Fernando Camino Peñalver 13 de agosto de 2018
El
aumento desmedido de los precios del petróleo, permitió al régimen la oferta en
abundancia de bienes importados y el reparto de dinero a través de distintas
misiones, creando una falsa prosperidad sobre las ruinas del sector productivo
nacional. Aunque fue mínima la “inversión”, en comparación con el despilfarro y
la corrupción con que se dilapidaron más de 1.150 millones de millones de
dólares de la renta petrolera y de deuda pública, la llamada “inversión social”
creó una falsa prosperidad en parte de la población.
El
Plan de la Patria 2013-2019 proyectado por el régimen calculando que el barril
de crudo seguiría costando más de cien dólares, creó dentro de sus
“planificadores económicos” la expectativa de que el derroche y la corrupción
continuaría a paso de vencedores y con ello la falsa bonanza económica con que
aturdieron a parte de la población.
Pero a
partir de 2014 debido a la caída de los precios del petróleo y al deterioro de
Pdvsa, disminuyó progresivamente el ingreso de divisas y con ello la
incapacidad de sustituir la producción privada por bienes importados y todo se
les derrumbó. A pesar del repunte de los precios del crudo a partir de 2017
(cercanos a los 70 dólares por barril) el ingreso de divisas no mejora a causa
del desplome de la producción de Pdvsa.
El
Plan de la Patria estima un crecimiento de la producción petrolera que llegaría
a 6.000.000 de b/d en 2019 y así duplicar la producción de 1998 (3.100.000
b/d), pero la terrible realidad es que la producción de Pdvsa y sus aliados
comerciales ha venido disminuyendo y en junio de este año bajó a 1.340.000 b/d.
La disminución de la producción petrolera ha tenido un impacto nocivo sobre la
generación de divisas (Pdvsa aporta más del 95%) y por supuesto en la capacidad
de importar materia prima y otros bienes. Esta situación ha traído como
consecuencia escasez, aumento de los precios y disminución del consumo.
La
disminución de las importaciones y del consumo ha tenido un impacto negativo en
el crecimiento de la economía interna de nuestro país. Entre 2014 a 2017 la
contracción del crecimiento económico fue de un -45% y el FMI estima para este
año una caída del -15% del PIB. Irónicamente, en el Plan de la Patria se
promete mantener un crecimiento de un 4% interanual del PIB entre 2013 a 2019.
La
escasez por falta de producción interna y de bienes importados, y la emisión de dinero inorgánico
por parte del BCV para poder cubrir el déficit fiscal, ha desatado una
hiperinflación que cerró el 2017 en 2.735%. Las estimaciones del FMI prevén
para el cierre de este año que será de 1.000.000% aproximadamente. En las metas
macro económicas del Plan de la Patria estiman un promedio anual de la tasa de
inflación de un 20%, más errados, imposible.
A
partir de 2013, los índices de pobreza reflejan un fuerte crecimiento debido a
la contracción del ingreso familiar y a la caída del poder adquisitivo del
ingreso mínimo mensual. Este año hemos
llegado a niveles cercanos al 90% de pobreza y superiores al 60% de pobreza extrema.
El desempleo, según el FMI, se situó en 2017 en un 27% y prevé el mismo
organismo internacional que para este año tendrá una tasa de crecimiento de un
33%. Tenemos aquí el enorme contraste entre la realidad y el Plan de la Patria,
el cual promete que para 2019 la pobreza debe haberse reducido a un 15% y la
pobreza extrema a 0% y el desempleo mantenerlo en una tasa anual de entre un 5%
a un 7%.
Ante
la gravedad de la crisis por la que estamos atravesando, crisis inducida por
este régimen indolente e ineficaz y ante su incapacidad para corregirla,
estamos urgidos de un gobierno y de poderes públicos que resuelvan de forma
inmediata esta situación. Necesitamos un Estado Democrático que garantice al
sector productivo privado seguridad jurídica y políticas públicas necesarias
para estimular la propensión a invertir y a producir en nuestro país y además
un sistema democrático que rescate nuestras empresas básicas y su capacidad
para generar divisas
El
primer punto de agenda del nuevo gobierno democrático debe ser dar solución a la urgencia humanitaria que
azota a nuestra población: la desnutrición por carencia de alimentos y la
muerte por la escasez y carestía de medicinas.
Para
ambos casos se debe facilitar el canal humanitario de origen externo para la
donación de alimentos y medicinas, esto sería la solución a corto plazo para
socorrer a la población más vulnerable. Y al mismo tiempo, ejecutar un plan de
emergencia para importar alimentos manufacturados, así como los bienes
necesarios para impulsar la producción agrícola y agroindustrial. En este caso,
debemos disponer de divisas suficientes para importar materia prima,
maquinarias, repuestos e insumos intermedios para el sector industrial. Para el
sector primario se requiere de la importación de semillas, fertilizantes,
agroquímicos, maquinarias y repuestos para afrontar los dos ciclos agrícolas
inmediatos al cambio de gobierno. Estamos preparados para todo esto. Al
contrario de lo que piensan algunos, la recuperación del país será bastante
rápida, disponemos de los recursos internacionales y del talento nacional.
Trabajamos incansablemente en ello.
Fernando
Camino Peñalver
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico