Nicomedes Febres 02 de febrero de 2017
El
concepto amplio de Igualdad es uno de los conceptos más fraudulentos que existe
en el mercadeo espiritual, filosófico o político, porque no ha existido, no
existe y afortunadamente no existirá nunca.
El
Cristianismo se basa en la idea de igualdad ante Dios y como eso pertenece al
ámbito celestial, y nadie ha ido y regresado para explicar cómo es la cosa
allá, entonces esa es una categoría del otro mundo.
La
Revolución Francesa y el Liberalismo hablaron de igualdad ante la ley y
exaltaron el valor de la justicia mediante las leyes previamente escritas;
luego el socialismo habló de la igualdad económica, lo cual es de por sí un
disparate mayúsculo porque si usted reparte la riqueza del mundo en partes
iguales, al mes volverá a existir pobres y ricos. La igualdad es un concepto
que científicamente es aberrante, filosóficamente es una necedad, tanto que
nadie ha escrito un tratado sobre la desigualdad entre los hombres porque es
tan obvia que sería una perogrullada.
Históricamente
también es una mentira gigantesca y sociológicamente se sabe que basta reunir
tres hombres para que desaparezca la igualdad. Cuando alguien ofrezca la
igualdad debería ser declarado delincuente sin fórmula de juicio, porque es un
mentiroso y un pícaro con intenciones aviesas. Que si suena bonito ante los
tontos y los flojos, ciertamente que sí, y de allí es que vienen los grandes
fraudes políticos. Lo que si se debe es propender que cada quien se supere a sí
mismo lo más posible y que todo ser humano pueda desarrollar al máximo sus
capacidades en el marco de la libertad, la democracia, la ley y la solidaridad
social, pese a que eso suena muy social demócrata y si es en base a valores cristianos,
suena muy democristiano. He allí la diferencia.
El
Capitalismo como es muy pragmático describe al mundo como es y entonces no
necesita mayor explicación, ni se adorna de ética ni de justicia porque parte
de una base simple: el ser humano puede llegar a ser un muérgano, cuya ambición
puede ser frenada solo por la competencia y es la competencia regulada la que
permite que la vida sea más vivible. Entonces en el Capitalismo no hay fraude.
Su engaño está en la publicidad como instrumento de la alienación del consumo y
ese es el paradigma de la sifrinería. Además es imposible el desarrollo social
si no hay jerarquía social.
No
pretendo darle una lección a mis lectores, pero esa introducción muy básica la
hice para explicar los grandes fraudes igualitarios en Venezuela durante su
historia, desde el negro Miguel que se alzó en armas a mediados del siglo XVI y
a los pocos días terminó montando un reino africano en por los lados de Yaracuy
y esclavizando a los otros esclavos hasta que el benemérito capitán Diego
García de Paredes se lo tiro en caldo de ñame. Sin dudas, el gran igualitarista
del pasado remoto fue José Tomás Boves, quien molesto porque los patriotas no
lo tomaron en cuenta cuando se les puso a la orden, decidió pasarse al bando
realista y planteó la lucha por la Independencia como una guerra de clases
basándose en la experiencia de la Revolución Francesa y su impacto en Haití que
se reflejó en Venezuela, porque ese era el país más próspero de América por la
explotación de la caña de azúcar hecha por los colonos franceses.
Después
de su Independencia fue que se volvió miserable. El difunto en su última
habladera de necedades en el Día de la Juventud en la celebración de la Batalla
de la Victoria, exaltó bajo la lluvia a Boves porque se ve que alguien al final
de su vida, ya que sí está muerto pese a lo que diga padrino, le conto el
cuento como era. Luego vino la guerra federal por la ambición de poder de los
liberales contra los godos y se creó el mito de ezequiel zamora, un propietario
mediano y esclavista como acertadamente describió Henry Ramos.
El
mito de zamora, quien era cuñado del mariscal Falcón lo montaron los liberales
para tener algún mártir, pese a que dicen con fundamentos que lo mataron ellos
mismos, pero el mariscal fue durante 7 años presidente y si acaso estuvo en
Caracas 6 meses durante su mandato fue mucho, porque estaba apersonado de la
cría de sus chivos en Churuguara. Después quisieron exaltar a don Cipriano y al
Mocho Hernández que fueron enemigos irreconciliables, pero el primero eras un
delirante y el otro un pendejo. Durante el largo gobierno del Benemérito no
hubo gallo igualitario que cantara, hasta que llegaron los adecos en 1945 y se
basaron en el típico igualitarismo chambón venezolano para hacerse querer por
el pueblo, hasta que Betancourt se dio cuenta del disparate que había cometido
y por eso cambió en 1959. Igual que hizo Carlos Andrés después de 1988 porque
el disparate lo cometió en su primer gobierno.
Otro
día hablaré sobre Acción Democrática y el sustrato del igualitarismo que es la
parte más interesante del tema.
Pero
ya está largo. La foto es del negro Miguel y Guiomar su mujer. Se abre el
debate.
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