Escrito por Alexander Cambero, Domingo, 06 de Enero de 2013
@alecambero
En Cuba se acaba de entregar la suerte
del país. Los factores en pugna por la herencia política de Hugo Chávez, se han
puesto de acuerdo bajo la tutela de un gobierno extranjero. Han mancillado el
honor de ser venezolanos para convertirse en simples mamotretos de los morbosos
intereses de un régimen despótico. Su gigantesca irresponsabilidad no ubica
como colonia de una republica que siempre ha vivido a expensas de las economías
foráneas. Tienen la habilidad de saber cautivar a espíritus imbéciles, quienes
caen seducidos ante el abordaje de sus epopeyas imaginarias. Un fraude colosal
que se torna atrayente para los delirantes. Es el mismo engendro
que sumergió a su pueblo a vivir en la miseria infinita, una cruel dictadura
que se da el tupé de inmiscuirse en los asuntos nacionales, viviendo de
nuestros recursos como si mantenerlos fuera una obligación venezolana.
Que grupos que actúan en la misma
vecindad ideológica convengan en mantenerse unidos para preservar su proceso no
es algo que podamos criticar. Es lógico que busquen reagrupar fuerzas debido al
grave estado de su líder histórico, y ante la eventualidad de una desaparición
física de Hugo Chávez. Lo criticable es que estos sectores se dejen manejar por
un gobierno extranjero que ejerce el poder de decisión en cuanto a la soberanía
nacional. Es una vergüenza para nuestro pasado independentista que ciudadanos
de la patria entreguen la nación a una dictadura. Que dos ancianos enclenques
sin ningún grado de venezolanidad, hagan y deshagan con lo nuestro es algo
inaceptable. Es increíble cómo vivimos gobernados desde La Habana. Miraflores
es simplemente un espacio decorativo en donde un hombre recibe las directrices
que emanan desde la mayor de las Antillas. Una sumisión obscena en donde los
principios trapean el piso, se arrastran como si el ejemplo cubano fuera digno
de la alabanza a una eterna deidad mitológica. Ese régimen es de una
perversidad que no tiene límites, su pueblo sufre la voracidad de unas acciones
que degradan la condición humana. Viven en un permanente temor a ser acusados por
cualquier cosa. Al menor asomo de una idea que busque caminos para la libertad,
la jauría del gobierno pone en marcha un dispositivo que coarta cualquier
resquicio democrático. Sus carencias son descomunales en diversos órdenes, y
sus cartas de presentación de éxitos de otrora, como: la salud, el deporte y la
cultura van en franco retroceso.
Nos preguntamos ¿Cómo es que el
gobierno venezolano entrega los intereses de la patria a un gobierno
extranjero, y de paso a una cruel dictadura aberrante y asesina? ¿Quién
le dio el derecho a Cuba a inmiscuirse en los asuntos venezolanos?, este
gobierno que se llena la boca acusando a los sectores democráticos de ser
títeres del imperialismo norteamericano. Le concede a Cuba el poder de decidir
la suerte nuestra, y lo hacen con el mayor de los descaros. Sin ocultar nada y
ante la vista de un mundo que observa expectante como la patria de Simón
Bolívar escoge ser manejada por el oráculo del comunismo internacional.
Son tan mediocres que sus discursos
tienen timbre antillano. Fíjense como actúan y nos dirán si su comportamiento
no es la burda imitación de los viejos discursos de Fidel Castro. Están tan
embelesados con los amoríos que les vendió el sistema cubano que todo el
gobierno venezolano se olvidó de los dramas nacionales para vivir allá a sus
anchas. Lejos de los compromisos que supone ser gobernantes y ante la
posibilidad de disfrutan como gentleman en una república en donde el socialismo
real lo viven los pobres en sus estómagos vacíos. Con cárceles en donde se
pudren hombres y mujeres que soñaron con un destino mejor.
La historia de este país no merece esa
traición. Hugo Chávez y su séquito de resentidos sociales no tienen el derecho
de vendernos ante ningún poder, tampoco la de regalar el dinero de todos los
venezolanos para mantener una dictadura…
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