CLAUDI PÉREZ 11 de febrero de 2020
@claudiperez
El
entorno presidencial encargó al ministro que afrontara la llegada a Barajas de
la vicepresidenta de Maduro, sancionada por la UE
La
Moncloa apartó a Exteriores y encargó al ministro de Transportes, José Luis
Ábalos, que gestionara la llegada al aeropuerto de Barajas de Delcy Rodríguez,
la número dos de Nicolás Maduro, según fuentes del gabinete de Pedro Sánchez.
La vicepresidenta de Venezuela fue sancionada en su día por la UE por las
políticas represivas de su Gobierno y tiene prohibida su entrada en suelo
europeo. Un informe policial al que ha tenido acceso EL PAÍS confirma que
Rodríguez no entró en territorio Schengen, pero concreta que la reunión en el avión de la mandataria con Ábalos duró
“una hora aproximadamente”. El ministro, que hoy dará cuenta de ese episodio en
el Congreso a preguntas de la oposición, negó al principio ese encuentro y
posteriormente lo limitó a unos 25 minutos.
Exteriores
conoció con apenas unas horas de antelación que la vicepresidenta de Venezuela,
Delcy Rodríguez, iba a aterrizar en la Terminal Ejecutiva del aeropuerto de
Madrid-Barajas, próxima a la Terminal 1. Ábalos y Rodríguez se reunieron en el
avión durante la madrugada del pasado 20 de enero. Ese encuentro se desveló
pocos días después, y a partir de ahí el ministro de Transportes y secretario
de organización del PSOE, José Luís Ábalos, fue dando versiones ampliadas del
asunto —desde que “no hubo reunión” hasta que fue “un saludo de entre 20 y 25
minutos”— en los días posteriores. Fue el Ministerio de Asuntos Exteriores el
primero en conocer oficialmente que en ese vuelo procedente de Caracas, con
destino final a Estambul y parada técnica en Madrid, viajaba la vicepresidenta
venezolana, pero La Moncloa decidió que fuese Ábalos quien afrontara el asunto,
según las fuentes gubernamentales consultadas por este diario. Posteriormente,
el propio presidente Pedro Sánchez aseguró que Ábalos “hizo todo lo que pudo para
evitar una crisis diplomática”; también lo hizo la titular de Exteriores,
Arancha González Laya.
Fue
Ábalos, en fin, quien acudió a Barajas —ante el potencial conflicto a causa de
las sanciones europeas, que impedían a Rodríguez pisar suelo de la UE— después
de que La Moncloa pidiera a Exteriores que no interfiriera. Fuentes del Ministerio
de Transportes admiten que Ábalos se encargó personalmente de gestionar el caso
“por su relación con el ministro [venezolano de Turismo] Félix Plasencia”, que
también viajaba en el avión y con quien iba a reunirse posteriormente. “La
ministra de Exteriores acababa de llegar al puesto, y había cierta
incertidumbre: no sabíamos exactamente a qué venía Delcy Rodríguez, había que
asegurarse de que no pisaba suelo español y el objetivo fue siempre minimizar
el conflicto e incomodar lo menos posible a la vicepresidenta de un país con el
que España sigue manteniendo relaciones, en el que hay 150.000 ciudadanos
españoles y notables intereses empresariales”, según las mismas fuentes. Esa
versión apunta a que el ministro estuvo 25 minutos en el avión, pero una hora
aproximadamente en el aeropuerto junto a la policía y la seguridad de
Exteriores, para despedirse de Rodríguez posteriormente en la zona VIP. “Entre
la llegada al aeropuerto, la subida al vehículo, los 25 minutos con la
vicepresidenta y luego, de nuevo al coche, el trayecto de vuelta, la llegada a
la terminal y un último contacto muy breve con la vicepresidenta puede ser
aproximadamente una hora”, según el ministerio.
El
informe policial, sin embargo, especifica que el ministro “permaneció
despachando con los pasajeros durante una hora aproximadamente”. Ese documento
señala que Ábalos llegó a la terminal ejecutiva sobre las 00.00, acompañado de
“su asesor Koldo García” y de “personal de seguridad diplomática del Ministerio
de Asuntos Exteriores”.
La
escueta nota policial, de apenas cuatro páginas, deja claro —como repitió el
ministro Ábalos— que en ningún momento Delcy Rodríguez entró en territorio
Schengen. El avión quedó estacionado en el aparcamiento 249 de la Terminal
Ejecutiva y la vicepresidenta no salió de la sala VIP de la misma terminal
privada, donde siempre estuvo custodiada por policías y guardias civiles. Según
fuentes de la seguridad de Barajas, se trata de “una zona internacional”, que
cuenta “con dos salas, una de ellas con sofás, baño y ducha”, en la que
permaneció la mandataria venezolana, según recoge también el mismo informe
policial. Rodríguez fue conducida, siempre acompañada de la policía, hasta la
pista donde se encontraba el avión que despegó con destino a Doha (Qatar) a las
8.00 de ese lunes. Para cumplir con la normativa, Rodríguez debía volver a
Venezuela o viajar a un tercer país. Finalmente, optó por volar a Doha para no
tener que esperar a las 14.00, que es cuando se cumplía el periodo obligatorio
de descanso de la tripulación para continuar destino a Estambul.
Desde
las 2.15 hasta las 7.30, la delegación venezolana, junto al asesor del ministro
Koldo García, permaneció en la sala VIP bajo custodia policial. Hacia las 6.45,
parte de esa delegación fue en busca de las tarjetas de embarque para volar
hacia Doha junto a Koldo García y varios agentes. Fuentes de los servicios de
seguridad de Barajas aseguran que los billetes fueron pagados con una tarjeta
de crédito de los venezolanos. A las 8.20 toda la delegación, excepto el ministro
Plasencia, tomó el vuelo QR-148 con destino a la capital catarí; horas más
tarde siguieron hacia Estambul.
Cambio
gradual
El
controvertido encuentro y el posterior recibimiento de Juan Guaidó por parte de
Exteriores han levantado una polvareda política en los últimos días. España
niega que haya dado un viraje brusco en su posición con Venezuela. Sí ha habido
un cambio de estrategia paulatino, labrado durante el año que ha transcurrido
desde el reconocimiento solemne de Guaidó como presidente encargado de
Venezuela, según la formulación atípica que escogió el presidente del Gobierno
español, y el desplante de hace unas semanas, cuando Pedro Sánchez se ausentó
durante la visita a Madrid de Guaidó y fue la ministra Arancha González Laya
quien le recibió fuera de las dependencias del ministerio.
España,
según las fuentes de La Moncloa consultadas, mantiene que tanto Sánchez como el
resto de dirigentes de la UE reconocieron a Guaidó siempre con el objetivo de
convocar elecciones presidenciales en Venezuela en el plazo más breve posible.
La diplomacia pronto comprobó que, sin contactar con representantes del
régimen, la tarea de convocar elecciones y de propiciar cualquier diálogo
resultaba imposible. El Ejecutivo sigue pensando que el Gobierno de Nicolás Maduro
“no va a permitir elecciones libres por a la acción de un mediador”, y que la
estrategia más adecuada es “seguir con la presión” para que Maduro se vea
empujado a convocar los comicios con reconocimiento internacional.
Ni
las explicaciones de Ábalos ni la posición de La Moncloa han conseguido
apaciguar los ánimos en la oposición en España. El PP acusó ayer al Gobierno de
“esconder” a Ábalos en el Senado; el ministro tiene previsto comparecer hoy en
el Congreso para responder a una batería de preguntas de los populares,
Ciudadanos y Vox. La cuestión sigue siendo por qué Delcy Rodríguez —que se ha
visto posteriormente en Caracas con el expresidente José Luis Rodríguez
Zapatero— decidió hacer escala en España a pesar de las sanciones europeas.
OFENSIVA
PARLAMENTARIA DE LA OPOSICIÓN POR LA CITA DE ÁBALOS
La
oposición dedicará este miércoles una parte de la primera sesión de control al
Gobierno para pedir explicaciones sobre el encuentro en el aeropuerto de Madrid
del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, con la vicepresidenta de
Venezuela, Delcy Rodríguez. El propio Pedro Sánchez tendrá que responder
también a una pregunta del líder de Vox, Santiago Abascal, sobre este asunto.
El
máximo dirigente del partido de extrema derecha quiere saber si la reunión de
Ábalos se produjo “por instrucciones expresas del presidente del Gobierno”.
El
propio ministro tiene que responder a otras cuatro preguntas y una
interpelación. En esta última, que dará pie a un debate de mayor duración, el
titular de Transportes y secretario de organización del PSOE se medirá a la
portavoz del Grupo Popular, Cayetana Álvarez de Toledo. La dirigente popular
tiene la pretensión de conocer “la incidencia de los compromisos a los que haya
llegado” el Gobierno español “en las relaciones de España con Venezuela, con la
Unión Europea y con los aliados”.
Otras
diputadas del PP trocearán en esta sesión de control sus preguntas a Ábalos
para interrogarle sobre las diferentes explicaciones que ha dado.
Tampoco
hay que descartar que el presidente del PP, Pablo Casado, aborde el asunto en
su cara a cara con el presidente del Gobierno. Casado ha presentado su pregunta
con una fórmula muy genérica, aparentemente más vinculada a su diálogo con el
presidente de la Generalitat, Quim Torra, pero en la que cabe incluir casi
cualquier cosa. El enunciado de la iniciativa parlamentaria de Casado es el
siguiente: “¿Está dispuesto el presidente del Gobierno a respetar el Estado de
Derecho”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico