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miércoles, 8 de agosto de 2018

Maduro: “Yo soy la oposición” por @polis360



Por Piero Trepiccione


Ha llegado a Caracas la denominada “marcha campesina admirable” y con ella, hemos visto uno de los ejercicios de comunicación política más brillantes desarrollados por el presidente de la República Nicolás Maduro Moros en los últimos tiempos. Su capacidad de gerencia política es absolutamente incuestionable a pesar de las innumerables criticas que a diario recibe, tanto del mundo político opositor nacional e internacional como de partidarios del chavismo descontentos con el manejo gerencial de la economía del país. Veamos en qué nos basamos para destacarlo.

Maduro argumenta ante los campesinos que los culpables de la nula o escasa producción en los fundos expropiados por el Gobierno son los burócratas corruptos infiltrados por la derecha para perjudicar la revolución. No es el modelo o las políticas aplicadas durante los 20 años -jamás- sino estos oscuros personajes que han tenido una influencia que ha socavado al poder popular campesino.

El latifundio sigue vivo gracias a la derecha maltrecha que conspira contra el desarrollo del país. Maduro recibe la argumentación de los líderes campesinos admirables. “Nosotros estamos produciendo a capacidad plena en el campo, pero los productos llegan caros a Caracas por culpa de los intermediarios, es decir, aquéllos que los transportan, son unos verdaderos azotes del pueblo, hay que acabar con ellos”. “Presidente; hay unos jueces agrarios que están persiguiendo a nuestra gente, quitándole la tierra a los nuestros y dándosela a los infiltrados”. “Los insumos no nos llegan a tiempo, los funcionarios los revenden por fuera y nos dejan sin nada”. Y en esa línea argumentativa y discursiva se desliza el trasfondo del asunto: Maduro es su propio jefe de oposición.

Él mismo cuestiona y critica todo cuanto sale mal, pero evade cualquier responsabilidad sobre las fallas que han originado el mayor despelote histórico en materia económica y productiva en el país. El discurso del presidente Maduro ante la sobrevenida marcha campesina admirable, es una pieza invaluable de estrategia política. En su peor momento de evaluación por parte de la opinión pública venezolana, Maduro se reinventa como un líder opositor y trata de hacerse popular. Es una manera de mantener el poder refrescando su papel en el Gobierno y la sociedad.


No se puede cuestionar entonces, desde ningún punto de vista, la estrategia de comunicación política que está desarrollando Nicolás Maduro Moros. Convertirse en la figura que todo lo cuestiona y en paralelo, alinearse con las necesidades más sentidas del pueblo venezolano, lo hace un ventrílocuo que habla a través de sí mismo pero interpretando otro papel histriónico.

Es una forma moderna de utilizar aquella célebre regla de la propaganda denominada “de la transmutación” en la que el desgaste del ejercicio de Gobierno de 20 años se convierte en el liderazgo que todo lo cuestiona desde la acera de enfrente para generar nuevas sensaciones de afecto desde la necesidad. No hay duda, es un viejo truco que muchas veces ha funcionado, otras no tanto.

Veremos si Maduro en la condición económica actual del país es capaz de sobrellevar la situación cumpliendo esa estrategia comunicacional. Pareciera que el histrionismo político no es combustible suficiente para el largo aliento. El tiempo económico-social no está como para una jugada tan audaz como esa, pero se han visto casos…

05-08-18




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