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domingo, 20 de septiembre de 2015

¿Dónde trabaja usted?, por Luís Rosales


Luís Rosales 19 de septiembre de 2015

Sobre la humildad se fundan todas las demás virtudes
y quien carece de humildad no puede vivir cristianamente.

Un buen amigo mío, con un cargo de cierta responsabilidad en el gobierno de una autonomía española, tuvo necesidad de ir al médico. Como era la primera vez que lo visitaba, el doctor le hizo la ficha:

-¿Dónde trabaja usted?
         -Soy el secretario particular del Presidente.
         -¡Ah! Entonces es usted una persona importante.
         -¿Importante?¿Eso qué significa? Porque yo sigo teniendo hambre, sueño, trabajo, dolores…igual que antes de ser secretario. ¿Qué es eso de ser importante?

Personas hay que parece que no han nacido -y morirán- como todos los humanos. Se consideran seres superiores. Son cualquier cosa menos humildes. Desconocen lo más importante de nuestra existencia: la humildad.

Humildad no es sinónimo de pobreza, humildad es sinónimo de calidad de persona. La humildad es servicial. Una personas que vive la humildad hace el esfuerzo de escuchar y de aceptar a todos. Cuando más aceptamos, más se obtendrá el cariño y reconocimiento, porque una palabra dicha con humildad tiene el significado de mil palabras agradables.

Humildad es aceptar las cualidades con las que nacemos o desarrollamos, desde el cuerpo hasta las posesiones más preciadas. Por tanto, debemos utilizar estos recursos de forma valiente y benevolente. Ser humilde es reconocer las capacidades físicas, intelectuales y emocionales de los demás.

La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable. En la medida en que somos humildes, adquirimos grandeza en el corazón de los demás. El signo de la grandeza es la humildad

El éxito en el servicio a los demás proviene de la humildad; cuanto más humildes seamos mayores logros obtendremos. No puede haber beneficio para el mundo sin la humildad. Una persona humilde puede adaptarse a todos los ambientes, pero debemos cuidar nuestras palabras para no lastimar sin desearlo.

Para ser humildes, necesitamos ser realistas, conocernos a nosotros mismos tal como somos. Únicamente así podremos aprovechar todo lo que poseemos para obrar el bien. Siempre encontraremos limitaciones en nosotros y en los demás. Lo importante es aceptar la situación e intentar luchar por superarnos día a día.

Si hacemos de la humildad el aire que alimenta nuestros pulmones espirituales, acabaremos con la contaminación de la vanidad y el orgullo que nos intoxica continuamente.

¿Qué es ser importante? Lo diré con una cita de una persona que, por ser humilde, llegó a ser importante: La humildad es verdad, y la verdad es humildad. (San Pío de Pieltrecina)

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