Por por Anabella Abadi M.
Si bien el cierre de 2016
estuvo enfocado en conflictos político-institucionales, el tema económico sigue
siendo la principal preocupación de los venezolanos. Siendo las aristas de la
actual crisis bastante complejas, vale la pena reconocer cuáles podrían ser los
principales temas a monitorear en 2017.
Recesión, caída de las
importaciones y desabastecimiento
A pesar de los importantes
retrasos en la publicación de cifras oficiales por parte del Banco Central de
Venezuela (BCV), la cotidianidad indica que la economía venezolana decreció por
tercer año consecutivo en 2016 y nada parece indicar que la situación cambiará
en 2017.
Durante 2015 el Producto
Interno Bruto (PIB) Consolidado cayó -5,7% y todos los sectores No Petroleros
se contrajeron, excepto Telecomunicaciones y Servicios del Gobierno Central.
Vale decir: en conjunto, el sector No Petrolero representa 88% del PIB
Consolidado.
De acuerdo con cifras
publicadas por la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), durante
el III trimestre de 2016 la industria nacional trabajó a 39% de su capacidad
instalada, siendo el sector de alimentos, bebidas y tabaco el más activo (51%)
y el automotor el menos activo (20%).
Esta situación es consecuencia
del mal clima económico en Venezuela que genera grandes desincentivos para la
producción: incertidumbre política, poca accesibilidad y escasez de divisas,
difícil acceso a materia prima, caída de la demanda nacional, controles de
precios y conflictos laborales, entre otros. Para 2017, este ambiente económico
parece no ser muy diferente lo que augura que la recuperación no se alcanzará
este año. Para el cierre 2017, estimamos una caída de entre 3% y 5%. De
cumplirse, la caída del PIB acumularía -21,7% en 4 años.
La caída en la producción
local se traduce en menor oferta de productos venezolanos para el mercado
nacional. Además, la escasez de divisas sigue dificultando la posibilidad de
cubrir déficit de producción local con importaciones. Según el Presidente Maduro, en
2016 el Gobierno Central destinó 6.800 millones de dólares en importaciones no
petroleras y el sector privado aportó 11.000 millones de dólares propias para
importar materia prima y productos terminados. Esto indica que las
importaciones en el 2016 estuvieron 11.000 millones de dólares por debajo
de las importaciones no petroleras estimadas para 2015 y casi 19.000 millones
de dólares por debajo de las importaciones no petroleras de 2014.
La entrada de mercancía a
través de la frontera autorizada a ser vendida a precios internacionales no
parece una alternativa efectiva ni sostenible para aliviar la escasez de
productos básicos de las poblaciones más vulnerables y de la población en
general. Según la Encuesta de Condiciones de Vida 2015,
alrededor de 73% de los hogares venezolanos se encuentran en situación de
pobreza según línea de ingreso: 49,9% de pobreza extrema y 23,1% de pobreza no
extrema.
Cada vez más cerca de una
hiperinflación
Estimamos que 2017 cerrará
—por primera vez en la historia venezolana— con una inflación anual de 4
dígitos de entre 1.000% y 1.200%. Esto implicaría una inflación mensual
promedio entre 21,2% y 23,3%.
Según cifras del BCV, la
liquidez monetaria creció 163,6% en 2016; 97,7% en 2015 y 65,4% en 2014. En
medio de esta notable expansión de la liquidez, la oferta de bienes y servicios
se ha contraído por la caída del PIB y de las importaciones, lo que ha hecho
que se incremente el número de bolívares que persiguen cada vez menos productos
y servicios, impulsando el alza de precios. Nada parece indicar que en 2017
cambiará este distorsionado balance entre la oferta y demanda de bienes y
servicios.
Crudo venezolano: menor
producción y precios relativamente bajos
Si bien el PIB Petrolero
representa alrededor de 12% del PIB Consolidado, el sector es responsable por
95% de las divisas que entran al país. Los precios relativamente bajos del
crudo, así como una caída de la producción petrolera, impulsaron una importante
caída en las divisas disponibles en 2016.
El precio promedio del crudo
venezolano cerró en 35 dólares por barril en 2016, ubicándose 9,5 dólares por
debajo del promedio de 2015 (44,65 dólares por barril). Además, la producción
promedio en el 2016 (2,392 millones de barriles diarios) se redujo en 10,5% con
respecto al promedio de 2015 (2,665 millones de barriles diarios).
Por otro lado, entre diciembre
de 2015 y diciembre de 2016, la producción cayó en 300 mil barriles diarios.
Esto parece consistente con las recientes declaraciones del presidente Maduro sobre la
entrada de divisas al país: cayó 60% en 2016, al pasar de 13.320 millones de
dólares en 2015 a 5.290 millones de dólares en 2016.
Predecir el comportamiento del
precio del crudo es una tarea arriesgada dada su gran volatilidad. Sin embargo,
tomando como referencia las proyecciones de la Agencia Internacional de Energía
(EIA por sus siglas en inglés) a enero de 2017, tanto el WTI como el Brent
promediarán poco más de 50 dólares por barril en 2017. Bajo este escenario, una
recuperación del crudo venezolano por encima de 50 dólares sería poco probable.
Por otro lado, según el último acuerdo de recorte de producción de la OPEP,
Venezuela tendrá que reducir su producción en 95.000 barriles diarios sin
contar la posibilidad de reducciones adicionales por fallas de mantenimiento y
falta de inversión en el sector.
Tras una caída del PIB Petrolero
de -0,9% en 2015, se estima que el sector se contrajo entre -4% y -6% en
2016 y esperamos una contracción cercana a 2% en 2017.
Pago de deuda estructurada:
voluntad de pago no garantiza capacidad de pago
En 2017, las deudas
estructuradas de Venezuela y PDVSA suman (incluyendo capital e intereses) cerca
de 10.000 millones de dólares. Hasta ahora, Venezuela y PDVSA han cumplido con
el pago de sus respectivas deudas estructuradas; sin embargo, un saldo de
10.977 millones de dólares en las reservas internacionales al cierre de 2016,
genera dudas sobre la capacidad de pago de Venezuela.
Cabe recordar que además de la
deuda estructurada, Venezuela tiene otras obligaciones: al menos 12.000
millones de dólares a proveedores internacionales, poco más de 4.000 millones
de dólares por laudos arbitrales del CIADI (sin contar intereses), entre otros.
Control Cambiario: ¿ajustes o
reformas?
Los ajustes del tipo de cambio
referencial no suelen reflejarse en los Presupuesto de la Nación y aunque los
rumores sobre posibles ajustes y cambios siempre están presentes, es muy
difícil prever las decisiones que la Autoridad Monetaria y el Gabinete
Económico tomarán.
Los anuncios cambiarios suelen
hacerse en el primer trimestre del año y aunque el tipo de cambio preferencial
Dipro (10 bolívares por dólar) se aleja cada vez más de la tasa Dicom (para
mediados de enero 2017 se acerca a los 680 bolívares por dólar), el Gobierno no
ha dado indicios de una devaluación, mientras que cada vez hay más rubros que
dejan de recibir divisas preferenciales mediante Dipro.
Poco se sabe sobre posibles
medidas cambiarias, sin embargo, en el pasado algunos voceros del partido de
gobierno han mencionado la unificación cambiaria como una posible medida. El
actual Presidente del BCV, Ricardo Sanguino, en su pasado rol como Diputado del
PSUV ante la Asamblea Nacional, afirmó que “la unificación cambiaria puede ser una vía”. Y
aunque en julio de 2016 el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera
Jesús Faría precisó que se “está muy cerca la unificación cambiaria”, en
noviembre de 2016 el propio Faría dijo:
“Yo leí el documento de la
Unasur y… ahí se plantea la unificación cambiaria como recomendación y nosotros
vamos a las planificación de ese proceso, pero aún no estamos en las
condiciones, ni existen actualmente, para la unificación cambiaria”.
Decretos de Emergencia
Económica: continuarán en 2017
Tras tres Decretos de
Emergencia Económica (y sus respectivas prórrogas) y más de 100 Decretos
Presidenciales firmados bajo su amparo en 2016, el Ejecutivo Nacional pudo
asumir poderes legislativos gozando de plena discreción fiscal.
De los Decretos Presidenciales
publicados en Gaceta Oficial en el 2016, 60 —poco más de la mitad—
permitieron asignar recursos adicionales por un total de 4,08 billones de
bolívares, 2,6 veces del Presupuesto Nacional de 2016. Del total de recursos
aprobados, 92,7% fue dirigido a cubrir insuficiencias relacionadas con gastos
de personal, aumentos de salarios y de bonos de alimentación y aumentos de las
pensiones del IVSS.
Bajo el amparo del tercer
Decreto de Emergencia Económica, el Ejecutivo Nacional incluso dictó tanto el
Presupuesto para el Ejercicio Económico Financiero 2017 (G.O. Extr. Nro. 6.263,
14/10/2016), así como como el Endeudamiento para el Ejercicio Económico
Financiero 2017 (G.O. Extr. Nro. 6.264 extraordinario, 14/10/2016).
En la presentación de su
Memoria y Cuenta 2016 ante el Tribunal Supremo de Justicia, Maduro firmó el primer Decreto de
Emergencia Económica del año 2017. Bajo la siempre presente narrativa política
de la “Guerra Económica”, Maduro da continuidad a su modelo de planificación
centralizada y plena arbitrariedad económica y fiscal.
Comentarios finales
Para 2017 uno de los temas más
relevantes será la producción de PDVSA. Ante la incertidumbre sobre los precios
del petróleo, una caída aún mayor de la producción tendrá efectos notables
sobre la producción y las importaciones, lo que afectará directamente la oferta
de bienes e impactará directamente la inflación. Además, con un ambiente
económico similar al de 2016, en 2017 la caída del PIB parece bastante
previsible.
Por otro lado, el Ejecutivo
Nacional tiene todos los incentivos para seguir manejando el presupuesto a
discreción en un año —posiblemente— electoral.
Por último, si bien la caída
de los precios del crudo ha obligado al gobierno a tomar medidas en el ámbito
cambiario, es difícil prever qué medidas podría tomar en 2017. Una devaluación
del tipo de cambio Dipro parece necesaria en aras de mejorar las cuentas
fiscales del gobierno. Sin embargo, el efecto inflacionario —y el respectivo
costo político— de una devaluación podría desincentivar al Ejecutivo Nacional
de llevarla a cabo o de al menos reducir la magnitud de la medida.
02-02-17
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