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jueves, 1 de noviembre de 2012

Pregunta de rigor

Por Marino González, 31/10/2012 

Pasadas tres semanas de las elecciones del 7 de octubre, hay muchas evidencias de la parcialidad con la que actuó el CNE en todo el proceso. Las gestiones insistentes de la Unidad Democrática para contrarrestar el abuso de poder y la asimetría en el tratamiento de las partes, no fueron correspondidas. No se puede esperar menos de un gobierno que ha construido un entramado a su favor, contraviniendo las normas y pautas democráticas.

También hay sólidas evidencias de que el número de votos que obtuvo el candidato por la reelección fueron superiores a los del abanderado de la Unidad. La diferencia de 11 puntos porcentuales es, aunque menor a otras oportunidades, significativa y debe exigir análisis detallado. El gobierno actual ganó porque convenció a más gente. Se debe ahondar en las causas de tal conducta, so pena de que se siga sin convencer a la mayoría.

Una forma de asumir esta pregunta es examinar la valoración del votante sobre su situación personal y familiar. En líneas generales, de acuerdo con encuestas de opinión pública previas a las elecciones, 60% de la población consideraba que su situación económica personal y familiar era mejor que el año anterior. También el 60% consideraba que su situación económica es buena. Casi el 70% tenía expectativas de que su situación personal y familiar podía ser mejor en los próximos seis meses. Para un votante que considera que las cosas están bien, es lógico presumir que las posibilidades de un cambio de gobierno no entran mucho en su radar.

Especialmente si para la mayoría de la población el gobierno actual tiene una valoración positiva. Lo cual nos lleva directo a explorar las razones por las cuales para 60% de los venezolanos, después de las evidentes deficiencias de la actual gestión, la situación económica se considera “buena”. Al menos tres alternativas habría que considerar.

En primer lugar, la mejoría en la situación económica tiene una relación con el dinero disponible. Ahora hay más dinero en los hogares que el año pasado. Que ese dinero provenga de fuentes gubernamentales o del aumento del circulante, es poco significativo para las familias. La sensación de bienestar tiene base. Un segundo factor, está relacionado con el efecto de la propaganda. Para amplios sectores de la población, lo que dice el gobierno es creíble hasta el punto de convertirse en pauta de acción.

El tercer factor es la visión del bienestar. Para muchas personas o familias, la noción de que el dinero de hoy puede estar asociado a una mala política económica o al hecho de que el modelo sea insostenible, es sencillamente inexistente. Incluso la alta inflación relativa no es una preocupación. Si todas estas razones tienen efecto en esa percepción, es evidente que los esfuerzos por convencer deben ser mayores, a través de mejores vías, con una mayor cercanía con la gente. Todo un reto para la Unidad Democrática.

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