LUDMILA VINOGRADOFF 31 de enero de 2017
La
Iglesia Católica en Venezuela lleva seis meses sufriendo ataques de
simpatizantes del régimen de Nicolás Maduro, según denunció ayer el presidente
de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), monseñor Diego Padrón.
El
último incidente ocurrió este domingo en la iglesia San Pedro Claver, situada
en el populoso barrio caraqueño del 23 de Enero, donde se celebraba la misa
Arzobispal Arquidiocesana. De pronto los denominados «colectivos» chavistas, cerraron
la puerta del templo, tipo secuestro, y obligaron a los feligreses a
escuchar un discurso político a favor de Maduro y contra la Conferencia
Episcopal. Los mismos grupos chavistas atacaron con piedras, el pasado 20 de
enero la Catedral de Caracas.
Monseñor
Padrón denunció ayer que los ataques lanzados por los grupos chavistas buscan
«amedrentar» a los sacerdotes y feligreses. Entrevistado por Jesús Chúo
Torrealba, secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en
su programa radial «La fuerza es la unión», monseñor Padrón, aseguró que los
ataques «no son acontecimientos aislados sino que da la impresión, pareciera
que se trata de eventos preparados para causar amedrentamiento a la Iglesia
Católica, que ha tenido una posición muy clara frente al Gobierno, señalando
las dificultades, los problemas y la crisis que vive el país», afirmó el líder
religioso.
Padrón
explicó también que este mes, entre estos incidentes, se han registrado «ataques»
a la residencia de José Antonio López Castillo, arzobispo de
Barquisimeto (centro del país), y que la casa de Adán Ramírez, miembro del
cabildo catedralicio de Caracas, también fue apedreada el pasado día 20.
Torrealba
añadió que en la ciudad de Maracaibo (oeste del país) un cura fue
interrumpido ayer por oficiales de la Policía Nacional Bolivariana
(PNB) «cuando estaba hablando precisamente de la doctrina social de la
Iglesia», y que los oficiales «intentaron desalojar a los feligreses, creando
una situación ciertamente delicada».
Seminaristas golpeados
Los
ataques comenzaron el 1 de julio del año pasado en Mérida, cuando cuatro
seminaristas menores de edad fueron «golpeados y desnudados» en plena
calle por simpatizantes chavistas cuando se dirigían al Seminario Menor de la
ciudad.
El
presidente de la CEV llamó a los católicos venezolanos a «mirar esto con mucho
cuidado», a denunciar casos similares, y consideró que detrás
de estas acciones «parece haber alguna línea y un elemento que los une».
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