EXHORTACIÓN PASTORAL EN OCASIÓN DE LA CXII ASAMBLEA PLENARIA
ORDINARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL VENEZOLANA
Caracas, 11 de julio de 2019
Dios quiere para Venezuela un futuro
de esperanza
1. Al finalizar los trabajos de la CXII
Asamblea Ordinaria de la CEV, compartimos con todo el pueblo de Venezuela
nuestras reflexiones sobre la actual situación del país con la finalidad de
poner en evidencia la magnitud de los problemas que nos aquejan, brindar
orientaciones que nos ayuden a darles respuesta, y animar a todos a
comprometernos en la construcción de un futuro mejor.
Nuestra realidad marcada por el
sufrimiento y el dolor de las mayorías.
2. Reiteradamente hemos descrito la
compleja y dramática situación política, económica y social que vive Venezuela,
y que tiende a agravarse cada día.
3. Esta realidad queda reflejada en el
reciente Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (4 de julio de 2019). Allí se concluye, entre otras cosas, que:
· “existen
motivos razonables para creer que se han cometido graves violaciones de los
derechos económicos y sociales, incluidos
los derechos a la alimentación y la salud, en Venezuela” (n° 75);
· “durante
más de un decenio, Venezuela ha adoptado e implementado una serie de leyes,
políticas y prácticas que han restringido
el espacio democrático, debilitado las instituciones públicas y menoscabado la
independencia del poder judicial” (n° 76);
· “todo
ello ha permitido al Gobierno cometer numerosas violaciones de los derechos
humanos.” (n° 77);
· “miles
de personas, principalmente hombres jóvenes, han perdido la vida en supuestos
enfrentamientos con fuerzas estatales en los últimos años. Existen motivos
razonables para creer que muchas de estas muertes constituyen ejecuciones
extrajudiciales perpetradas por las fuerzas de seguridad” (n° 78);
· “los
pueblos indígenas venezolanos son objeto de graves violaciones de sus derechos
individuales y colectivos” (n° 79);
· “el
Estado ha denegado sistemáticamente los derechos de las víctimas de violaciones
de los derechos humanos a la verdad,
la justicia y la reparación.” (n° 80).
4 Además pone en evidencia que existen
abundantes casos de detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos por parte
de organismos del Estado (n°. 41-46) y sobre el uso excesivo de la fuerza y
muertes causadas en el contexto de operativos de seguridad (n° 47-52). Todo lo
anterior ha sido denunciado desde hace bastante tiempo por diversas instancias
nacionales e internacionales. Ejemplo de estas violaciones al estado de derecho
son las recientes actuaciones de órganos del Estado que condujeron a la muerte
del Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo y la pérdida de
la visión del joven Rufo Chacón, hechos que ya fueron condenamos enérgicamente
por la Comisión de “Justicia y Paz” de esta Conferencia1
5 Otro rasgo muy significativo de la
actual situación es el éxodo de más de un 12% de la población venezolana,
impulsado por la situación política, el empobrecimiento de la clase media y el
menosprecio de los pobres. Una generación de niños y niñas no han visto a sus
padres durante meses. Si la situación económica y social continua en franco
deterioro, el país puede perder en los próximos meses parte importante de su
población2.
6 En esta crisis, van ganando terreno
el deterioro moral de la sociedad con sus secuelas de violencia, mentira,
corrupción e irresponsabilidad, y la desesperanza y el miedo de la ciudadanía.
La inmensa mayoría de los habitantes del país rechaza esta situación porque se
encuentra en abierta contradicción con los tradicionales valores cívicos,
culturales y religiosos que han caracterizado a nuestro pueblo. Los venezolanos
seguimos apostando por una convivencia ciudadana plural, pacífica, en justicia,
libertad y solidaridad, como lo establece la Constitución.
La dignidad de la persona y el bien
común, valores irrenunciables.
7 Proclamamos como hombres de fe que
Dios quiere lo mejor para Venezuela, así lo afirma el profeta Jeremías: sus
designios son de prosperidad, no de desgracia; él nos da un porvenir y una
esperanza (cf. 29,11).
8 Tal como lo afirmamos en el Concilio
Plenario de Venezuela, “una de las
grandes tareas de la Iglesia en
nuestro país consiste en la construcción de una sociedad más justa, más digna,
más humana, más cristiana y solidaria”3. Esto postula un decidido
compromiso de todos por la defensa de
la dignidad de la persona humana y el bien común.
9 Los regímenes políticos, ideologías,
organizaciones o instituciones deben estar al servicio de estos principios
fundamentales. Esto exige una decidida promoción y defensa de los derechos
humanos, y una permanente denuncia de los abusos y violaciones de esos
derechos, ya que
“todos
los atropellos a esa dignidad son atropellos al mismo Dios”4
10
La
renovación ética y espiritual del país es tarea de todos. Esto nos exige
favorecer la educación en principios y valores, desterrar de la vida social la
mentira como instrumento de manipulación, erradicar la corrupción
administrativa y el aprovechamiento de los bienes públicos. De igual forma,
construir adecuados mecanismos para superar la violencia familiar y social.
Para ello se hace necesario la participación de todos los sectores e
instituciones en el diseño y realización de un proyecto de reconstrucción
democrática del país en la justicia, la libertad y la paz, guiado por metas
claras y tareas concretas.
11 También exige comprender que la política tiene como
finalidad el bien común y no los intereses particulares. Es perentorio para la
recuperación de nuestro país que quienes se dedican al ejercicio de la
política, o aspiren a hacerlo, lo hagan como una opción de servicio, - como “una
alta forma de caridad”-, según la expresión del magisterio pontificio. Con
políticos responsables, generosos, honestos, coherentes, capaces de movilizar
la población a la consecución de grandes objetivos, se puede superar la crisis,
ya que hay que enfrentar problemas y desafíos de gran magnitud.
La tarea de reconstruir Venezuela:
decisiones urgentes.
12
Como afirmamos el pasado mes de enero, ante la realidad de un gobierno
ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo, una vuelta a
la Constitución5. Ese cambio exige la salida de quien ejerce el
poder de forma ilegítima y la elección en el menor tiempo posible de un nuevo
Presidente de la República6. Para que sea realmente libre y responda
a la voluntad del pueblo soberano,7dicha elección postula algunas
condiciones indispensables tales como: un nuevo Consejo Nacional Electoral
imparcial, la actualización del registro electoral, el voto de los venezolanos
en el exterior y una supervisión de organismos internacionales como la Organización
de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y la
Unión Europea, entre otras; igualmente el cese de la Asamblea Nacional
Constituyente.
13 Ante
la “emergencia humanitaria” en la que el sistema económico y político vigente
ha sumido a toda la población, es urgente que se permita la entrada masiva y
distribución de la ayuda de alimentos y medicinas, con participación y
supervisión internacional, y deslastrada de las diatribas partidistas y del
flagelo de la corrupción. La Iglesia Católica, a través de sus instituciones, y
particularmente las Caritas parroquiales, diocesanas y nacional, renueva su compromiso de participar, junto a
otras organizaciones, en la recepción y distribución de esta ayuda humanitaria.
14
Los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, los órganos policiales y
el Ministerio Público, en el cumplimiento de sus deberes constitucionales,
deben obrar conforme a la justicia y la verdad, y no al servicio de una
parcialidad política. Así erradicarán de su seno las prácticas de persecución y
tortura, y resguardarán, defenderán y harán respetar los derechos de todos, por
encima de cualquier interés personal o partidista.
15
Para contribuir a esa renovación nacional, reiteramos nuestro compromiso como
Iglesia de seguir fortaleciendo la fe en Jesucristo que sana y libera, y
llevando esperanza a nuestro pueblo, a través del desarrollo de programas de
formación y organización que permitan la defensa de los derechos humanos, la
recuperación de la institucionalidad democrática y la reconstrucción del país
de una forma pacífica8. Desde nuestras instituciones educativas, seguiremos brindando una educación
de calidad que eleve los valores espirituales y ciudadanos de nuestro pueblo.
Conclusión: Nuestro agradecimiento y
oración
16 Ante la próxima Asamblea especial
del Sínodo de los Obispos sobre la Región Panamazónica, que tiene como tema “Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y
para la ecología integral”, y que se realizará en Roma en el mes de octubre,
pedimos la oración de todos. Que esta Asamblea sea una ocasión para impulsar la
evangelización y atención pastoral, reflexionar y evaluar la protección y
cuidado de los pueblos indígenas y del ambiente en una ecología integral, que
garantice las fuentes de agua y de otras riquezas naturales que son necesarias
para nuestro país.
17
Agradecemos
y felicitamos a los sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos, el esfuerzo que
realizan cada día para mantener viva la esperanza y profundizar la
evangelización del pueblo venezolano y, en particular, por las iniciativas para
la atención de las personas más vulnerables. Ratificamos de nuestra parte el “gusto
espiritual de ser pueblo”, ya que pertenecemos a él y buscamos estar cerca de
la vida de la gente sin excluir a nadie.9 Agradecemos también el
apoyo que nos brindan el Papa Francisco, así como la Iglesia y los gobiernos de
otros países, y, especialmente de nuestros vecinos, para que podamos continuar
llevando adelante esta obra evangelizadora, y por la atención que brindan a los
venezolanos que han emigrado.
18
En
nuestras visitas a las comunidades se nos pide contantemente que recemos por
Venezuela. Tengan la seguridad que lo hacemos todos los días. Hemos apoyado y
promovido también múltiples iniciativas de oración y ayuno para implorar a Dios
por las necesidades de nuestro país y para que podamos resolver en paz los
problemas que hoy nos aquejan. Queremos convocarlos, una vez más a no ceder en
el buen propósito de orar con humildad y trabajar con confianza por el bienestar
de nuestro país.
19
¡Dios
es nuestro auxilio! (cfr. Is 41,10).
Pedimos la intercesión de Nuestra Señora de Coromoto por esta noble causa. Con
nuestro saludo y bendición.
Los Arzobispos y
Obispos de Venezuela
1 Cf.
Comunicado “Todo el que aborrece a su hermano es un homicida” (1 Jn 3,13),
Caracas, 4 de julio de 2019.
2 Cf.
Entrevista con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,
El Nacional digital, 7 de junio de 2019, hora 14,02
3 CONCILIO
PLENARIO DE VENEZUELA, Documento La Contribución de la Iglesia a la gestación
de una nueva sociedad, n° 90.
4 JUAN
PABLO II, Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in América n°. 57.
5 Cf. Exhortación Pastoral del Episcopado
Venezolano “Lo que hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me
lo hicieron” (Mt 25,40). Caracas, 9 de enero de 2019, n° 3.
6 Cf.
CEV, Petitorio de la Presidencia a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, Caracas, 21 de junio de 2019.
7 Cf.
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, art. 5.
8 Cf.
CONCILIO PLENARIO DE VENEZUELA, Documento “La Contribución de la Iglesia a la
gestación de una nueva sociedad”, Desafío 4.
9 cf. Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, n° 268ss.
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