Miguel Méndez Rodulfo 30 de octubre de 2019
En
un escrito para la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat, de julio de
2012, el arquitecto Marco Negrón terminaba preguntándose “¿por qué las personas
creativas tienden a concentrarse en ciertos lugares? En un mundo donde la gente
goza de una alta movilidad, ¿por qué ellas prefieren algunas ciudades sobre
otras y por cuáles razones?” La respuesta a tales interrogantes, quedaría clara
pocos años después y no es otra que una combinación de muy buenas condiciones
de habitabilidad (servicios públicos, equipamientos urbanos, espacios públicos,
salud, educación, seguridad, diversión, cultura, artes, gastronomía, cultura
ciudadana, así como hospitalidad, encanto y atractivo), con excelentes
condiciones para la competitividad (redes de TIC, centros de investigación
tecnológica, universidades de alto nivel, acoplamiento universidades-empresas,
sistema financiero fuerte, competitivo capital de riesgo, apoyo estatal y
social al emprendimiento, registro de empresas en horas, eliminación de la
burocracia, simplificación de trámites, bajos niveles de corrupción, modernos
parques industriales, centros de convenciones, realización de congresos
internacionales, tolerancia al fracaso, diversidad de género, diversidad
sexual, etc.) y con el cumplimiento decidido de condiciones de sostenibilidad
(Objetivos de Desarrollo Sostenibles). Todo lo anterior llega a configurar en
el tiempo lo que se conoce como ciudades vibrantes, que atraen por su dinámica
y espíritu cosmopolita, algo que no se compra en botica.
Quizá
Plan País Infraestructura, al igual que el arquitecto años atrás, desconociera
esta nueva realidad, porque de otra forma no se entiende la siguiente
declaración: “Transformaremos las ciudades haciendo de la vida pública un motor
de desarrollo, emprendimiento, diseño, participación política y gobernanza”. La
vida pública que se da en los espacios de la urbe y que corresponden a la
esfera de la habitabilidad, por sí misma no se convierte en un motor de
desarrollo, a menos que existan excelentes condiciones de competitividad y
sostenibilidad. Este error conceptual en el que se persiste reiteradamente por
darle al espacio público un rol protagónico que no tiene, es consecuencia de una
ausencia de visión.
Por
cierto, cuando se explicaba el concepto de espacio público se utilizaba el
ejemplo de una plaza como referencia de ello; sin embargo también se la definió
como un equipamiento urbano (lo cual es cierto). El asunto es que si queremos
ser didácticos y lograr que la audiencia nos entienda, no podemos poner un
ejemplo ambiguo, porque confundimos. O por lo menos no convenía definirla como
lo segundo.
Una
de las láminas de la segunda presentación de Plan País Infraestructura, muestra
un gráfico con los espacios públicos ubicados en el centro, y alrededor los
equipamientos urbanos, la vivienda, los servicios públicos y la movilidad,
cuando la posición central claramente debía estar ocupada por la vivienda,
porque es para los residentes de ella, los ciudadanos, que existe la
infraestructura pública.
En
otra lámina de Plan País Infraestructura, correspondiente a la primera
presentación, se plantea la elaboración de un “Plan Nacional Territorial”. El
asunto es que estos planes previstos en la LOOT, no se conocen y si se hicieron
fueron muy poco difundidos y no se puede decir que aplicados. El tema es que no
por ello esta planificación es innecesaria, sino que por el contrario es muy
importante. Lo que ocurre es que no es una mera planificación territorial, ni
tampoco un simple plan de ordenación del territorio, sino que ahora es un
instrumento de ordenación y “desarrollo” del territorio. Pero ya no debería ser
un plan, con metas, recursos, tiempos… algo muy rígido, sino que deben ser
“Lineamientos Nacionales para la Ordenación y Desarrollo del Territorio”.
La
presentación sobre equipamientos urbanos fue una mera lista enunciativa de la
cantidad de estos elementos que hay que construir o mejorar, pero no se explicó
la importancia de ellos para la habitabilidad, competitividad o sostenibilidad
de la ciudad que es lo importante y relevante.
Miguel
Méndez Rodulfo
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