Por Odell López
Ya no es un desconocido para
la sociedad venezolana, como lo era hace cinco años. Este miércoles 11 de
enero, el revuelo fue grande. Y es que Gilber Caro, pese a estar amparado
por la inmunidad parlamentaria, fue detenido en el estado Carabobo. Sin un
antejuicio de mérito, sin nadie que respete sus prerrogativas como diputado.
Caro lleva 401 días como
parlamentario, pero este miércoles olió nuevamente el dolor. A sus 42 años, el
dirigente de Voluntad Popular, el partido de Leopoldo López, ha vivido 10
años en una prisión. De esa experiencia le queda un recuerdo: el olor de la
cárcel; nauseabundo, inhumano. A dolor, como respondía cada vez que se le hace
la pregunta. ¿A qué huele la cárcel?
Este diputado no estudió en
colegios de renombre, no viene de una familia de clase media alta. Se crió
en Los Flores de Catia, el barrio que fue testigo de sus fechorías
juveniles. Droga y “malas juntas” llevaron a Caro a pasearse por Yare, El
Rodeo, La Planta, el retén de El Junquito y el demolido Retén de
Catia.
El ahora dirigente político
asegura que él no cometió el delito que lo llevó a pagar 20 años
de condena; 10, tras las rejas y los otros 10 con régimen de presentación.
Ese disparo en la cabeza de la víctima no fue accionado por él, pero calló. Por
miedo a represalias, prefirió no declarar el nombre del asesino y eso lo
llevó tras los barrotes. Hoy el causante de su encarcelamiento está tres metros
bajo tierra.
Caro fue el décimo segundo
diputado más votado de las parlamentarias del 6 de diciembre de 2015; es
suplente de Rafael Guzmán, pero confesó que le encanta ir a las sesiones,
pues siente que tiene un compromiso con la sociedad.
Pero mucho antes de eso tuvo
que lidiar con la cultura carcelaria. Dirigió una banda
llamada Carblack en El Rodeo. También se convirtió en
espiritista y hasta sintió empatía por Hugo Chávez, de quien escuchó todos
sus discursos mientras cumplía condena. Aunque en 2004, cuando dejó atrás los
barrotes, tenía claro que ese no era el camino.
En 2007 comenzó a trabajar
para López cuando era alcalde de Chacao; en paralelo llevaba
la labor social como hobby. Dos años después formalmente se
convirtió en “voluntarista” y desde ahí usa sus franelas blancas o naranjas con
el nombre de Voluntad Popular.
Caro habla de su pasado sin
desparpajo, porque está tan orgulloso como de su presente. El plan de
gobierno del excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski
llevaba la firma del ahora diputado, pues trabajó en el
área penitenciaria de esta propuesta.
Ahora le apuesta a Leopoldo.
Desde su trinchera grita “fuerza y fe”, mientras vive su noviazgo de ocho años
con una venezolana, quien llegó de Suiza al país hace pocas semanas.
Gilber Caro es un diputado hoy
arrinconado en una celda. Esta vez, el carcelero es el Gobierno de Nicolás
Maduro quien lo acusa de ocultar armas de guerra y explosivos para
“desestabilizar” al país.
11-01-17
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