Por José Gregorio Yépez /
Fotos: Rafael Briceño / Video: Miguel "Cuchi Cuchi" Romero
El politólogo estima que el
nuevo CNE podría ser más potable “pero no tanto”, ya que la estrategia del
Gobierno apunta a que no logre estimular lo suficiente a la oposición
Para revisar como “amanece”
el escenario político de 2020 conversamos con el politólogo Ricardo Sucre quien
con su conocida amabilidad nos visitó en la redacción.
“Siento que en cierto modo
2020 es un dejà vu con 2019. Hemos visto vemos los viajes de la
grandes figuras, Arreaza en Irán y China, Delcy Rodríguez en Turquía, Tareck El
Aissami en Cuba. Maduro se reúne con los comandantes de la Unidades tácticas de
las Fuerzas Armadas. Eso lo vimos el año pasado”, comenta.
Al mirar las actividades de
quienes están enfrentando a Maduro destaca a Guaidó y el apoyo que recibe de
sus aliados nacionales e internacionales.
“Guaidó se activa igual que
el año pasado. Viajó y se presentaron las mismas acciones psicológicas. El año
pasado fue la carpeta de Bolton con la cifra de 5.0000 soldados, hoy son los
ejercicio militares en Colombia”, señala Sucre.
-¿Qué es lo nuevo?
-Lo nuevo es que la política
“suma cero” es más cruda. En 2019 era más sutil. Habían espacios como Barbados,
la Mesa de Diálogo Nacional, pero siento que estamos en un ejercicio de la
política muy crudo, en el sentido de que cada actor está jugando a al
exterminio del otro.
-Cada uno tensa la cuerda.
-Es una de las tácticas y
que está más cercana a la oposición. Tensar la cuerda para ver si se produce la
explosión, la crisis o el famoso quiebre que han intentado conseguir. En
general la estrategia tiene como premisa “voy a tratar de anularte”. ¿Cómo?
Hostigándote, darle un golpe de estado en la AN. No hay ninguna vía política.
Ningún sentido de límites políticos. El lenguaje es más polarizado. Hay un
ejercicio de no reconocer nada.
-Pero eso no es nuevo.
-Es más abierto, con menos
pudor. Ahora se muestran las cartas. En la AN se da un golpe de Estado a la AN
y Guaidó en Davos habla de una organización criminal y en ese discurso no hay
sentido de los límites y de las consecuencias que pueda traer como consecuencia
y así es.
-¿Quien es el presidente de
la Asamblea Nacional?
-Para mi es Juan Guaidó.
Rafael Briceño Sierralta
-¿Por qué?
-La razón política es que se
veía que el Gobierno estaba preparando todo esto. Yo proyectaba que iba a pasar
lo que pasó. Se formaría el zafarrancho y se iban a decir de todo “corrupto,
ladrón”. Que se iba a presentar una plancha alterna, pero se reelegía a Guaidó.
Y con eso se creaba el ruido y el plomo en el ala. Pero fueron más allá y fue
muy evidente la actuación del Gobierno en ese sentido. Ellos pueden argumentar
que estaban Ramos Allup, González y demás. Y es cierto y una se pregunta porque
no lo hicieron y verificaron el quórum, pero es evidente que forzaron la
situación para tratar de ponerle la mano a la Asamblea Nacional.
-¿Qué sabe de lo que algunos
llaman Operación Alacrán?
-Del alacrán no se nada, no
me consta. Pero lo que si es evidente es que hay inhabilitación, diputados
presos y una especie de salami parlamentario y fueron rebanando al Poder
Legislativo al punto que la oposición no tiene las dos terceras partes, incluso
si lo sacas por la votación en El Nacional.
-Este escenario muestra
problemas de legitimidad. ¿Cómo se plantea la situación?
-Entra el deber ser y el
ser. Lo que siento es que de alguna manera se impone el ser. El Gobierno se dio
cuenta del error pero no va a ceder. Cabello le manda los mensajes a Parra y le
pide de alguna manera que demuestre que tiene la talla y que puede manejar la
situación. Le dice que ellos lo van ayudar. Mandan la guardia, atraviesan la
gandola y generan todo este tipo de situaciones de crisis. Lo que puede
terminar pasando y, no es lo que yo quisiera que pasara, es que Parra va
estar ahí. Los otros van a estar hostigados y anulados. El resultado será
que se llamen a las elecciones rápido y el TSJ asuma la omisión legislativa y
el CNE se designe desde el Poder Judicial. Pero el Gobierno tiene una papa
caliente.
-¿Y cuál es?
-Tienen a Parra, pero está
Guaidó por allí. Se intentó ganarle de una forma que no funcionó y tampoco
pueden darle otro manotazo y por eso deben acelerar esas elecciones.
-¿Cual es el escenario que
vislumbra?
-Se convocan en elecciones,
digamos que en julio. Le quedan seis meses a la Asamblea Nacional. En ese
tiempo la obstaculiza la marea y al poner el tema de las elecciones todo el
mundo se ocupa de la campaña y listo.
-Las elecciones se tragan el
tema de la legitimidad.
-Eso es lo que creo. La
discusión de la AN fragmentada se diluye y se concentra en el tema electoral.
Eso es el ser.
Rafael Briceño Sierralta
-Entonces se agudiza la
polarización y no imposibilidad de conseguir acuerdos.
-El lenguaje es más hostil.
Antes estaba Barbados y la mesa de la Casa Amarilla. Yo no demerito ese espacio
con la sorna que muchos hablan de la mesita, el chifonier. Yo creo y reivindico
los espacios, pero también hay que decir que ese espacio está muy disminuido.
-Si se impone la fuerza gana
el Gobierno la partida.
-Es posible que gane la
partida pero no estoy seguro si gana el juego grande.
-¿Y cual es el juego grande?
-El juego grande para Maduro
es: Circunvalar las sanciones, normalizar el país, la paz y la estabilidad.
Lograr vivir “menos peligrosamente”. Si va a unas elecciones por supuesto que
no serán reconocidas por los países que le interesa convencer. Es interesante
ver que solo Rusia reconoce a Parra, ni siquiera los chinos, que tampoco
reconocen a Guaidó, pero eso es interesante verlo. El resto o rechaza o calla.
-Pero el Gobierno surfea las
olas de un mar picado y se mantiene, mientras Guaidó sufre un desgaste que lo
obliga a salir a buscar oxígeno en el foro económico internacional más
importante del planeta.
-Maduro al final me
transmite que ya sabe vivir en estas condiciones adversas. Le dijo a los
empresarios. “Olvídense de Cadivi. Eso murió”. Por cierto nadie aplaudió.
Maduro dice que aquí los privados están trayendo sus divisas y puedo vivir así
surfeando la situación. Eso puede pasar.
-¿Qué solución le ve al tema
del CNE?
-Un CNE surgido del TSJ ya
vendría influido por el Gobierno. Y si me pongo en los zapatos del Gobierno y me
atengo a las encuestas debo tener un CNE potable pero no tanto.
-¿Por qué?
-Las encuestas dicen que con
un CNE súper potable, sin ningún vestigio del Gobierno, el voto chavista se
disminuye y el opositor se potencia. Ese escenario no lo dibujará el Gobierno.
-Ese es un escenario
extremo. ¿Cuál es el que usted ve?
-Puesto en los zapatos del
Gobierno se nombraría un CNE con fichas suyas y con algunas caras distintas. Me
abro a la observación internacional y daría unas ciertas garantías para lograr
una participación cercana al 50%. Con un CNE medianamente potable con una
participación por encima de la mitad. Aquí el tema estará en si la oposición
llama a la abstención o no.
-Pero las encuestas también
dicen que no hay conexión de los partidos con la gente.
-Digo que la sociedad se ha
autonomizado de la político. Los que se pudieron ir se fueron. Los que estamos
aquí nos fregamos. Y pasamos del “nos jodimos” a sobrevivo y eso le ha dado a
la gente cierta fortaleza. Y dice: pasé una inflación inmensa, escasez, se fue
mi familia, con el carro parado y aquí estoy y no necesité de los políticos.
Por eso el 40% que no se identifica con ninguno. Allí pongo una interrogación.
Siento que antropológicamente el venezolano cambió y probablemente los
encuestadores tendrán que afinar y refinar sus mediciones. La pregunta es… ¿si
a esa gente se le llama a votar en un escenario intermedio irá a votar?
Rafael Briceño Sierralta
-Las encuestas dicen que la
participación es de 45 o 55% en ese escenario intermedio.
-Esa es la franja. ¿Podrá
ser más? La gente está llevando su vida pero si le abren esa ventana, que es
realmente en la que puede influir porque la estrategia insurreccional de la
oposición no funcionó, la gente puede conseguir una manera de canalizar su
descontento. La gente está politizada, pero no quiere participar, pero si se
convence que puede cambiar es posible que se estimule.
-¿La clase política se
prepara para las elecciones?
-El Gobierno se prepara para
las elecciones en todos sus espacios. Toda estructura del chavismo está en
función de una contienda electoral.
-¿Y la oposición?
-Siento que no hay una
preparación para las elecciones, pero ya existe la voluntad de tratar el tema.
Capriles lo escribió y lo que he escuchado en ese mundo es que hay gente que
habla de eso. El G4 debería estar analizando. No sé cual es la posición.
-En ese escenario el
Gobierno apuraría las elecciones para tratar de evitar que se cohesionen.
-Sí, pero también para
resolver la dualidad que tienen con Guaidó. Porque ellos tienen a Parra, pero a
Guaidó lo invitan a Davos y se reúne con Boris Johnson.
-¿Guaidó le dijo adiós al
mantra?
-Desde el año pasado eso
viene pasando.
-¿Por qué el viaje?
-Tenía compensar una imagen
golpeada. Un señor que no puede entrar a su oficina tiene que dar una imagen
renovada. Tiene la foto con Johnson, Merkel, Ivanka Trump, Borrel. Habla en
Davos. Como decimos aquí “ningún pendejo llega a eso”.
-¿Pero es solo eso un tema
de imagen? ¿No hay más cosas?
-La otra razón son las
últimas declaraciones de Pompeo y Duque. Una estrategia que pareciera apuntar a
la amenaza creíble focalizada y precisa. En 2019 la lógica fue Maduro está muy
débil y hasta Trump entró en la pelea diciéndole a los militares que sabían
dónde tenían los negocios. La lógica era pensar que éstos se iban a asustar y
le dirían a Maduro váyase. Ahora creo que se le da más fuerza a arrinconar al
Gobierno de Maduro en llamarlo Estado promotor y protector del terrorismo.
Además de llamarlo Estado criminal. La idea es meterlo y construir un
expediente. Por eso Guaidó dice lo que dice. Y eso le sube el volumen. Esa es
la lógica.
-Guaidó fue donde lo han
aplaudido. Davos es un escenario muy importante, eso es cierto, pero Maduro
ante esos factores no tiene ya nada que perder.
-El Gobierno ve las amenazas
se las toma en serio y ha venido ampliando su milicia y su capacidad de
defensa. Le preocupa que está en el cartabón del terrorismo. Y el indicador es
Cabello, quien ha repetido que si con las acciones que desarrollan “algunos de
nosotros cae… nosotros vamos por ustedes”. Eso, lo dice en serio y hay que
creérselo. Ellos lo tienen claro.
-¿Cómo percibe la evolución
del discurso de Estados Unidos?
-Yo percibo un cambio. Dos
caras: Ellos partieron de la premisa de que Maduro no iba a aguantar y se
embarcaron en eso. No se si por cuenta propia o vieron a los locales y le
compraron la idea. Eso no resultó. Creo que Trump en lo particular se molestó,
es decir, al no obtener resultados. Se dijo “voy a dejar que mi gente haga”.
Bolton hizo y no funcionó.
Sucre indica que “el
documento de Pompeo marca el cambio. Dice la elección que viene es la
parlamentaria pero eso es nos debe llevar a algo, para que pase algo”.
“Pueden ser unas
presidenciales, un cogobierno. Esto apunta a buscar una comunicación para que
Maduro acepte unas elecciones en mejores condiciones y por supuesto ponen las
presidenciales sobre la mesa. Cuando veo a Pompeo siento que si ellos perciben
que unas parlamentarias lo llevan a algo, comprarían la idea. Maduro dice que
Pompeo es fantasía, pero siento que esas conversaciones ya se están dando.
Maduro ha estado buscando ese contacto”, sentencia Ricardo Sucre.
Rafael Briceño Sierralta
-¿Trump cambió el discurso?
-Habla de Venezuela en
genérico. Es cuidadoso. Las puertas las cierra Abrams, Pompeo pero él no. Trump
no cierra la puerta y Maduro no para en buscarla. Maduro ve que esa posibilidad
y se lanza a eso. Lo veo por la actitud de Pompeo donde el giro es buscar la
conversación directa con Maduro prescindiendo de los locales, de Noruega, del
Grupo de Lima, del Grupo de contacto, para tratar de ver cómo se hace una
elección competitiva abierta para darle una salida elegante al adversario.
¿Falló la estrategia?
-A pesar de que el Gobierno
estadounidense sigue presionando Maduro sigue ahí. Trump se metió en la pelea y
la perdió porque Maduro está ahí. El debe decir “me metieron en este lío y
quede como un hablador”. Ya dicen que Maduro no es tan débil como parece. Tengo
que hacerlo yo. Insisto Maduro quiere ese encuentro y lo pide.
31-01-20
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