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sábado, 3 de febrero de 2018

¿Un país sin Constitución?, vía @eltiempo



Eduardo Posada Carbó 02 de febrero de 2018

Tal parece que Venezuela es hoy un país sin Constitución.

Así lo indicaría la reciente convocatoria a elecciones presidenciales. Aun después del anuncio, se desconoce la fecha precisa de un hecho tan significativo como el de la elección del primer mandatario. Solo se le ha dicho a la ciudadanía que será antes del 30 de abril.

Aclaremos. En Venezuela existe una Constitución formal, adoptada en 1999 tras su aprobación en un referendo impulsado por el entonces presidente, Hugo Chávez.

Pero, desde la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en agosto pasado, la Constitución de 1999 ha estado por lo menos en suspenso. Han pasado ya seis largos meses de tan extraordinario proceder. Y no es claro hasta cuándo seguirá funcionando dicha constituyente.

Lo que ha quedado claro es que la ANC actúa de manera repetida haciendo caso omiso de la Constitución. La convocatoria a elecciones presidenciales es apenas el ejemplo más reciente y, quizás, más notable. Según la Constitución, como señala José Ignacio Hernández (prodavinci.com), la convocatoria a elecciones “es una competencia exclusiva del poder electoral”.

Desde la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en agosto pasado, la Constitución de 1999 ha estado por lo menos en suspenso.

Es cierto que la Constitución venezolana no es muy precisa respecto de las fechas en que deba llamarse a elecciones. No obstante, la convocatoria a las llamadas elecciones presidenciales exprés (como las anteriores a elecciones locales) parece romper de manera arbitraria con los ciclos electorales del país.

Importa entender bien el significado de tener Constitución. Esta contiene, ante todo, las normas que regulan la formación del Gobierno y su naturaleza. Central a la noción de gobierno constitucional es su temporalidad, marcada en democracia por el calendario electoral.

La incertidumbre permanente sobre las fechas electorales (que es lo que el régimen de Maduro ha impuesto) es una forma de despojar a los venezolanos de Constitución.

Me dirán algunos que este es un razonamiento de bobo y sin relevancia alguna. ¿No se eligió a la ANC precisamente para adoptar una nueva Constitución? Pero la ANC lleva medio año dedicada a cogobernar. Como lo ha denunciado reiteradamente la Conferencia Episcopal Venezolana, “en vez de limitarse a redactar una nueva Constitución, (la ANC) pretende erigirse en un suprapoder con funciones ejecutivas y judiciales”.

Según la misma Conferencia Episcopal, “la Asamblea Nacional Constituyente es inconstitucional e ilegítima en su origen y en su desempeño”. Es esta una opinión compartida por amplios círculos internacionales.

El Grupo de Lima, que reúne a catorce gobiernos del continente, emitió el pasado 23 de enero una declaración en la que se rechaza la convocatoria de las elecciones presidenciales. Allí también se reafirma “la carencia de legitimidad y legalidad de los actos emanados de la Asamblea Nacional Constituyente” y se condenan “las medidas que ha adoptado y han resultado en la profundización del conflicto social y en el menoscabo de las libertades en Venezuela”.

Por supuesto que no se trata solo de las manipulaciones del calendario electoral por el régimen.

Otras circunstancias en que se desarrollan las elecciones forman parte de las mismas preocupaciones: la falta de independencia de las autoridades electorales; los abusos del carnet patriótico para forzar comportamientos electorales; la persecución contra los partidos de oposición y sus líderes; la falta de transparencia en todo el proceso.

Hay que insistir, sin embargo, en la centralidad del calendario electoral. El repetido irrespeto frente a los tiempos electorales es un claro indicativo de cómo los venezolanos se han venido quedando sin Constitución.

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