Por Antonio José Monagas
Todo régimen autoritario,
busca proyectar su presumida gestión mediante encarecidas alusiones dirigidas a
asentir una imagen de “buen gobierno”. Pero que sin eximirse de la fuerza que
denota el rigor de un mensaje que refleje “seguridad”, cual símbolo
militarista, pretende mostrarse desde la perspectiva de un sistema de
propaganda que irradie condiciones que apunten a vanagloriar realidades
concebidas bajo el acicalamiento mejor forzado y forjado posible.
Consideraciones de esta
naturaleza, pueden evidenciarse en los hechos que, a lo largo del siglo XX,
configuraron dictaduras de la calaña de Francisco Franco, en España, régimen
éste apegado al fascismo más visceral. O como las que se dieron en
Latinoamérica en recientes períodos con Hugo Blazer, en Bolivia; Fidel Castro,
en Cuba; Alfredo Stroessner, de Paraguay; Juan Velasco Alvarado, de Perú;
Augusto Pinochet, en Chile; Juan Vicente Gómez y Marco Pérez Jiménez, en
Venezuela; o la de Manuel Antonio Noriega, en Panamá, entre otros no menos
autocráticas, despóticas y militaristas. Incluso, para muchos críticos
políticos, necesariamente debe agregarse la de Hugo Chávez Frías, quien apegado
a principios de un obtuso Nuevo Ideal Nacional, trazó decisiones que atentaron
contra el Estado de Derecho que cimienta todo sistema político que se pronuncie
como democrático. Y que dio pié a que luego de su apesadumbrad fallecimiento,
el país se viera más revuelto en un desorden que devino en transgresiones
institucionales y constitucionales incitándose la profundización de la crisis
política que, desde los años 90, venía agudizándose.
Con base en la historia
comparada y el análisis político comparativo, luce pertinente estructurar un
marco de cuestionamientos sobre los criterios que maneja un régimen de tipo
totalitario con el propósito de publicitar una imagen acicalada que le permita
posicionarse no sólo geopolíticamente. También, a instancia de las demandas que
mueve la economía internacional toda vez que de su dinámica depende en parte
considerable de los ingresos que soportan la vida financiera del país bajo cuyo
régimen se intenta su movilización en todos los sentidos. Particularmente,
cuando lo que anima tan desaforada situación tiene que ver con la intención de
crearse un ambiente político “favorable” que le garantice mantenerse en el
poder más allá de lo que las apetencias, codicias y ambiciones puedan ofrecer.
De manera que para ser
exactamente coincidente con la idea de esta disertación la cual apunta a
presentar los fracasos y errores cometidos por el gobierno venezolano, según la
teoría política, se seguirá un esquema interpretativo -sólo de valor
ilustrativo- a fin de dejar ver el carácter demagógico y antidemocrático de la
actual gestión gubernamental arribada al poder desde 2012. Así podrá
contrastarse la realidad política con lo que el Ejecutivo Nacional, desde sus
oficinas de comunicación y propaganda, ha promovido cuando radia las “10
Victorias de Nicolás Maduro, según Ignacio Ramonet”. Es decir, según la persona
que fue asesor del presidente Chávez y que continuó ofertando su servilismo a
cambio de un abultado salario cuyo monto es cifra de algún documento secreto
formulado discrecional y alevosamente por la “mano invisible” del mercado
presidencial.
Vale referir de entrada lo que
de fondo constituye el plano dialéctico sobre el cual se justifican los
fracasos y errores del gobierno venezolano y que no se halla ubicado
en otro contexto distinto de aquel donde encaja el término “dictadura”. O sea,
que todo lo que lleva al gobierno central a actuar con la impudicia que
promueve cada decisión elaborada y tomada, animando la peligrosa anomia y
extrema anarquía que vive el país en un ambiente altamente represivo, es la
traducción al desnudo de una dictadura. Aunque disimulada con la asistencia del
poder mediático controlado y amenazado.
De esa forma, se encubre el
fascismo que caracteriza la praxis gubernamental. Ello ha hecho posible que la
palabra del politólogo español, haya servido para destacar las 10 “victorias”
que en 2016 alcanzó el gobierno nacional. Pero que con el uso de la teoría
política, dichas victorias bien pueden cuestionarse por cuanto sus argumentos son
profundamente inconsistentes por estar manchados de infundio o de groseras
falsedades. Así se tienen los (principales) 10 fracasos gubernamentales que son
los siguientes:
- En ningún momento, el alto gobierno tomó alguna decisión basado en el consenso sobre el cual se construye la democracia. Sus determinaciones se valieron de la coerción y la represión mediante una propaganda nada institucional dirigida a generar una concepción desvirtuada de democracia señalada por la oposición democrática. Especialmente, por la Asamblea Nacional.
- La utilización del fenómeno climático El Niño, como razón para excusar la crisis energética causada por desviación de recursos para actividades populistas, es propio de una actitud maniquea de la cual se ha servido el régimen para justificar sus excesos ante el resto del mundo.
- Enunciar quince proyectos de gestión de gobierno disfrazados de “motores”, además de ridiculizar el discurso político, no es sino la expresión vulgar de un pensamiento político ataviado de la irracionalidad capaz de avivar reacciones cargadas de rechazo dado el carácter de antipolítica que cada “motor” entraña.
- Hablar de derrotar el desabastecimiento con el apoyo de los CLAP, evidencia no sólo desconocimiento del funcionamiento de la economía y lo que refiere la ley de la oferta y la demanda. También lo que destaca la teoría política cuando refiere la monopolización de los medios de producción como factor de desarraigo democrático al lado de la irónica simplificación del concepto de “nación” atendiendo factores de producción como puntales de desarrollo económico y social.
- Todo record declarado unilateralmente, no es indicador alguno de la bonanza vociferada. Por eso, el análisis comparativo es elocuencia de veracidad en contrario a cualquier anuncio alegremente pronunciado en torno a algún avance o triunfo “mundial” alcanzado.
- De nada o poco vale aludir al hecho de lograr “cifra record” en pensiones, si el monto de dichas pensiones representa una migaja de lo que, en términos de la henchida inflación causada por la corrupción revolucionaria, debería cobrar cada pensionado venezolano.
- Exaltar el ritmo de construcción de viviendas, alejado de pruebas fehacientes del desarrollo manifestado por los contenidos propagandísticos gubernamentales, no es demostrativo de lo destacado. Menos, cuando ningún anuncio se hace respecto de construcción de escuelas, carreteras y hospitales, por mencionar algunos elementos que configuran realidades de desarrollo.
- Más que mentira, es un burdo engaño afirmar que el poder político de una coyuntura efímera, diera paso a que un organismo internacional como la OEA se eximiera de aplicar un instrumento de actuación política, propio de su decálogo de accionamiento. El hecho de invocar la Carta Democrática, se hizo aunque no se actuó al respecto. Pero el reclamo a la dictadura venezolana, trascendió de manera tal que el régimen quedó salpicado por su misma tribulación.
- El éxito de cualquier reunión impulsada por el oficialismo, por importante que a su juicio pueda ser, no es potestad de una declaración presidencial. Ni tampoco de la hegemonía comunicacional gubernamental. En todo caso, su mérito está supeditado a los efectos que logre. Pero que además puedan asentir el referente necesario a los fines de demostrar su alcance. Y en lo específico, la XVII Cumbre del MNOAL, se quedó en la retórica aduladora y servil.
- El precio del barril de petróleo no lo establece un acuerdo lanzado desde un poder afincado en un pensamiento político alejado de las realidades económicas internacionales. Tal vez pueda tener un efecto de atención de mínimo impacto. Pero de ahí a convertirse en el marcador de los precios en tan complicado mercado, no refleja otra cosa que la intención de perturbar el comportamiento estructural de la economía con propósitos demagógicos.
En fin, todo lo que tan manido
mensaje refiriendo las “victorias” del gobierno venezolano quiso plantear, no
deja de ser lo que en esencia son enunciados presuntuosos y falseados sobre una
realidad inventada a fuerza de artimañas mediáticas vulgares y manipuladoras.
De acotaciones infladas por la exageración, el amordazamiento, la ocultación,
la desfiguración y la intimidación. Estas son las razones que, contrariamente a
lo que exalta el asesor español, dieron lugar a los 10 fracasos del
gobierno venezolano, según la teoría política.
29-01-17
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