Mario Villegas 15 de septiembre de 2018
@mario_villegas
En
sana lógica, era de esperarse que al instaurar el nuevo cono monetario el
gobierno nacional inundaría el país con los recién estrenados billetes y
monedas.
Pero
que va. La escasez de efectivo sigue presente en la cotidianidad venezolana y
parece agravarse por la negativa gubernamental a poner en la calle suficiente
cantidad de dinero contante y sonante.
Y como
todo bien que escasea, resulta natural que haya gente dispuesta a pagar por los
nuevos billetes y monedas algo más de lo que estos efectivamente valen. Esa es
la razón por la cual esos instrumentos de pago se cotizan en la calle por
encima de su valor nominal.
Pongamos
un simple ejemplo. Si una persona tiene que tomar diariamente varias camionetas
para ir de su casa al trabajo y viceversa, tiene forzosamente que pagar el
pasaje en efectivo. No hay otra. El camionetero no recibe transferencias, ni cheques,
ni pagarés, ni tarjetas de débito, ni de crédito, ni mucho menos excusas. ¿Cómo
hace esa persona si los bancos públicos y privados apenas entregan cifras
irrisorias en efectivo a sus cuentahabientes? ¿Se va caminando? ¿Se queda en su
casa so pena de perder el empleo? ¿U opta por comprar mediante transferencia
billetes y monedas por encima de su valor?
La
escasez de efectivo también ha inaugurado una nueva modalidad en el día a día
de las transacciones comerciales. Si usted va a comprar algún producto con
dinero en efectivo podrá adquirirlo a un determinado precio, pero si lo va a
adquirir mediante tarjetas de débito o
transferencias, el mismo producto deberá pagarlo tres o cuatro veces por encima
del precio en efectivo.
Nadie
más que el gobierno es responsable de tal realidad. No son los pensionados y
jubilados los responsables del bachaqueo de efectivo ni mucho menos del
gigantesco déficit de circulante en papel moneda y en unidades metálicas.
Antes
por el contrario, son precisamente los ancianos que viven de sus pensiones de
vejez o de jubilación, quienes más requieren del dinero en efectivo para
costear sus pasajes y adquirir sus alimentos y medicinas a precios más
accesibles. De modo que resulta injusto e insultante que el presidente Nicolás
Maduro acuse a estos compatriotas de la tercera y cuarta edad de semejantes
prácticas. Pero aún si hubiere algunos ancianos que incurren en el bachaqueo de
efectivo sería un despropósito generalizar y lesionar la integridad moral y
ciudadana de estos hombres y mujeres que le entregaron varias décadas de su
vida al trabajo honrado.
Razón
tienen los “viejitos” de aclararle al gobierno que no están pidiendo dádivas
sino el pago completo de sus pensiones, fruto de su esfuerzo contributivo y el
de sus patronos. Para eso ellos tuvieron que trabajar y pagar cotizaciones al
Seguro Social durante cuando menos 750 semanas y alcanzar la edad de 55 años
las mujeres y 60 los hombres.
Después
de veinte años en el gobierno, los jerarcas oficiales y sus gargantas
repetidoras cacarean hasta la saciedad que en el pasado los pensionados del
IVSS no llegaban a 400 mil y recibían menos del salario mínimo mensual, lo cual
es cierto. Pero esconden que los venezolanos, incluidos los pensionados, jamás
habían pasado por una crisis económica y social tan espantosa como la que están
viviendo hoy en el maravilloso Socialismo del Siglo XXI.
Aquello
es clavo pasado. La llamada “revolución bonita” debería garantizarle a todos
sus ciudadanos, en especial a sus hombres y mujeres de la tercera y la cuarta
edad, la mayor suma de felicidad posible, tal como lo ofrecieron los voceros
gubernamentales.
Por
cierto ¿Dónde estarán los bonos de alimentación, los bonos de salud, los bonos
de recreación que el entonces presidente Hugo Chávez y la élite gobernante
prometieron a los pensionados y jubilados? Nada de eso. Ahora lo que hay es
maltrato e insultos para ellos.
Se los
acusa de bachaquear los piches bolivaritos que el gobierno les regatea a través
de la banca, pero poco o nada dice Maduro y su combo de los muy honorables
bachaqueros a los que el régimen entregó miles de millones de dólares
preferenciales a precios de regalo para que amasaran enormes fortunas, tal vez
compartidas con algunos jerarcas rojo-rojitos.
Como
siempre, termina el gobierno endilgándole a otros sus propias culpas. Ahora le
tocó el turno a los “bachabuelos”.
Mario
Villegas
@mario_villegas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico