Editorial del ABC de
Paraguay, 04/01/2013
Por la boca cae el pez.
El sociólogo alemán Heinz Dieterich, ideólogo del “socialismo del siglo XXI”,
haciendo de mentor de Hugo Chávez, admitió que el pretendido liderazgo regional
de este no está fundado ni en la honestidad, ni en la sabiduría ni en el
carisma, sino en el dinero puro y duro. En declaraciones a CNN, dijo que quien
podría reemplazar a Chávez a nivel latinoamericano es el ecuatoriano Rafael
Correa, pero se le escapó que tendría el “inconveniente” de carecer del poder
económico del venezolano. O sea que la izquierda salvaje latinoamericana, la de
las expropiaciones, confiscaciones y persecución a los adversarios políticos y
a la prensa libre, gozó de un liderazgo comprado a platazo limpio. Se sabía,
pero no está nada mal que lo certifique nada menos que el ideólogo de Chávez.
El sociólogo alemán
Heinz Dieterich, radicado en México, es uno de esos intelectuales europeos que,
como el filósofo francés Régis Debray en la década de 1960, tratan de ensayar
en América Latina lo que no pueden o no quieren aplicar en sus propios países.
Si Debray quiso jugar al revolucionario colgándose de las barbas de un
insensato guerrillero como el Che Guevara, Dieterich trata de experimentar el
“socialismo del siglo XXI” haciendo de mentor de un charlatán platudo como Hugo
Chávez. Si el francés acabó muy arrepentido, no sería raro que el alemán diga
al final de su aventura que terminó arando en el mar. Por de pronto, el costo
del experimento de su discípulo ya lo están pagando los pobres venezolanos, que
soportan la falta de alimentos y los índices de corrupción y de criminalidad
más altos del continente, entre otras calamidades.
Conste que el
experimento no se limita solamente a empobrecer a Venezuela, sino que también
apunta a comprar voluntades en el exterior mediante el uso y abuso de los
abundantes petrodólares que recibe ese país. El presidente Mujica, por ejemplo,
campantemente, acaba de revelar que apoyó a Chávez para su ingreso al Mercosur por
la ventana porque le ayudó a salvar un banco uruguayo en quiebra. Recordemos
también el caso de la valija llena de dólares descubierta por casualidad por
una funcionaria del aeropuerto bonaerense de Ezeiza, cuando las elecciones de
los Kirchner en la Argentina. Solo estos dos casos han recibido alguna
publicidad, pero con seguridad habrá ocultos muchos otros en los que el manejo
discrecional de los petrodólares del pueblo venezolano sirvió para que Chávez
adquiera en la izquierda regional un peso que nada tiene que ver con la
inteligencia, la honestidad o el carisma que se le atribuyen. En suma, Chávez
exportó corrupción, manejando a su gusto y paladar los fondos públicos de su
país, en perjuicio no solo de los venezolanos, sino también de los latinoamericanos
decentes, que tuvieron que soportar las intervenciones de un demagogo
prepotente que se creía el sucesor de Bolívar.
Que ese pretendido
liderazgo regional no está fundado ni en la honestidad, ni en la sabiduría ni
en el carisma, sino en el dinero puro y duro, quedó claramente de manifiesto
con las recientes declaraciones de Dieterich a CNN en Español. En efecto, a la
pregunta de Patricia Janiot de quién podría reemplazar a Chávez a nivel
latinoamericano, el alemán respondió que solo el ecuatoriano Rafael Correa
estaría en condiciones, pero, en un lapsus SE LE ESCAPÓ que tendría el
“inconveniente” de carecer del poder económico del venezolano. O sea que la
izquierda salvaje latinoamericana, la de las expropiaciones, confiscaciones y
persecución a los adversarios políticos y a la prensa libre, gozó de un
liderazgo comprado a platazo limpio. Se sabía, pero no está nada mal que lo
certifique nada menos que el ideólogo de Chávez.
El liderazgo de Chávez
se fundó en la corrupción de quienes, dentro y fuera de Venezuela, recibieron
fondos públicos manejados por él a su antojo. El poder económico del que habló
el asesor consiste simplemente en eso. No se trata de que Venezuela tenga
muchos petrodólares, que los tiene, sino de que el mandamás se valió de los billetes
para comprar no solo propagandistas, sino hasta un lugar en el Mercosur.
Es de suponer que
muchos “progresistas” del continente están apenados porque Correa no tiene el
dinero suficiente para ser el heredero de Chávez. Tendrán que buscarse otro
benefactor, porque lo que dijo Dieterich es cierto. Ecuador no es un gran
productor de petróleo. Es probable que Dieterich, a su vez, tenga que buscar
otro laboratorio para llevar a cabo sus experimentos sobre el “socialismo del
siglo XXI”. Y tendrá que buscarlo en el trópico, porque Alemania, por de
pronto, no parece constituir un lugar propicio para que un intelectual europeo
de extrema izquierda convierta sus sueños en realidad. Sueños que, en verdad,
son más bien una verdadera pesadilla, como lamentablemente lo están sufriendo
en sus costillas los cubanos y el propio pueblo venezolano.
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