energías en formas opuestas
haciendo que las opciones de cambio se anulen unas a otras, el Gobierno se mantiene
mientras la oposición se destroza. Por eso antes de llegar al tercer nivel de
negociación es necesario tener claridad en los dos primeros.
Negociación
de cuarto nivel, entre el país y la comunidad internacional, no debemos olvidar
que nos guste o no tenemos hoy deudas y contratos que cumplir, relaciones con
otros países que reconstruir y sobre todo la credibilidad necesaria para
garantizar préstamos y un aumento progresivo de las inversión privada
internacional, en este nivel también tendremos que trabajar.
La
complejidad de la problemática en cada nivel requiere de abordajes distintos
pero la receta procedimental es exactamente la misma y aplica a cada uno de los
niveles planteados: reglas para retomar la confianza, objetivos
claros y alcanzables, estructura mínima, comunicaciones acordadas, acuerdos
concretos verificables, seguimiento, equipos asesores y facilitadores.
La
apuesta es intentar darle viabilidad a las soluciones que platean la
reconstrucción de un país colapsado, esto pasa por comprender que la
negociación es parte de la dinámica democrática y cada uno de los niveles
requiere un abordaje distinto, por eso es necesario contribuir de manera
permanente en poner elementos que fortalezcan el debate.
Por
eso cuando se dice que no es momento de negociar, se está
partiendo de una visión equivocada, pues precisamente se negocia cuando hay
intereses en conflicto, hoy tenemos que reivindicar los
mecanismos propios del diálogo, la negociación y los consensos pues nuestros
intereses individuales están en juego y nos vemos obligados a construir unos
colectivos que contribuyan a superar este penoso momento.
Hay
que aceptar los errores para avanzar y eso pretendo en ese artículo; avanzar en
la repetición de los ya dicho por otros para construir una nueva agenda
setting, que intente dar la importancia a la información que se va a
difundir en relación con las negociaciones y acuerdos, dándole un orden de
prioridad para obtener mayor audiencia en una población desorientada y sin
rumbo en el país, con la intención de generar un mayor impacto y que logre
elevar el nivel de conciencia sobre la importancia del tema.
Por
eso cuando pregunten ¿qué hay que hacer? La respuesta es negociar, el ¿cómo?,
¿qué?, ¿cuándo? y ¿para qué? variarán de acuerdo a la estrategia definida, pero
debemos tener en cuenta que antes, durante o después siempre será necesaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico