Por Alan Lugo G.
El
comportamiento experimentado por los precios durante 2015, provocó un fuerte
impacto en el poder adquisitivo del bolívar, el cual se contrajo a solo cuatro
céntimos.
Lo anterior viene dado por la aceleración del ritmo de crecimiento de los precios, que llevó a ubicar la tasa de inflación de ese año en 180,9%, de acuerdo con las cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela (BCV).
Lo anterior viene dado por la aceleración del ritmo de crecimiento de los precios, que llevó a ubicar la tasa de inflación de ese año en 180,9%, de acuerdo con las cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela (BCV).
El poder adquisitivo de la moneda es la cantidad de bienes y servicios que ella puede comprar. Por tanto, su fortaleza o debilidad quedan condicionadas a la evolución del índice de precios. En la medida en la que éste crece, disminuye la cantidad de bienes y servicios que puede comprar la moneda. De allí la importancia de visualizar el efecto de la inflación, más allá de mencionar una cifra o porcentaje determinado.
Para analizarlo debemos tomar como punto de partida el año 2007, pues fue a partir de 2008 cuando comenzó el bolívar fuerte. En consecuencia, el año base es 2007 que es igual a 100. Desde entonces, el índice de precios ha venido creciendo. En los primeros años a tasas relativamente bajas, pero luego se aceleró en el curso de los últimos años, especialmente en 2015.
Al cierre de este último año, el Índice Nacional de Precios al Consumidor se ubicó en 2.357,9 puntos.
En 2008, la variación fue de 30,9%; en 2009, 25,1%; en 2010, 27,2%; en 2011, 27,6%; en 2012, 20,1%; en 2013 comenzaron a acelerarse los precios y la tasa fue de 56,2%; en 2014, 68,5%; y en 2015 se produjo el gran salto, con una tasa de 180,9%
Como quiera que la variación de los precios tiene una relación inversamente proporcional con el poder adquisitivo del salario, podemos observar que el bolívar ha acumulado una pérdida en su poder de compra de casi el 96%.
Al cierre de 2015, el bolívar tiene un poder de compra de solo cuatro céntimos. Eso significa que un bolívar de hoy solo puede comprar cuatro céntimos de lo que podía comprar un bolívar de comienzos de 2008.
Visto de otro modo, se necesita ahora una cantidad de monedas 25 veces superior para poder comprar lo que se compraba a comienzos de 2008.
Expresado en términos más simples, para igualar el poder de compra de 100 bolívares de comienzos de 2008, necesitaríamos hoy 2.500 bolívares.
Ello refleja la magnitud de la erosión provocada en la moneda por el comportamiento del índice de precios.
Pero como la inflación no es más que un promedio conformado por la variación de los precios de una cesta de bienes y servicios, el impacto individual puede variar, dependiendo del patrón de consumo de cada familia.
Así, por ejemplo, si los precios de determinado grupo de bienes crece en forma más acentuada, esto afectará más a aquellas familias que concentran buena parte de su consumo en esos bienes.
Es decir, si los alimentos y ropa para bebés crecen más en promedio que otros grupos, por ejemplo, obviamente aquellas familias con niños pequeños se verán más afectados que quienes no tienen.
Por mucho que puedan crecer los precios, con el consiguiente deterioro del poder de compra de la moneda, esta siempre tendrá algún valor, aunque cada día resulte menor.
La pérdida del poder de compra nunca será igual o superior al 100 por ciento, puesto que en ese caso habría perdido significación.
20-02-16
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