Luis Manuel Esculpí 14 de febrero de 2017
@lmesculpi
El
gobierno tiene clara su hoja de ruta. Pretenden estirar la arruga cuando menos
un par de años más. Llegar a diciembre del 2018 aunque sea rampando. No importa
el costo que pagué la sociedad, se trata de conservar el poder. Hablan de la
sustitución del rentismo, mientras cifran sus esperanzas en el aumento de los
precios del petróleo.
Están
conscientes que un proceso electoral como los realizados hasta ahora -con todo
y el brutal ventajismo- serían derrotados abrumadoramente.
Para
evitar medirse en comicios , ellos están dispuestos a cualquier trapacería, a la
más turbia jugarreta, ya sus voceros y ejecutores inventaran cualquier pretexto
para justificar el atropello. Los requisitos exigidos por el Consejo Nacional
Electoral para legalizar los partidos políticos constituyen una aberración y se
inscriben precisamente en los objetivos del oficialismo, de evitar -en lo
inmediato- la realización de elecciones regionales, de acuerdo con las
expectativas existentes hasta hace poco tiempo.
La
presidenta del CNE anunció que las elecciones de Gobernadores -por mandato
constitucional de debían realizar el año pasado- se efectuarían en el primer
semestre del presente. Más recientemente la ex diputada del PSUV y actual
rectora del órgano electoral, descartó que las elecciones se realicen en esa
fecha, porque la convocatoria queda “interrumpida” hasta tanto no finalice el
proceso de legalización de los partidos políticos; dicho proceso culmina el 21
de junio.
Las
fulanas normas para la legalización supone que cada organización debe presentar
el equivalente al 0,5 % del electorado en doce regiones, para ser considerado
partido nacional, dicha presentación se harán cada fin de semana, siete horas
por día, para un total de catorce horas en apenas 140 máquinas. Mientras que al
PSUV le facilitaron 1.500 máquinas para el proceso de inscripción y
carnetización de sus seguidores.
Las
medidas constituyen una nueva carrera de obstáculos que deberán enfrentar los
partidos de la MUD, aunque también afectan al PCV y REDES miembros del
denominado Polo Patriótico, quienes han rechazado igualmente, los requisitos
por ilegales e Inconstitucionales, al pretender eliminar los partidos “de un
plumazo”. El campo oficialista se debate en importantes contradicciones, que no
podemos subestimar, solo que no se expresan públicamente en toda su dimensión.
No es descartable que al final a los del polo le faciliten el cumplimiento de
los trámites requeridos.
Si a
ello sumamos que en el TSJ existe la amenaza de ilegalizar la MUD como partido
político, nos encontramos frente a un cuadro sumamente complejo, que exige a
las fuerzas democráticas actuar unitariamente para derrotar las tentativas del
gobierno, de realizar elecciones inhabilitando a las organizaciones agrupadas
en la MUD.
La
oposición debe clarificar con sentido de urgencia su propia hoja de ruta,
estamos en mora con la definición del rumbo a seguir, con las normas de
convivencia y funcionamiento de la alianza, su recomposición orgánica no puede
esperar más.
tiempo
resulta vital para recuperar la iniciativa. despejar el desconcierto y la
incertidumbre. Es necesario aproximarse de nuevo a capas importantes de la base
social opositora, que han venido marcando distancia por nuestros propios
errores, ese inmenso potencial que se manifestó en diciembre del 2015, no sólo
es recuperable, sino que se puede robustecer aún más; con el diseño de
lineamientos estratégicos y comportamientos políticos que continúen ampliando y
solidificando la mayoría que se ha conformado. Salir airosos de la presente
coyuntura no sólo es necesario, sino posible, para seguir avanzando en la ruta
de desbrozar el sendero para alcanzar el cambio político. La MUD con sus con
aciertos y falencias constituye una herramienta insustituible para el logro de
ese objetivo.
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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