Gregorio Salazar 02 de febrero de 2020
“Polvo
cósmico” hubiera sido la expresión que el comandante galáctico, de no estar en
los hervores perpetuos de la paila a la que ha sido con todo mérito confinado,
daría al lamentable estado en que quedó la representación chavista en las
recientes elecciones de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la
Universidad de Los Andes (ULA).
Dicen
los datos oficiales que las dos planchas de oposición obtuvieron en total el
91, 6 % de los votos, mientras la plancha chavista consiguió un escuálido 9,2
%, más de 6.000 contra 589, información que, por supuesto, usted no verá a
través del apabullante aparataje mediático del que se ha apoderado abusiva y
delincuencialmente el oficialismo y mucho menos en el festivo programa del mazo
vociferando.
Es
un resultado que se repetirá cada vez que se realicen elecciones limpias en
cualquiera de las comunidades estudiantiles de nuestras universidades
nacionales después de haberlas sometido al más inclemente cerco con la
expresión intención de aniquilarlas, vista su rebeldía frente a las
pretensiones hegemónicas del nazismo criollo.
Valga
subrayar en ese insólito cometido la actitud de desafección y menosprecio de
los principales actores del chavismo, al menos los pocos que llegaron a la
universidad, hacia sus respectivas Alma Mater. Las ven morir de mengua con
total indiferencia como respuesta a la rebeldía del movimiento estudiantil
venezolano ante un régimen que los está dejando sin futuro, a ellos y a su
patria.
Como
todo venezolano sabe, en poco menos que polvo cósmico quedaría reducido el
chavismo en cualquier elección nacional, legislativa, regional o presidencial,
que se realice con las necesarias garantías de transparencia y confiabilidad.
Mil
veces se ha repetido que ese es el verdadero campo de batalla que, por encima
de los aspavientos y fanfarronadas de invencibilidad dichas del bigote para
afuera, aterra a la jerarquía roja.
a
ruta hacia la conformación del CNE confiable que exige toda Venezuela está
trágicamente bifurcada. Las dos expresiones de la Asamblea Nacional marchan, no
puede ser de otra manera, sendas paralelas. La AN presidida por Guaidó reforzó
esta semana el llamado para completar la integración del Comité de
Postulaciones de candidatos a rectores del CNE que se había iniciado el año
pasado. Por su parte, la directiva surgida de la Operación Alacrán y su
generosa inoculación de ponzoña dolarizada, ya ha declarado la omisión
legislativa para que sea el obsecuente TSJ de Maduro quien designe a la
directiva del máximo organismo electoral.
Luce
improbable que la AN de Guaidó negocie con Parra ni con el TSJ, tanto como que
el escorpión yaracuyano termine por reconocer las presidencias de Guaidó.
Entonces, con dos CNE sobre la mesa parece elemental cual tendrá los recursos,
la plataforma tecnológica, el personal y la anuencia de la dictadura para
realizar las elecciones legislativas. Frente a ello, la oposición del G-4,
algunos de cuyos partidos han dejado clara su intención de seguir la vía
electoral, ¿se mantendrá unida o algunos de ellos participarán contra viento y marea
en los comicios legislativos que constitucionalmente tocan este año?
El
panorama es demasiado complejo y ya está claro que otros sectores de oposición
diferentes al G-4 sí serán de la partida cuando el nuevo CNE convoque, si no es
que la constituyente espuria pero todopoderosa le gana de mano para enredar más
el juego. Consecuencia inmediata sería el surgimiento de una nueva AN en manos
del chavismo, pero sin reconocimiento internacional al igual que la que
controlan ahora.
Guaidó,
que aún no regresa de su exitosa gira internacional y que necesita que los
apoyos reforzados fructifiquen en avances concretos para el cambio, ¿cómo
mantendrán las dos presidencias que representa más allá del 2020? A su llegada
al país, y en caso de que su entrada no sea traumática, encontrará sobre su
mesa de trabajo la menuda tarea de decirle al grueso de la oposición venezolana
cual es la ruta a seguir, cuestión en la que uno de sus principales aliados
hasta ya se ha manifestado proclive a la ruta electoral, uniendo voto y
protesta: Henrique Capriles Radonsky.
Gregorio
Salazar
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