Por Fernando Facchin B., 18/09/2015
En nuestro país la política se ejerce, en su sentido tradicional, o lo
que es lo mismo bajo los esquemas de un elevado pragmatismo, pero no es el
pragmatismo lo que nos resolverá el problema de la realidad nacional, es
necesario ejercer una “praxis” política diferente a la acostumbrada y para ello
se requiere repensar la política y, más concretamente, la socialdemocracia. Es
indispensable la integración ideológica socialdemócrata con inclusión de todos
los partidos que profesan tal doctrina, con el objetivo de lograr un fin común:
cambio pacífico y efectivo de la manera de gobernar. La SD en su contexto,
tiene las armas para tal fin.
La SD promueve la integración y transformación de la sociedad mediante
la reivindicación de la democracia representativa, con inclusión social y un
estado solidario que estimule el bienestar colectivo sin clientelismo y con
amplio alcance; una sociedad abierta, tolerante, plural e
integradora, ese es el éxito de la fórmula política que exige la sociedad
actual.
La ciudadanía siente un grave declive político debido a varios
factores, entre los cuales podríamos citar: la pérdida de conciencia ciudadana
en los actores del régimen en sus obligaciones frente a la sociedad; la
exclusión o segregación social del régimen con el colectivo social; la
manipulación de la mentira como discurso de estado y la violencia física y
psicológica.
Se hace imprescindible articular un programa socialdemócrata que
presente un esquema político de consolidación de los derechos y libertades
civiles, igualdad de oportunidades, una política sostenible, todo ello
articulado con un sólido compromiso en favor de establecer un estado de
bienestar social, lucha frontal contra la pobreza y la desigualdad, garantizar
la seguridad social y personal de los ciudadanos y desarrollar la inversión
privada, la productividad, la competitividad y la estabilidad económica y
social.
La integración de la socialdemocracia se logrará cuando los partidos
ideológicamente afines dejen de jugar a la política del contrario y emprendan
con coraje su renovación militante.
Repensar la socialdemocracia en sus fundamentos y su rol en la
sociedad, resultará posible volver a poner en el centro del debate político la
búsqueda de una sociedad libre, cohesionada, justa, segura y con igualdad de
oportunidades. Hay que abrir los espacios ciudadanos a la sociedad dentro de
las organizaciones socialdemócratas sinceras y honestas con sus postulados
originarios, para recuperar los principios de libertad y democracia. Sólo desde
la cohesión y concientización ciudadana cabe abordar los graves desafíos que la
intensa presión de la crisis opera sobre la sociedad.
En un contexto económico y social marcado por la incertidumbre, el país
no está a salvo de los reveses del destino, es más necesario que nunca que los
partidos políticos socialdemócratas asuman entre sus objetivos
básicos la reducción de la incertidumbre, siendo inaplazable la reconstrucción
política de los partidos mediante la cohesión e integración
social y allí se requiere la presión social frente a la inercia partidista.
La socialdemocracia venezolana está en la obligación de abandonar el
modelo político pragmático seguido hasta ahora y convertirse en un instrumento
para la defensa de los valores democráticos y de un progreso social sostenible,
mediante un proyecto de futuro inmediato que establezca los cauces que permitan
repensarse a sí misma, la apertura plena a su masa de militante y
simpatizantes, la mayor del país, lo que permitirá la renovación de los cuadros
dirigentes e incorporación de los nuevos liderazgos nacionales, regionales y
municipales, savia política para la recuperación del país ante la inevitable
transición, superando la desconfianza hacia la política y los partidos.
Desde su implementación en el país la socialdemocracia tuvo como
derrotero establecer un país libre de la explotación extranjera, un país más
justo, próspero y con desarrollo sostenible en el tiempo, constituyéndose en
una organización política que sirviera de escenario de encuentros de ideas y
proyectos destinados a tal fin, la crisis actual reclama una oportunidad,
quizás la última, para retomar los principios de la socialdemocracia moderna su
iniciativa política en defensa de la democracia, la libertad, la soberanía, los
mecanismos de cohesión social, innovación, participación, protección social que
coadyuven a que los hombres y mujeres asuman como propios los ideales socialdemócratas
para afrontar el futuro con plana confianza.
Epílogo: “La política sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás;
más sólo puede ser vivida mirando hacia adelante.”
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