Emily Avendaño 01 de abril de 2019
La venezolana ha tenido una agenda intensa
desde que pisó suelo chileno. Hoy llegará hasta La Moneda para sostener un
desayuno con la Primera Dama, Cecilia Morel; participará en charlas en
universidades, y se reunirá con la comunidad de venezolanos en el Parque
Bustamente. Admite que el fracaso en la entrada de la ayuda humanitaria, el
pasado 23 de febrero, les dejó un “mal sabor de boca”, pero asegura que poco a
poco los alimentos y medicinas están ingresando a su país: “Nosotros queremos
salvar vidas”.
Voluntad
Popular no existía aún como partido político cuando Fabiana Rosales comenzó
a militar en esa colectividad. Era el año 2009 y por ese entonces solo era un
movimiento social. Allí coincidió con Juan Guaidó en un
encuentro de las juventudes en el que se ofrecían ideas para transformar el
país. Ambos coincidían en que no se querían ir de Venezuela, en total llevan
siete años juntos, casados desde el año 2013.
Por
los azares de un acuerdo parlamentario al interior de la Asamblea
Nacional de Venezuela, que fijaba que este año la Presidencia del
Poder Legislativo la iba a ejercer un diputado militante de Voluntad
Popular, Guaidó
terminó juramentándose como Presidente Encargado y, en automático,
Rosales debió asumir las responsabilidades de una “Primera Dama”.
Confesó
que para hacerlo “pido a Dios todos los días que me ayude, que me dé la
fortaleza que necesito, que me dé la entereza, Venezuela necesita que yo esté a
la altura del momento, de este reto. Veo a mi hija y sé que estoy
haciendo algo por ella y por los demás niños de Venezuela porque sé
que le vamos a dejar una herencia de democracia y libertad, que más nunca nadie
la va a volver a robar”.
Rosales
ha padecido en primera persona la escasez de medicinas en Venezuela. Su padre
murió porque no tuvo acceso a una atención médica de calidad después de sufrir
un infarto. La activista ha contado que al momento del ataque al corazón, él se
encontraba en Mucurubá, una comunidad rural en el Páramo merideño –al
occidente–. En el centro asistencial que lo recibió “no había ni alcohol”, así
que el hombre falleció mientras conseguían una ambulancia.
Esta
semana, cuando Venezuela sufrió un apagón que se prolongó durante más de 100
horas; ella misma estuvo sin servicios como luz o agua en su casa por ocho
días. Es por eso que está convencida de que hay que trabajar por un cambio
político en Venezuela y, asegura, que en dos meses se ha logrado más en su país
en ese sentido que lo conseguido en 20 años.
Tenemos
un objetivo muy claro y sabemos las consecuencias que pueda traer esta lucha,
pero estamos seguros de que llegó el momento de que Venezuela tenga un
desenlace distinto”.
“Cese
de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, esa fue la hoja de
ruta trazada por la oposición venezolana y el mensaje que Rosales vino a traer
a Chile. Aquí se reunirá hoy con la Primera Dama, Cecilia Morel, y
ofrecerá charlas en las Universidades Adolfo Ibáñez y en la Autónoma de Chile. También
participará del “Foro por la Democracia”, en la sede del Congreso
en Santiago. Esta tarde a las 18:00 horas está previsto un encuentro con
migrantes venezolanos en el Parque Bustamante.
Se
prevé que de Chile, en donde estará hasta el sábado, vaya a Perú y a
los Estados Unidos. Explica que se trata de dar continuidad a la gira
por América que comenzaron al salir a Cúcuta para participar en la
frustrada entrega de la ayuda humanitaria, que debía ocurrir el 23 de febrero.
Relata
que en esa oportunidad “pasamos como dos días tratando de llegar a
Cúcuta, contra todo pronóstico lo logramos siendo que tuvimos que pasar más de
80 puntos de control desde Caracas hasta la frontera. Lo logramos pese
a servicios de inteligencia y contra-inteligencia militar, pese a colectivos
–grupos irregulares de civiles armados– que nos pusieron en el camino para
impedir que lográramos pasar”. Agrega que al final lograron entrar y salir de
Venezuela con la ayuda de “muchísimos funcionarios”.
“Ese
intento de ingreso de ayuda humanitaria, que causó tanto dolor en los
venezolanos al ver como quemaban comida y medicinas, no ha sido un obstáculo.
La ayuda humanitaria ya está ingresando, estamos haciendo donativos
importantes. Seguirá ingresando, no hay obstáculos para salvar vidas. Hoy
quienes quieren masacrar, quienes quieren seguir asesinando a gente, son los
del régimen que usurpa Miraflores. Nosotros seguiremos salvando vidas,
seguiremos haciendo que la ayuda humanitaria ingrese de la manera que sea, para
que nuestros niños, nuestros adultos, nuestros ancianos puedan cumplir con sus
tratamientos, ingresen el alimento que tanto necesitamos en Venezuela”, aseveró
la venezolana.
La
ayuda humanitaria ya está ingresando, estamos haciendo donativos importantes.
Seguirá ingresando, no hay obstáculos para salvar vidas. Hoy quienes quieren
masacrar, quienes quieren seguir asesinando a gente, son los del régimen que
usurpa Miraflores”.
No
obstante, reconoce que se trató de “un mal sabor de boca, porque hay mucho que
hacer, hay muchos venezolanos en el mundo, hay muchísimos venezolanos hoy que
quieren ayudar y la comunidad internacional nos sigue respaldando, pese a que
quemaron comida y medicina”.
“Tenemos
una comunidad internacional que nos respalda”
Antes
de juramentarse como Presidente Encargado, Juan Guaidó fue detenido cuando se
dirigía a un cabildo abierto, el 13 de enero. Ese día todos supieron el nombre
de Rosales, cuando, a través de un tuit, alertó del accionar del Servicio
Bolivariano de Inteligencia (Sebin).
Fabiana
Rosales es periodista y tiene 26 años de edad. Desde ese momento su
perfil en Instagram ha sumado 584 mil seguidores. Tienen una hija que en mayo
cumplirá dos años, y que estaba en casa, junto a su abuela, cuando otro cuerpo
de seguridad del Estado, el FAES, llegó a intimidarlos. Al momento
de ser informado de la presencia policial en su casa, Guaidó estaba en un acto
público presentando el Plan País.
Venezuela
necesita que yo esté a la altura del momento, de este reto. Veo a mi hija y sé
que estoy haciendo algo por ella y por los demás niños de Venezuela porque sé
que le vamos a dejar una herencia de democracia y libertad, que más nunca nadie
la va a volver a robar”.
Al ser
consultada sobre las amenazas a su seguridad personal y la de su familia
responde: “Yo siento que nosotros, primero, tenemos la protección de Dios.
Tenemos la protección de nuestros hermanos venezolanos que nos acompañan a
cualquier rincón al que vamos, nos esperan en cada actividad que hacemos
y tenemos una comunidad internacional que nos respalda. Yo
duermo tranquila todas las noches, tengo a mi esposo y a mi hija a mi
lado. Dormimos con nuestra paz mental sabiendo que estamos haciendo las
cosas bien, que en nuestra mente no entra ningún mensaje que nos pueda
perturbar. Tenemos un objetivo muy claro y sabemos las consecuencias
que pueda traer esta lucha, pero estamos seguros de que llegó el momento de que
Venezuela tenga un desenlace distinto”.
El 11
de marzo llegó un equipo de avanzada de la Alta Comisionada para los
Derechos Humanos de las Naciones Unidas a Venezuela, a su paso ha
habido agresiones a los periodistas que intentan cubrir sus actividades, y
acción de los funcionarios estadales que intentan cubrir la precariedad de los
centros de salud. “Hoy, quieres usurpan, pintaron hospitales, movieron
presos de cárceles, sembraron árboles. Esos hospitales olían a pintura, yo
espero que hayan percibido ese olor a pintura. Hay una realidad que se vive en
Venezuela y yo estoy segura de que se va a hacer lo correcto”, concluye
sobre el accionar de la comitiva.
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