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domingo, 6 de octubre de 2019

La necesaria siembra de la cultura democrática, por @polis360




Piero Trepiccione 05 de octubre de 2019
@polis360

La propuesta del jesuita y teólogo Pedro Trigo acerca de los “Ocho pasos para promover la democracia” se identifica plenamente con la necesidad de incorporar a la práctica cotidiana unas acciones que sin duda consolidarían la noción de democracia como “modo de vida” permeando todas las instituciones del Estado y también de la sociedad. Tenemos serias limitaciones en las estructuras partidistas, institucionales y en los demás espacios de participación política y ciudadana actualmente en el país. Esa falta de práctica de la cultura democrática se refleja en nuestras estructuras organizativas.

  • En tal sentido, este análisis se convierte en una propuesta pertinente para el país y para Latinoamérica y así lo convalidan las actuales circunstancias. En él, se reflexiona que existe una necesidad de superar aspectos que afectan severamente el ejercicio de la democracia y que tienen que ver con: La desmotivación cuando siento que el grupo no me define, no hablo no me expreso porque soy un mero turista, me define mi yo.
  • No escucha, porque supone que sabe lo que va a decir, porque no le interesa lo que el otro tiene que decir.
  • No dialogo porque evito la confrontación, porque no hay disposición para desprenderse de las posturas personales. Sin dialogo no hay construcción de consensos.
  • No hago lo define el grupo porque no me siento representado por el grupo y no se evalúa porque no quiero enemistarme, porque voy a quedar mal, porque es más relevante mi imagen que la consecución de los objetivos del grupo. Ello, naturalmente nos lleva a no procesar conflictos y acumular problemas que luego estallan agravando las situaciones cotidianas.

El centro educativo puede ser un espacio particularmente propicio para la promoción e implementación de la cultura democrática. Asimismo, la familia debe convertirse en un espacio ideal para impulsar su desarrollo. No somos espectadores ajenos a la dinámica social, sino que estamos inmersos, y desde dentro nos toca actuar. Es imperativo que nos hagamos ciudadanos que reconocen a los otros como ciudadanos. Aunque parecen obvios los pasos planteados, supone un reto complejo que exige una conciencia, primero individual y luego colectiva, para poder lograr la implementación de la cultura de la democracia. 

Supone un desprendernos del yo para encontrarnos con los otros y convertirnos en nosotros. La familia es el primer espacio para identificar nuestros niveles de práctica de la cultura de la democracia, ahí hallamos evidencias de las actitudes arraigadas en cada uno de nosotros como individuos y que luego proyectamos en la sociedad. La escuela la identificamos como un espacio privilegiado para la promoción de los valores de la democracia.

La cultura democrática va más allá de lo electoral. Debe asumirse desde lo personal, desde la igualdad y desde los derechos. Los discursos pueden ayudar a que mejore su práctica. La coherencia entre práctica y discurso y comprensión que tengamos de la democracia para mejorarla. Regocijarnos en el hecho de la diferencia como manifestación de la biodiversidad es un elemento esencial que engloba el ejercicio de la ciudadanía.

Educar para la democracia

La democracia es vital que se asuma desde lo intercultural como una forma clara de inclusión entre los pueblos. La necesidad de fortalecer en el imaginario colectivo y especialmente en los jóvenes el concepto de libertad y de democracia es clave para su reafirmación y reoxigenación en el tiempo. Los sectores populares deben ser un foco clave para el fortalecimiento de la cultura de la democracia promovida con marcadas diferencias por los partidos, las organizaciones sociales, comunitarias y demás, que son destellos en medio de las dificultades actuales.

El fortalecimiento de los procesos educativos han de ser la clave para impedir el retorno a prácticas fascistas que puedan resquebrajar procesos democráticos de la región. Las cátedras de ciudadanía y democracia deben ser protagonistas en los procesos formativos dirigidos hacia toda la sociedad y más especialmente hacia los jóvenes.

Piero Trepiccione
@polis360

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