AFP 28 de octubre de 2019
La
comunidad internacional debate cómo ayudar a los países de América Latina a
afrontar la llegada de cientos de miles de migrantes venezolanos y apoyar a su
vez a las comunidades de acogida, para evitar brotes de xenofobia.
Desde
este lunes se darán comienzo los dos días de Conferencia Internacional de
Solidaridad sobre la crisis de los refugiados y los emigrantes venezolanos,
auspiciada por la Unión Europea (UE) y Naciones Unidas.
El
objetivo es participar en la respuesta de los gobiernos latinoamericanos que
albergan el 80% de los 4,5 millones de venezolanos que huyeron de su país en el
desplazamiento “más grande en la historia reciente de América Latina”, para la
ONU.
Horas
antes del encuentro, la ONG Oxfam llamó a no olvidar a las comunidades de
acogida, tras alertar en un informe de la aparición de señales que podrían
alentar sentimientos xenófobos en Colombia, Perú y Ecuador.
“Las
narrativas antimigratorias están comenzando a enmarcar su discurso sobre la
base de miedos ya conocidos”, al asociarse la migración con la “inseguridad” o
“el colapso de los servicios sociales”, alerta Oxfam.
Colombia,
con 1,4 millones de migrantes venezolanos, Perú (860.000) y Ecuador (330.000)
se encuentran de hecho entre los países en primera línea de esta crisis, junto
a Chile (371.000) y Brasil (212.000), según la ONU.
“La
inversión en las comunidades es clave para tener un antídoto contra el
resentimiento local que pueda surgir”, según un responsable de la ONU, que
llamó a estar atentos la “evolución política en Venezuela y en toda la región”.
América
Latina, que vio salir a millones de personas hacia Estados Unidos o Europa a
fines del siglo XX, está bajo la presión de atender a los venezolanos que en un
importante número están migrando por tierra, mar y aire.
Y,
todo ello, en un contexto de estancamiento político en Venezuela, que enfrenta
la peor crisis política, económica y social de su historia reciente y que aleja
las posibilidades de un regreso de los migrantes a su país.
Millonaria
ayuda
Aunque
el evento, que inicia este lunes con un primera parte más técnica con la
intervención del enviado especial de la ONU Eduardo Stein, no es una
conferencia de donantes, no se descarta que algunos países pongan cifras a su
ayuda.
El
canciller español, Josep Borrell, que el 1 de diciembre se convertirá en el
próximo jefe de la diplomacia europea, ya anunció que su país aportará 50
millones de euros en tres años para paliar los efectos de la crisis de
migrantes.
En
diciembre, Naciones Unidas pidió 738 millones de dólares para ayudar a los
venezolanos y a sus países de acogida, un monto que este año, según el
responsable de la ONU, debería duplicarse por la continúa marcha de
venezolanos, que podrían llegar a los 5,3 millones.
Los
organizadores esperan, al término de la reunión en la que se abordarán las
necesidades de cada país, el eventual anuncio de una conferencia de donantes
próximamente, según fuentes comunitarias.
La
sesión política del encuentro comenzará hoy en la tarde y se extenderá hasta el
martes a mediodía y, en ella, los representantes de América Latina, entre ellos
los cancilleres de Colombia, Perú y Ecuador, tendrán el protagonismo.
Ni
el gobierno de Nicolás Maduro ni la oposición liderada por Juan Guaidó fueron
invitados a la conferencia.
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