Por Vanessa Davies
Con un pool de prestamistas
internacionales el país podría acceder a los 30 mil o 50 mil millones de
dólares que necesita para reactivar la producción nacional, explica el
economista. La paridad actual puede ser de mil bolívares por dólar
Las verdades de José Manuel
Puente no son amigables para políticos de ningún signo, y tampoco lo son para
el Gobierno: el desabastecimiento se debe al control de precios y no a un grupo
de malévolos personajes que esconden los productos; el control de cambio solo
sirve para enriquecer a un grupito; el origen del colapso económico no se debe
a la caída de los precios del petróleo, sino a malas decisiones. ¿Le suena
familiar?
Las soluciones son, afirma el
economista en conversación con Contrapunto, las que indica el sentido
común. Si se aplicaran, razona, la población sentiría el beneficio en meses
(aun cuando problemas más severos, como la inflación, no se frenarán tan
rápido).
Puente no solo es docente e
investigador del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA),
específicamente del Centro de Políticas Públicas; también es profesor de la
Universidad de Oxford y comparte sus criterios con alumnos de todo el espectro
político. Este es su ABC de problemas y soluciones para la economía venezolana.
A de ajustes y de ayuda
internacional. Resulta inevitable “hacer los ajustes que esta economía ha
estado reclamando durante décadas, pero hay que hacerlos con sensibilidad
social y con mano izquierda para preservar la estabilidad política”, defiende.
Lo que no se puede hacer es “seguir evadiendo las reformas económicas que
tenemos que hacer”.
En las actuales condiciones de
su economía, Venezuela requiere el apoyo de organismos internacionales. Puente
estima que la nación necesita entre 30 mil y 50 mil millones de dólares, y es
partidario de obtenerlos por la siguiente vía: con el aval del Fondo Monetario
Internacional -pero sin firmar una carta de intención- conseguir apoyo de un
pool de prestamistas. Los dólares que el país consiga se deberían destinar a
reforzar las reservas internacionales, inyectar recursos al aparato productivo
y sostener subsidios para la población más vulnerable.
B de bachaqueros. Es
cierto que revenden los productos a precios obscenos, pero no es menos cierto
que están en cola desde la madrugada. Los bachaqueros se han convertido en una
piezas más dentro de la distorsión de la economía.
Pese a todo, la economía
bachaquera se puede terminar, garantiza el investigador. “En mercados
plenamente abastecidos no hay incentivos para el acaparamiento, la especulación
o el bachaqueo”, ratifica.
C de cambio y de
consenso. “Sin un cambio de 180 grados en la política económica no va a haber
un cambio en los resultados. Pensar que, al seguir haciendo lo mismo, habrá un
cambio, es estar en la locura”, enfatiza Puente.
Sin embargo, alega, cualquier
modificación debe sustentarse en el piso político de un consenso nacional en el
cual debe participar el chavismo.
Ch de Chávez. Aunque lo
haya hecho de buena fe, “los grandes desequilibrios macroeconómicos que hoy
vivimos se inician con las opciones de políticas económicas que el presidente
Chávez instrumentó: control de precios y de cambio; las expropiaciones, que
hicieron mucho daño en inversión privada nacional y extranjera”, opina el
economista. Pero no les resta importancia a otras variables, como el golpe de
Estado y el paro petrolero de 2002.
D de desmontaje del
control de cambio. Desmantelar el control de cambio es, a criterio del
investigador del IESA, un elemento fundamental. “La principal camisa de fuerza
que tiene esta economía es el control de cambio”, porque no es solo el control,
sino la existencia de “varios tipos de cambio”. Además, el tipo de cambio
oficial “es 170 veces inferior al paralelo”.
El control de cambio se
instauró con la premisa de evitar la fuga de capitales, “y eso, en una primera
etapa, puede funcionar, pero en una segunda etapa se genera corrupción”, como
se ha denunciado. Paradójicamente, a pesar de la existencia de esta barrera, el
país confronta “el nivel de reservas internacionales más bajo de los últimos 20
años”.
E de esquema cambiario.
El esquema que Venezuela necesita, según José Manuel Puente, se basa en “un
solo tipo de cambio”, con una paridad bolívar-dólar que sea realista. Aun
cuando es reacio a dar números, el profesor asoma que la relación actual podría
ser de mil bolívares por dólar, muy superior al dólar “protegido” pero mucho
menor que el paralelo. Al descender el dólar usado como referencia para la
economía, también bajarían los precios de inmuebles y vehículos, entre otros.
F de "frío"
económico. La economía venezolana se “enfrió” desde 2013 debido “a una política
económica equivocada” implementada años atrás, sostiene el investigador del
IESA. La recesión empeoró “cuando los precios del petróleo estaban en más de
100 dólares por barril”, por lo que no existe correlación entre “la caída de
los precios del petróleo y el ciclo recesivo”. Sin embargo, confirma, la caída
de los precios del petróleo empeoró la crisis.
G de “guerra económica”.
La pregunta: ¿Hay guerra económica en Venezuela? La respuesta de Puente: “Sí
creo que hay grupos que están jugando a la desestabilización, a la destrucción
y a una salida violenta del gobierno. Pero creo que lo que explica el desajuste
macroeconómico es una erradísima política económica y un modelo completamente
equivocado”, y no lo que el Ejecutivo ha denominado la “guerra económica”.
H de hiperinflación:
Mucho se dice acerca de la “hiperinflación” en Venezuela. Pero el economista
piensa que, aunque el país está cerca de ella, todavía no ha descendido. “Una
economía entra en proceso de hiperinflación cuando tiene al menos 50%
intermensual de inflación”, explica. “Venezuela está cerca, pero todavía no ha
llegado a esa esquina. Si sigue haciendo lo que está haciendo, sin lugar a
dudas va a llegar a esa esquina”.
I de inflación: Venezuela
“tiene cuatro años como el país con la inflación más alta del mundo. El año
pasado fue más de 100 veces superior a la de América Latina”, comenta José
Manuel Puente. El año pasado debe haber cerrado con una inflación por encima de
500 o 600%, y los pronósticos no son mejores para 2017: se habla hasta de
1.500%.
“Lamentablemente la inflación
de 2017 va a ser muy alta, nuevamente la más alta del mundo”, confirma. Y en
2018 también. De hecho, tiende a empeorar, de acuerdo con los analistas.
La inflación venezolana se
explica por “inconsistente política económica”, un desajuste fiscal, un Estado
que mete dinero a la economía y un Banco Central prácticamente de manos atadas,
enumera. A esto se suma que se producen menos bienes y servicios.
M de mitos: Según José
Manuel Puente, el Gobierno ha construido mitos para intentar explicar lo que
sucede con la economía y no admitir que el origen de todo son las malas
políticas implementadas. Por ello, saca ecuaciones como: desabastecimiento =
acaparamiento, inflación = especulación, caída de la economía = sabotaje
económico. “Habría que ser muy ingenuo para pensar que no hay un poco de eso”,
porque la especulación existe y los estados deben actuar contra ella, apunta el
economista. Pero insiste en que esas argumentaciones, por sí solas, no logran
explicar “los grandes desajustes de escasez, inflación y recesión”.
P de precios. “Mientras
los precios de los bienes y servicios no reflejen su estructura de costos, esos
bienes no van a aparecer en los anaqueles”, sentencia Puente.
“El fenómeno central detrás
del desabastecimiento no es el acaparamiento; son los controles de precios de
manera indefina y sin racionalidad económica”, asegura. Su análisis es muy
claro: la población consigue pocas cosas, y a un precio que no puede pagar.
-¿Quién establece los precios
reales? La leche no cuesta los 70 bolívares del Gobierno, pero tampoco los 12
mil bolívares de la calle.
-Se mezclan una falla de
Estado y los incentivos especulativos. El Estado no está actuando donde debe.
Los controles de precios pueden ser parte de la política económica, pero tienen
que mantenerse durante un tiempo determinado y tienen que ser revisados
trimestral o semestralmente.
-¿Cuáles son los precios
reales en Venezuela?
-Nadie lo sabe. Una de las
cosas que logró la opción de política económica instrumentada es que destruyó
todos los incentivos de precios. Ningún precio refleja ahora la realidad de sus
costos; unos por más, otros por menos.
Nadie puede producir a pérdida
perennemente, alerta el economista. Ni siquiera, la empresa más poderosa.
R de Ricardo Sanguino.
Como presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Ricardo Sanguino debe
asumir varias tareas, plantea José Manuel Puente. Debe tener “el rol
protagónico para el desmontaje del control de cambio”, la puesta en marcha de
un solo tipo de cambio y el control sobre la liquidez.
Pero si la gestión del BCV
continúa siendo la misma, dictamina el economista, “vamos hacia la
hiperinflación”.
S de salarios y de
subsidios. Una inflación tan elevada como la venezolana ha pulverizado el
salario de los venezolanos, reprocha Puente. El país, según sus cuentas, “tiene
el salario mínimo más bajo de los últimos 27 años”. Para recuperarlo, es
perentorio que crezca la economía, que mejore la productividad y se genere
riqueza.
Los aumentos salariales
“compulsivos” que aprueba el Ejecutivo “lo que hacen es empeorar el enfermo,
porque generan desequilibrios fiscales aún mayores”, precisa. Estos ajustes
“han generado cierre de empresas, pérdida de empleos, y eso va a continuar”.
José Manuel Puente defiende
los incrementos de sueldos, pero alerta que deben sostenerse en la actividad
económica, pues de lo contrario “lo que haces con las manos, lo destruyes con
los pies”.
De cualquier manera, los
cambios en política económica deben ir aparejados con subsidios focalizados que
alivien la carga de, al menos, 30% de la población, detalla el economista. Se
emplearían, fundamentalmente, para alimentos y medicinas.
T de tiempo: Ni que
hubiese un cambio de gobierno hoy mismo la economía se arreglaría en 24 horas,
advierte Puente. “Llegamos aquí porque hemos hecho, durante muchos años, muchas
cosas mal en materia económica. Y para salir de aquí vamos a tener que hacer
muchas cosas bien durante muchos años”, concluye.
-¿No hay un cambio inmediato?
¿Ni que saliera hoy mismo el presidente Maduro?
-No. Si sale Maduro es que
comienzan en este país los grandes retos. El tema es que tienes que pensar en
un programa integral de reformas.
Estos son los tiempos que
calcula:
a) Con ayuda internacional y
dólares para promover la producción nacional, “en seis a ocho meses puedes
tener anaqueles razonablemente abastecidos”, avizora el economista.
b) El crecimiento de la
economía se puede recuperar en 12 o 14 meses.
c) Bajar la inflación precisa
de, por lo menos, tres a cinco años.
05-02-17
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