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sábado, 11 de enero de 2014

Inseguridad ciudadana

Miguel Méndez Rodulfo Caraca 10 de enero de 2014

De ordinario  no soy muy dado a escribir sobre los temas de actualidad porque hay muchos escritos al respecto; sin embargo, me ha conmovido tanto que una familia entera pueda ser exterminada sólo por el motivo de robarle sus pertenencias, que decidí expresar mi opinión. Este hecho barbárico, que habla muy mal del país, ha sido reseñado con gran despliegue por la prensa mundial. En todos los noticieros internacionales se muestra el estupor por la manera como la violencia se ha apoderado de Venezuela. En Irak, un país en guerra, se producen aproximadamente 10.000 muertos al año. En Venezuela, un país sin conflictos internacionales, con una suerte de guerra interna deja casi 25.000 muertos en 2013. Entonces ¿qué nos ocurre? Más allá de lo que plantean los expertos en términos de aumento del número de policías, del mejoramiento de su dotación, del incremento de patrullas, del uso de cámaras y de centros de información inteligente, del aumento del número de fiscales y jueces, del incremento de las cárceles y del mejoramiento de su funcionalidad, más allá de todo eso que es muy necesario y que digamos son las bases cuantitativas del problema, hay cinco cosas fundamentales que hay que atacar simultáneamente.

La primera de ellas, tiene que ver con nosotros mismos y la manera como criamos a nuestros hijos. Tiene que ver básicamente con el amor que les inculcamos, con la protección que les brindamos y con los valores que les transmitimos. Sin embargo, ello no impedirá la existencia de hogares disfuncionales en los que se ignora a los niños, se les maltrata o se les modela en forma distorsionada. Las otras cuatro tienen que ver con el gobierno. Los gobernantes de un país deben ejercer el poder con equilibrio, con inclusión, sin discriminación de nadie, sin instigar el odio, sin exacerbar la confrontación de clases y por sobre todo preservando la paz social. En segundo lugar un gobierno debe velar por la salud y la educación de los niños, brindando unos servicios públicos de calidad que eviten la marginación de la población infantil y le abran oportunidades para su desarrollo como personas. En tercer lugar el gobierno debe emprender una lucha frontal contra la pobreza, caldo de cultivo de toda suerte de violencia y de desesperanzas. Mientras haya pobreza habrá más inseguridad. En cuarto lugar los gobiernos deben desarmar a la población, deben hacerlo por medios persuasivos y por medios coercitivos, lo importante es bajar el número de armas en poder de grupos delictivos.

De manera que mientras tengamos a unos delincuentes mejor armados que la policía, que estos ganen poco y no sean suficientes, mientras su dotación sea escasa, no dispongan de soporte tecnológico, haya pocos jueces y fiscales, las cárceles son el desastre que vemos recurrentemente en la prensa, el gobierno, a través del Presidente de la República, constantemente insulte, descalifique, niegue derechos e instigue al odio; mientras que la inversión en obras sociales sea mínima y los servicios públicos colapsan, en tanto que la educación en vez de promover el crecimiento humano persigue la ideologización, visto que la pobreza la mantienen igual por interés y la maquillan con cifras amañadas, mientras que el propio gobierno tiene una guerrilla particular y arma a los colectivos violentos a su servicio, poco o nada hará cambiar la situación actual de la inseguridad en el país.

Pocas esperanzas me dan las reuniones que convoca Maduro para hacer creer a población que el problema de la inseguridad es un problema compartido. En eso debemos ser muy categóricos, la violencia y el imperio de la delincuencia es un problema gestado y alimentado por el gobierno, por tanto de su exclusiva responsabilidad.

Miguel Méndez Rodulfo

Caraca 10 de enero de 2014

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