Por Andrés Cañizález
Es noticia aquello que es
sorpresivo, inesperado. Ese es uno de los principios para poder explicar el por
qué no todo lo que ocurre en una sociedad termina procesado como información.
Hay muchísimos hechos cada día, pero no todos ameritan que se escriban noticias
sobre ellos.
Cuando un hecho,
inicialmente sorpresivo o inesperado, pasa a ser un evento cotidiano, que
se repite cada día, va perdiendo de forma paulatina interés noticioso. Eso
ocurre con los apagones en Venezuela. Cada día millones de venezolanos, en
diferentes horas y zonas geográficas, se quedan sin servicio eléctrico durante
varias horas. Tal situación, en la medida en que ha pasado a formar parte del
paisaje cotidiano en el país, ha dejado de ser noticia.
Escribo un día domingo.
Durante toda la semana previa he estado sin energía eléctrica durante 5 ó
6 horas diarias. Usualmente, aunque no hay un plan oficial de racionamiento,
nos quedamos sin luz entre las 6 y las 7 PM. Algunos días la electricidad fue
cortada dos veces el mismo día y posiblemente la gran novedad ha sido que este
sábado, contrario a la rutina de apagones, también hubo corte.
Una situación similar se
vive en buena parte del occidente venezolano. He comprobado a través de amigos
y colegas periodistas que la luz falla de forma cotidiana en estados
como Táchira, Mérida, Trujillo, Portuguesa y Falcón. Un capítulo aparte es el
estado Zulia, la zona geográfica más castigada por la crisis eléctrica, incluso
desde mucho antes que conociéramos los apagones nacionales prolongados de este
2019.
Una reciente visita que hice
al estado Zulia, me permitió constatar la devastación ocurrida allí.
La crisis eléctrica prolongada acabó con comercios, con actividades
productivas. La crisis eléctrica colapsó los servicios públicos (transporte
público, aseo urbano, agua) y lo que pude observar allí es el retrato del
futuro venezolano en caso de que no se revierta el modelo que nos trajo a este
punto.
Volvamos a la información.
Los apagones son cotidianos, ocurren en muchos lugares, cada día afectan a
millones de venezolanos. ¿Por qué han desaparecido las noticias de los cortes
eléctricos? Pues porque ahora son parte de nuestra vida cotidiana. Quedarse sin
luz, para decirlo llanamente, ya no es novedad, ya no es noticia en buena parte
del país.
Esta es una arista del
problema. La otra, y tampoco muy comentada, tiene que ver con el cómo quedarse
sin energía eléctrica también deja a los ciudadanos sin información.
El apagón nos deja
obviamente sin luz, como le llamamos popularmente en Venezuela al servicio
eléctrico, también sin agua potable en muchísimos casos. Y nos deja, casi
siempre, sin Internet. Mucha de la navegación que se hace hoy en Venezuela
a través de la red se hace por el WIFI de casas u oficinas. Sin luz no hay
Internet.
También he comprobado, es mi
caso, que cuando sufro de un apagón también desaparece la señal de telefonía
celular y por tanto los datos de Internet. La zona en la que vivo, al parecer,
se queda sin luz de forma simultánea con la zona en la que están las
operadoras.
Se va la luz y lo único que
podríamos encender, si tenemos, es un aparato de radio, de esos de transistores
que usan baterías. Muchas emisoras a nivel local no cuentan con plantas de
emergencia para generar energía y por tanto, cuando hay un apagón también dejan
de transmitir.
No hay electricidad, no hay
Internet y por tanto no hay información.
En medio de los apagones que
millones de venezolanos padecen cada día, en distintos horarios y en muy
diversas regiones del país, tal vez prevalezca un deseo común. Y digo deseo,
porque no hay información para saber si será el apagón de cada día o si se está
en medio de un colapso general en el país, como ya ocurrió.
En mi caso, como otros
tantos, sencillamente me encomiendo a Dios.
22-10-19
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