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sábado, 1 de septiembre de 2018

La basura grave problema de salud por Miguel Méndez Rodulfo




Miguel Méndez Rodulfo 31 de agosto de 2018

El problema de la basura en Venezuela es bastante grave, desde hace mucho tiempo. Digamos que salvo Caracas cuando inauguró La Bonanza, ninguna otra ciudad en el país, tuvo una adecuada recolección, tratamiento y disposición de los desechos sólidos. Para el año 1998 un país en desarrollo, con todas sus dificultades, producía casi un kilo diario de basura por persona. Hoy día con una economía de subsistencia y con una diáspora en ascenso, este índice se ha reducido significativamente, pero de la misma manera se ha desmejorado notablemente el servicio, que nunca fue muy bueno. Hace una década 80% de la basura en Venezuela permanecía a cielo abierto, y sólo un porcentaje reducido era separado informalmente para ser reciclado. Hoy día el relleno sanitario de Caracas, ya no es tal; su vida útil así como su capacidad se ha rebasado y La Bonanza opera como un vertedero más. En abril de este año hubo incendios, visibles desde la autopista Francisco de Miranda, que comunica a los Valles del Tuy, quemas que duraron hasta un mes, dificultaban el tránsito vehicular, hicieron cerrar escuelas y provocaron serios problemas respiratorios a los habitantes de las zonas aledañas, sobre todo a niños y ancianos.

Por otra parte, la deficiente administración en la planta de transferencia Las Mayas, impide siquiera un manejo regular de los residuos sólidos de la ciudad. A finales de 2017 no se habían agregado nuevos compactadores, parte de la flota de camiones transportadores y compactadores que cubren las rutas de Caracas, se mantenían accidentados y las 20 gándolas que en cada viaje llevaban 25 toneladas de desechos por una ruta de 180 kilómetros, ida y vuelta, hasta La Bonanza, estaban en condición precaria. Al día de hoy este cuadro, ya de por sí calamitoso de la estación de transferencia, se ha agravado.

Los municipios Libertador, Sucre, Baruta, Chacao y El Hatillo, producen diariamente 5.500 toneladas de desechos sólidos, pero sólo 3.300 toneladas (60% de los residuos) son recolectadas y trasladadas a La Bonanza, el único depósito de basura de Caracas. El otro 40% de estos desperdicios, es decir 2.200 toneladas diarias, se quedan en las calles, donde una parte son quemados, otra parte son lanzados a ríos y quebradas, en tanto que el resto los llevan a los botaderos ilegales de los Valles del Tuy. Hay que recordar que el gobierno nacional prohibió a los municipios de la ciudad, con excepción de Libertador, el uso de Las Mayas, por lo que los camiones de recolección deben hacer el viaje hasta La Bonanza, con el consecuente desgaste y daño para estos vehículos.

La flota de camiones de recolección de basura que presta servicio en Caracas, a través de las empresas privadas Cotecnica y Fospuca, está en severo deterioro. Sólo unas pocas unidades prestan servicio. Un recorrido por las parroquias de la ciudad revela un paisaje dantesco: en las calles de San Juan, Santa Rosalía, Santa Teresa, San José, La Pastora, etc., se pueden observar montañas y lotes de basura acumulada en las calles. Los vecinos del área metropolitana se quejan de que pasan 16 días sin que se recoja la basura. Los malos olores y la inconveniencia para caminar, perturban a los residentes. En muchas zonas hay una especie de nube de moscas y zamuros, lo que puede generar una situación sanitaria de emergencia. Se observa una proliferación de moscas y ratas, así como una incidencia de vómitos, casos de diarrea y de mordeduras por roedores.

Ante la ausencia del servicio de recolección, muchas personas dejan la basura en la calle, lo que aprovechan los perros para buscar comida rompiendo las bolsas, algo que también hacen los indigentes que cada día van en ascenso. Por otra parte hay quejas de vecinos con respecto a que personas de otros sectores botan la basura cerca de sus casas. Ante este cuadro de calamidad, hace poco más de un mes hubo un aumento por concepto de la disposición de desechos sólidos en el relleno La Bonanza, que en el caso de las zonas residenciales se ubicó en 3.000% de ajuste, mientras que a los comerciantes el porcentaje se ubicó en 25.000%. Falta ahora que las alcaldías suban también sus tarifas.

Miguel Méndez Rodulfo


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