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lunes, 13 de febrero de 2017

El verdadero reto de Henri Falcón por @amoleiro


Por Alonso Moleiro


Por estos días, cada vez que algún parte emanado de la MUD se encarga de documentar “la dificultad de armonizar propósitos y enfoques” que confronta los factores de la coalición, muchos pensamientos, intercalados con suspiros e interrogantes, terminan gravitando en torno a Henri Falcón. Lo que de verdad quiere, y lo que de verdad le interesa, al actual Gobernador del Estado Lara.

Habiendo sido durante un tiempo una figura del chavismo, y un mandatario regional exitoso, Falcón se ha desplazado con enorme cuidado para no dejar sumar adeptos sin perder su capital-semilla inicial. Al comienzo, la navegación pudo hacerse con mucho éxito.

 Falcón ha medido sus palabras para construir realidades con habilidad, sin producir antagonismos, procurando que hable su gestión. Siempre ha tenido claro que, detrás de la polarización, subyace una sociedad sedienta de acuerdos para solucionar problemas concretos. 

Sobre esa delicada suma de contrapesos ha podido avanzar Falcón, el más moderado de todos los opositores, antes el más moderado de los chavistas, orbitando en torno al centro político, lidiando con las voces capciosas, construyendo un escenario en el cual ya se ha convertido en una importante referencia nacional. Y en última instancia, aún con las dudas, Falcón y su partido, Avanzada Progresista, siempre terminan fotografiados dentro de los confines de la MUD.

Por estos meses, sin embargo, la estrategia de Falcón parece perder la brújula. El exceso de salvedades de su mensaje tiende a producir confusión. No logra desprenderse Falcón de un extraño ánimo palaciego cada vez que la crisis nacional se desborda. Como a muchos dirigentes que pertenecieron a la órbita bolivariana, Falcón luce demasiado pendiente de lo que los chavistas puedan opinar de él. Sin darse cuenta, Falcón le quiere proponer al chavismo una especie de opositor “bueno”: uno que sí es de izquierda, políticamente correcto.


La estrategia de Falcón se puede extraviar porque no atiende una realidad nueva: en Venezuela ya no hay polarización política. Con todo su poder y su organización, los chavistas se han erosionado terriblemente, y su influencia social no es, ni en 100 años, la que tenían en un año como 2012.

Pienso que Falcón tiene todo el derecho del mundo a ocupar el lado “blando” de la Mesa y opino que lo hace sinceramente. A diferencia de otros, en lo que a él respecta, no temo un salto de talanquera. Falcón es un dirigente con una identidad política reformista, que es muy notoria, y unos seguidores que no son nada chavistas.

Henri debe olvidarse un poco del equilibrio como doctrina. Es incorrecto suponer que, al juntar los méritos opositores con alguna virtud chavista que pueda quedar, emergerá el venezolano perfecto. No debemos enfermarnos de “transicionismo” El país está a las puertas de un nuevo período histórico. Está etapa será superada, y para sobrevivir políticamente en el futuro puede que sea muy importante la nitidez y la firmeza en la crisis de hoy.

12-02-17




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