Paula
RAMON 11 de julio de 2019
Para
los brasileños, Carlos Wizard Martins es un empresario hecho a sí mismo que
entró al club Forbes en 2014, pero los migrantes venezolanos a quienes ayuda en
Brasil ven en este multimillonario algo más valioso: una oportunidad para
comenzar de nuevo.
Martins, de 62 años y casi retirado de los negocios,
se mudó en agosto de 2018 con su esposa de Sao Paulo a Boa Vista, capital del
fronterizo estado de Roraima, para cumplir una misión asignada por la iglesia
mormona de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que frecuenta desde
que era adolescente en su natal Curitiba, en el sur de Brasil.
El mayor de siete hijos de un chofer y una costurera
había vivido en carne propia, aunque por decisión propia, lo que era llegar sin
nada a otro país, cuando a los 17 años se fue por dos años a Estados Unidos.
Pero nunca ha administrado una red migratoria.
“Muchas veces me siento como empleado de un centro de
llamadas”, dice sonriendo y mostrando las
decenas de mensajes que recibe de sus voluntarios en su Whatsapp.
Brasil, que no era destino común para los venezolanos,
ganó atractivo por la frontera terrestre entre ambos países y por la
flexibilización de trámites para legalizarse.
La llegada de más de 120.000 venezolanos a Brasil
desde 2016 ha transformado Pacaraima y Boa Vista, las ciudades más próximas a
la frontera, enclavadas en el norte del país. Trece refugios dan cobijo allí a
casi 7.000 migrantes, mientras otros miles duermen en las calles.
“Sin gastar un centavo”
Martins, dueño de un conglomerado de más de 20
empresas, defiende como solución trasladar estos migrantes a otros estados para
aumentar sus oportunidades y evitar la sobrecarga de Roraima.
El gobierno brasileño desplegó una operación con la
que ha transportado a 8.755 venezolanos desde febrero de 2018. Martins y su red
de voluntarios, otros 3.000 desde agosto del mismo año.
“Lo hicimos sin gastar un céntimo”, afirma.
Para acelerar el proceso cerró un acuerdo para
utilizar los asientos vacíos de las tres aerolíneas que viajan desde Boa Vista.
Como si armase un rompecabezas social, Martins analiza
el perfil de cada familia para recolocarla gracias a su red de voluntarios que
apoya a los migrantes hasta que consiguen trabajo. En 90% de los casos esto
ocurre en 60 días, dice.
Asistencialismo: diferencia cultural
El empresario, que hizo gran parte de su fortuna al
vender su red de escuelas de inglés Wizard, dice haber recibido una lección de
humildad en esta misión, la tercera que realiza para la iglesia en 50 años como
feligrés. Pasa desapercibido en las calles de Boa Vista y es conocido por los
venezolanos a los que ayuda como “el hermano Carlos”.
“Es un hombre muy generoso, impresiona cómo es capaz
de hacerte sentir que todo estará bien”, dice
Alfredo Muñoz, un exguarda de seguridad de Caracas que llegó a Brasil con su
esposa y dos hijos y que ahora está en Sao Paulo gracias a la red de Martins.
Muñoz aún no ha conseguido trabajo pero tiene
documentos y vive en un apartamento de un cuarto con la ayuda de la iglesia.
Martins insiste en que este proceso no puede tener una
visión asistencialista, concepto que él ve arraigado en los venezolanos que
ayuda.
“Tenemos una casa de apoyo donde los migrantes se
quedan algunos días. Ellos nunca apagan la luz, porque como en Venezuela ya
no la pagaban no ven el costo; igual con el agua o el gas, les tenemos que
explicar (…) Venezuela es un asistencialismo total”, dice.
Martins, padre de seis hijos, visitó 45 países pero
nunca puso un pie en Venezuela. “Ni en la frontera”, subraya
riendo.
Ya más serio, dice ser criticado a diario por ayudar a
venezolanos y no a brasileños pobres. A lo que replica: “No se puede
perder la perspectiva. El pobre siempre existió y siempre va a existir, pero un
refugiado está llegando aquí con la ropa del cuerpo (…) Es una situación de
alta vulnerabilidad”.
La misión de Martins termina en junio de 2020. A medio
camino se considera “satisfecho”, pero para ampliar la escala de su
red creó recientemente en Brasilia un frente interreligioso. “Si una
iglesia refugia a 3.000 personas, con diez, vacío los refugios”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico