Hasta hace unos años nuestros hijos se iban del hogar porque se casaban. Alquilaban o compraban una vivienda para comenzar su propia familia. Generalmente, cerca de los padres para poder almorzar juntos los domingos o para que les cuidaran el bebé. Esto sucedía cuando terminaban la universidad y/o eran independientes económicamente.
Hoy en día, los muchachos terminan el bachillerato y ya están pensando en irse del país. Otros hacen el pregrado en Venezuela, con la intención de continuar un diplomado, posgrado o revalidar el título en el exterior.
Las razones que esgrimen los hijos para una separación de este tipo es la inseguridad, en primer término. Temen un secuestro, atraco, asesinato y desean disfrutar de su juventud. No quieren vivir encerrados, estilo “toque de queda” permanente.
En segundo término está el factor económico. Los profesionales recién graduados ganan tan poco, que no les alcanza para alquilar una vivienda; pero si les alcanzara, con la nueva Ley de Arrendamientos, nadie quiere alquilar. Comprar una vivienda, con una inflación oficial anual sobre 56%, les es imposible. Además de no poseer la inicial, la experiencia crediticia, ni el salario mensual que requieren los bancos para otorgar un crédito tan alto. Alquilar una habitación con baño para una persona cuesta alrededor de Bs.6.000 en una zona clase media de Caracas. Lo mismo, aproximadamente, que gana un Odontólogo General recién egresado.
Los vehículos están carísimos y no se consiguen. La comida es costosísima; ir a un cine, comprar una pizza y un refresco en la feria de cualquier centro comercial, le puede costar a una pareja unos Bs.600. Si observamos que el salario mínimo no llega a los Bs.3.000, resulta muy cuesta arriba comenzar una vida independiente para la juventud.
Nuestros hijos no quieren vivir así; aducen que estudiaron muchos años y leen que en otros países hay oportunidades, siendo todo más fácil. Saben que la gente no teme por su seguridad. Por ejemplo, en varios países, pueden sacar su celular en cualquier parte o abrir el laptop en el Metro, sin que se los roben.
Pueden alquilar una vivienda a un precio razonable y comprarse un vehículo con una mínima inicial. Pueden salir a divertirse hasta la hora que quieran y el costo de la comida es accesible.
Los lugares preferidos para estudiar son (índice inflacionario entre paréntesis): España (1%), Canadá (1,5%), Estados Unidos (2%), Colombia (3%), Chile (3%), México (3,5%), Australia (3,5%) y Argentina (25%).
¡En estas fiestas decembrinas he visto tantos padres solos! En cada familia faltan por lo menos uno o dos hijos. “Están en el exterior”. Los padres no siempre pueden ir o los muchachos venir.
Algunos padres deciden vender todo y emigrar junto a sus hijos; otros no se atreven. No disponen de un patrimonio como para “botar todo por la borda” y comenzar de cero en otro país. Se sacrifican dándoles esa oportunidad a sus descendientes.
La situación en que el Socialismo ha sumido a Venezuela, ha logrado la separación de nuestras familias, de sus tradiciones y raíces. Debido a la enorme inseguridad e inflación, las familias están pagando además del costo material, un costo emocional, sentimental y hogareño. Enormes sacrificios deben hacer muchos padres para alejar a sus hijos de “esta” Venezuela.
Habiendo sido Venezuela un país de inmigrantes, el chavismo lo convirtió en un país de emigrantes. Un país en donde su juventud, ya no quiere estar.
http://analitica.com/va/sociedad/articulos/9026289.asp
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