Por Henrique Capriles
En este 2017 a los venezolanos
nos corresponde en el medio de la peor crisis de nuestra historia, remar todos
unidos para recuperar la democracia que se robó un grupo enquistado en el
poder. Es nuestra obligación como hijos de la tierra de Bolívar devolverle la
vigencia a la Constitución, lo que permitirá la ansiada solución que aspira la
mayoría.
Tenemos que construir un nuevo
futuro para Venezuela. Este debe ser el año en el que el pueblo asuma el
protagonismo de su historia, a través del arma que tenemos los demócratas, el
voto.
¿Cómo debemos enfrentar a un
gobierno autoritario que no quiere contarse y que tiene secuestrados todos los
poderes? Luchando todos unidos. Urge que salvemos la Constitución,
que salvemos a nuestra Venezuela.
Es inaceptable que en uno de
los países más ricos del mundo, por su cantidad de petróleo, de gas, de oro, de
talento humano, haya cada vez más venezolanos hurgando entre la basura para
saciar el hambre.
Esta realidad que vivimos los
venezolanos no puede continuar. La crisis es dramática y no admite medias
tintas. Somos el país con la inflación y la escasez más alta del mundo y por si
eso no fuera poco, somos el segundo país más violento de la tierra.
Los responsables de este
desastre están a la vista de todos. Maduro y su camarilla, son las caras
visibles de un Estado corrupto y cada día más señalado de vínculos con el
narcotráfico. Son los rostros de la crisis, del desastre que padecemos todos.
De las colas para comprar alimentos, de la pérdida de vidas por la falta de
medicinas y de una violencia desbordada que está acabando con el futuro del
país, porque son los jóvenes quienes más pierden la vida en las calles, muchas
veces por el robo de un teléfono o un par de zapatos.
Le preguntamos a quienes
votaban por el oficialismo o todavía le dan su voto, ¿están de acuerdo que la
poca comida que hay pase por un filtro político para entregarse? ¿cuánto más
están dispuestos a soportar la destrucción del país? Estamos seguros que la
respuesta a esas preguntas es una profunda rabia, una frustración que los
invade todos los días y que debemos saber canalizar.
Ya Venezuela no se divide en
dos mitades. Somos un solo país lastimado y maltratado. Somos una sola patria
que sobrevive a las violaciones de sus garantías más genuinas.
Somos un solo país que clama
cambio y que no soporta ver más como un grupito corrupto que se creen los dueños
de Venezuela pretende imponer su agenda y atornillarse en el poder. Quieren
perpetuarse allí y están dispuestos a lo que sea para cumplir su objetivo.
El 80% del país está
plenamente consciente de la situación que enfrentamos y le vuelvo a preguntar a
mi querido pueblo: ¿vamos a seguir soportando todas las desgracias que
padecemos por un único responsable?
Bien dijo un dramaturgo y
poeta francés que sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria, más
cuando estamos convencidos de que hay que echar el resto para defender lo
poquito que aún nos queda en nuestra Venezuela, y eso debemos hacerlo todos
juntos.
Hoy más que nunca debe quedar
completamente claro que el pueblo venezolano es el dueño de la democracia y
sólo el pueblo organizado y movilizado puede rescatarla. En el pueblo reside la
soberanía. El pueblo tiene el derecho a votar y a decidir su futuro, y la
Constitución nos muestra los caminos para ello.
Querido pueblo, hay que
rescatar la constitucionalidad. Estamos todos obligados a hacer desde cada uno
de los escenarios que manejamos, nuestro mayor esfuerzo para recuperar la senda
democrática en Venezuela.
No podemos permitir que un
pequeño grupo en el poder impida, al margen de la legalidad, el cambio que
quiere más del 80% de los venezolanos. No cabe duda que quienes pensamos
distinto somos un estorbo para este régimen. Ellos intentan meternos en
un carril fracasado que conduce a la destrucción y no lo podemos permitir.
Insistimos en que tenemos que
constituir un gran movimiento de rescate a la Constitución y a los derechos que
los venezolanos tenemos a la alimentación, salud y educación. La lucha por el
cambio seguirá siendo pacífica, electoral, democrática y constitucional, pero
con la fuerza y expresión de nuestro pueblo.
En esta lucha por la
recuperación de nuestra democracia cabemos todos, los que creyeron alguna vez
en la revolución, los independientes y quienes siempre hemos adversado este
modelo fracasado.
Debemos entender que en esta
lucha no hay ningún Mesías y que todos somos protagonistas. Es imposible que
recuperar la democracia radique en un solo hombre o en un grupo de ellos. En
esta lucha que tenemos que dar, todos somos importantes y todos somos
necesarios. Ganaremos con estrategia y todos debemos poner nuestro granito de
arena.
Nicolás Maduro está fuera de
la Constitución y eso le debe quedar claro a los integrantes de nuestra Fuerza
Armada. Ustedes en especial deben recordar siempre que son los garantes de la
Constitución y de que ese pacto de convivencia se cumpla.
Quienes tenemos
responsabilidad política estamos en la obligación de acompañar al pueblo en su
sufrimiento diario, pero sobre todo debemos impulsar la búsqueda de las
soluciones. Debemos respaldar la activación de todos los procesos
constitucionales que permitan el rescate de la democracia y la solución a la
crisis.
Mantengamos fuerte el espíritu
y esperanzado el corazón. ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela y nos guíe por
el camino del bien!
08-01-17
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