Por Ramón Guillermo Aveledo
El 6 de diciembre elegiremos
una nueva Asamblea Nacional. El Poder Legislativo Nacional es una pieza clave
del sistema constitucional. Tanto que va de primero en el Título V de la
Organización del Poder Público Nacional.
La Asamblea no es el
gobierno ¿Para qué sirve? Le corresponde legislar en todas las materias y sobre
el funcionamiento del Ejecutivo, la Administración de Justicia, la Contraloría,
el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, el Consejo Nacional Electoral.
Y puede también, en vez de dictar leyes, habilitar al Presidente para que lo
haga por decreto, que es lo que ha pasado frecuentemente en estos años con los
resultados que conocemos y padecemos.
Debe controlar el Gobierno y
la Administración Pública Nacional. Aprueba los presupuestos, el endeudamiento,
el Plan de desarrollo económico nacional, los tratados suscritos por la
República y los estados de excepción que el Ejecutivo decreta. Autoriza
créditos adicionales, contratos de interés nacional, envío y recepción de
misiones militares, venta de inmuebles de la Nación, designación de embajadores
y Procurador de la República y viajes del Presidente al exterior. Revisa las
memorias y cuentas del vicepresidente y los ministros; puede darle voto de
censura e incluso destituirlos.
Vela por los intereses
y autonomía de los estados. Elige a los titulares de Contraloría, Fiscalía,
Defensoría, magistrados del Tribunal Supremo, rectores del CNE. Examina las
cuentas del Banco Central. Decreta amnistías. Y puede proponer enmiendas y
reformas a la Constitución, las cuales son sometidas al voto decisivo de los
ciudadanos.
Por diseño constitucional,
esas competencias deben ejercerse mediante el debate plural. Bien ejercidas en
interés de todos, esas facultades tan importantes podrían ser de gran utilidad
para los venezolanos, como debió ser la intención del constituyente. Pero no ha
sido así.
Buena parte de los problemas
que los venezolanos sufrimos tienen su origen en que la Asamblea Nacional no
está cumpliendo a cabalidad con sus deberes constitucionales ni hace un uso
responsable de sus facultades. La mayoría del cuerpo, o quienes la manejan, han
preferido complacer al gobierno en lo que pide, servir a los intereses del
partido en el poder o usar esos poderes para negociación interna en el pequeño
grupo que administra a su conveniencia una herencia política.
Eso puede cambiar hacia
donde apunta la Constitución. Y cambiará. Si tú lo decides
09-09-15
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