ALFREDO MEZA 11 OCT 2013
El enfrentamiento entre
el ministro de Finanzas, favorable a la apertura, y el de Planificación, del
ala dura socialista, agudizan el desabastecimiento venezolano
Recién
el jueves, 10 días después de comenzado octubre, el Banco Central de Venezuela
reveló los indicadores económicos de septiembre. Fue un golpe duro para un
Gobierno que se precia de mandar por y para los pobres y tal vez por ello costó
tanto darlo a conocer. La inflación avanzó un 4,4% el pasado mes y acumula un
aumento del 38,7% en lo que va de año. Cálculos del economista Jesús Casique
revelan que en el estrato más pobre de la sociedad, donde se asienta buena
parte de la parcialidad chavista, la inflación anualizada trepó por encima del
50%. Todo un récord para la era chavista que aún se consuela con el máximo
alcanzado en 1996 durante el gobierno de Rafael Caldera, del 103%.
Algunos
analistas atribuyen el mal desempeño a las erráticas políticas económicas
iniciadas hace 10 años con un severo control de cambios. Pero a las fallas
estructurales del modelo debe agregarse ahora un enfrentamiento entre el
ministro de Finanzas, Nelson Merentes, y el titular de Planificación, Jorge
Giordani por el rumbo que debería tomar la economía. Merentes, más pragmático,
es partidario de flexibilizar el acceso a las divisas y establecer un sistema
que permita más libertades a los empresarios para las importaciones, sin que
eso signifique el fin de los controles. Eso permitiría detener el sistemático
incremento de la moneda estadounidense en el mercado negro —que vale siete
veces más que el oficial— que es utilizado como marcador por buena parte de los
comerciantes para calcular el costo de reponer la mercancía.
Giordani,
en cambio, cree que es la hora de seguir profundizando la autodenominada
revolución bolivariana reservando al Estado y a los particulares supervisados y
regulados la importación de rubros prioritarios mediante la arbitraria
asignación de divisas a precios preferenciales —6,3 bolívares por dólar— a
través de Cadivi, el órgano creado a tales fines. Giordani ha declarado en el
pasado que en el apogeo de la escasez se encuentra la esencia del socialismo.
El actual panorama le ofrece las condiciones para imponer un modelo de
inspiración cubana donde el Estado restrinja la oferta de divisas. Con esa idea
pretenden estimular la producción nacional.
El
martes el grupo de los ideólogos tomó la delantera al anunciar a través de uno
de sus más conspicuos representantes, el vicepresidente Jorge Arreaza, yerno
del fallecido Hugo Chávez, que sólo se entregarían dólares para alimentos y
medicinas, lo que equivaldría a dejar por fuera de las asignaciones a 22
sectores económicos y a las personas que desean viajar fuera del país. Ese mismo
día Merentes también quedó fuera de la vicepresidencia del área económica y fue
sustituido por otro hombre cercano a Giordani, el presidente de la estatal
Petróleos de Venezuela Rafael Ramírez. Pero en una prueba de que nada está
decidido, los pragmáticos recobraron el aliento. El jueves Maduro hizo una
defensa de las propuestas de Merentes al reivindicarlo como el responsable de
toda la ingeniería financiera que garantizaría la viabilidad fiscal en lo que
resta de 2013. Fue de alguna forma un llamado de atención a la temprana
victoria que cantaron los ideológicos. Maduro también anunció que se
reiniciarían las subastas de dólares a través del Sistema Complementario de
Administración de Divisas, una propuesta del titular de Finanzas, de modo de
cumplir las demandas de un país que importa 96% de lo que consume. Serán unos
100 millones de la moneda estadounidense (76 millones de euros) que saldrían a
subasta cada semana, insuficientes, sin embargo, para satisfacer las
necesidades.
Pero
la pregunta sigue siendo si el Gobierno tiene dinero para honrar esos anuncios.
Maduro asegura que sí, pero el bajo nivel de las reservas líquidas —apenas
alcanza para cuatro días de importaciones— deja dudas sobre la viabilidad de la
propuesta. “Lo que hay es una feroz ofensiva de los medios de comunicación
contra nuestra economía”, dijo Ramírez al fijar el reinicio de las subastas
para el próximo miércoles. El jefe del Estado luce cercado por esas dos
antagónicas posturas y aún no termina de tomar una decisión. Seguir el camino
de Giordani y compañía lo llevaría a prolongar la escasez y el descontento
entre sus bases. En septiembre el índice de escasez promedio en el país repuntó
a 21,2%, 1,2% más que en agosto. Seguir el camino de Merentes implicaría
traicionar el legado de Hugo Chávez y alimentar a lo que con desprecio llaman
la burguesía parasitaria. Las consecuencias se verán en las próximas elecciones
municipales del 8 de diciembre donde el chavismo pretende copar la mayor
cantidad de alcaldías y representantes en los concejos municipales.
Guerra
a los ‘enemigos internos’
El
Gobierno ha creado el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria
(Cesppa) para monitorear y “neutralizar potenciales amenazas de enemigos
internos y externos”. El primer “enemigo interno” es el tabloide popular 2001,
del Bloque de Armas, que en la edición del jueves tituló en portada La gasolina
la echan con gotero.
El
artículo hablaba de las largas colas para abastecer a los vehículos de
combustible, una consecuencia, entre otras razones, de las pocas gasolineras
disponibles en el país. Ya no es un negocio rentable debido a que los precios
del carburante no se han incrementado desde 1996. Un enfurecido Maduro blandía
el jueves un ejemplar del diario en la mano y pedía la máxima pena posible para
el responsable del titular. “Es un titular cochino y grosero”, dijo La Fiscal
General Luisa Ortega Díaz, aliada del Gobierno, investigó el asunto y contó que
ella misma había constatado la falsedad de la nota al recorrer cuatro
gasolineras y observar filas normales.
La
falta de resultados en el combate contra la inflación y el desabastecimiento ha
llevado al Gobierno a responsabilizar a los medios de difundir el pánico entre
la población al reseñar esas noticias. El nuevo organismo tendrá entre sus
funciones decidir qué información pública quedará reservada.
La
reacción de los defensores de la libertad de expresión no se hizo esperar y
vaticinaron que con ese organismo se limitará el derecho de estar informados
veraz y oportunamente según los términos de la Constitución. “¿De qué se puede
hablar públicamente sin correr el riesgo de padecer la eterna acusación de
desestabilizar al país o de atentar contra la seguridad nacional?”, se preguntó
la organización Reporteros Sin Fronteras.
Todo
indica que el Gobierno limitará todavía más las oportunidades que tiene la
prensa no oficial de obtener información oficial. Aquel que se salga de la
horma corre el riesgo de sanciones. La investigación contra 2001 se une a otra
contra el canal Globovisión, que también mostró las consecuencias de la escasez
en un programa.
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